Eva María de Lourdes Loaiza Massuh a; Patricia María Salazar
Torres b; Martha
Anabelle Salazar Torres c
El alumnado de la Universidad de Guayaquil (UG).
Un vistazo al equilibrio de los sexos
The
students of the University of Guayaquil (UG).
A look at the balance of the sexes
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm.3. Esp., noviembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 368-394
DOI: 10.26820/recimundo/3.(3.Esp).noviembre.2019.368-394
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/606
Código UNESCO: 5801 Teoría y Métodos Educativos
Tipo de Investigación: Artículo
de Revisión
© RECIMUNDO; Editorial
Saberes
del Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado: 23/10/2019 Publicado: 30/11/2019
Correspondencia: eva.loaizam@ug.edu.ec
a. Magister en Educación Superior; Licenciada en Ciencias de la Educación Mención Inglés; Universidad de Guayaquil; Guayaquil, Ecuador;
eva.loaizam@ug.edu.ec
b. Magister
en Contaduría Pública; Master
en Dirección Administrativa
y
Financiera;
Contadora Pública
Autorizada;
Universidad de Guayaquil; Guayaquil, Ecuador;
patricia.salzarto@ug.edu.ec
c. Magister en Educación Superior Investigación e Innovaciones Pedagógicas; Ingeniera en Administración de Empresas
Turísticas y Hosteleras; Universidad de
Guayaquil; Guayaquil, Ecuador;
martha.salazart@ug.edu.ec
RESUMEN
Es necesario reconocer que nuestra
historia común ha dejado inexorables evidencias de
la desigualdad que el género femenino ha tenido que soportar y
sobrellevar en gran parte del
desarrollo de
nuestra civilización, de allí pues, es entonces comprensible la inconmensurable e indetenible demanda que dicha representación
le ha tocado
mantener, cada vez con mayor
énfasis y frecuencia, en los diversos ámbitos de la vida contemporánea a nivel mundial. El
presente trabajo investigativo, realizado en base a un diseño bibliográfico y
mediante una metodología de revisión, se enfoca en exponer sobre lo que la literatura encontrada refiere respecto al equilibrio de los sexos a nivel universitario, en un contexto amplio y luego en lo que respecta a la Universidad de
Guayaquil (UG).
Con
los
resultados obtenidos se
ha logrado exponer, entre
otros aspectos, sobre las
acepciones que
algunos autores, desde una perspectiva
general y de la educación superior, sostienen sobre la temática implícita en cuanto al equilibrio
de los sexos, equidad
y/o igualdad
de géneros, tendencia
mundial, contexto ecuatoriano y, finalmente, lo que se percibe en términos
tangibles como actuaciones por parte de la UG y sus estudiantes, respecto a esta problemática. Las conclusiones radicaron
fundamentalmente en
reconocer dos aspectos indiscutibles, pudiendo
ser
el primero de ellos, el hecho de que, efectivamente,
tanto
las
políticas y
estrategias
gubernamentales
como las de la UG,
son
percibidas
como positivas y bien
encaminadas
hacia una mejoría en
cuanto
al cambio del
enfoque del sistema educativo superior en favor
del
equilibrio de género, la inclusión y consideración de las mujeres en diversas esferas socioculturales, políticas y económicas, primordialmente, sin embargo, el otro aspecto que también ha de reconocerse es que, aún y con la tendencia mundial, ni siquiera es soló Ecuador sino toda Latinoamérica está muy
lejos de materializar la abanderada
transversalidad de género puesto que, la cuestión es más que todo de
arraigo cultural en favor de una mentalidad machista por demás dura de vencer, que es reacia a aceptar que la mujer es tan capaz y, muchas más veces de las que se reconoce, productiva
que el
hombre.
Palabras Claves: Civilización;
Educación superior; Estrategias gubernamentales; Sistema
educativo superior; Transversalidad
de género.
ABSTRACT
It is necessary
to recognize that our common history
has left inexorable evidence of the
inequality that the female
gender
has had
to
endure and
cope with in large part
of
the
development of our
civilization, hence
the immeasurable
and
unstoppable demand that such
representation
has
made it understandable. Touched to
maintain, with increasing
emphasis and
frequency, in the various areas of contemporary life worldwide. This research work, based on a bibliographic design and through a review methodology, focuses on exposing
what the literature
found refers to the balance of the sexes at the university level, in a broad context and then in what regards to the University
of Guayaquil (UG). With the results obtained it has been possible
to expose, among other aspects,
about the meanings that some authors, from
a
general
perspective and of higher education, hold on the
implicit theme regarding gender balance, equity and
/ or gender
equality, global trend,
Ecuadorian
context and, finally, what is perceived in tangible terms as actions by the UG and its students, regarding this problem. The conclusions were fundamentally in recognizing two indisputable aspects, being
the
first one, the fact that, in
fact, both government policies and strategies and those of the UG, are perceived
as
positive and
well directed towards an improvement
in terms
of
change
of
the
approach
of the higher
education system in favor of gender balance, the inclusion and consideration of women in
various socio-cultural, political and economic spheres, primarily, however, the other
aspect that
must also be recognized is that, even with the trend In the world, Ecuador is not even alone, but
all
of Latin America is far from materializing the standardized gender mainstreaming
since, the issue is mostly
culturally rooted in favor of a macho mentality that is hard to defeat, which is reluctant to accept that the woman is so capable and, many
more times than she recognizes herself, productive than
the
man.
Keywords: Civilization; Higher education; Government strategies; Higher education system;
Gender mainstreaming.
Introducción.
Exponer sobre el equilibrio de
los sexos, en definitiva, incluye tener
que abordar una temática
variada, pero a la
vez
interrelacionada. Considerando que, al respecto, también pudiera hacerse referencia
a la igualdad de los sexos o de géneros, ha de comprenderse que tales
alusiones en síntesis trascienden más allá del hecho de querer alcanzar una simple paridad entre
la cantidad de personas de ambos sexos que interactúan en los diversos contextos de la vida
social, pues es menester que esto también deba
entenderse como una temática
que alcanza dimensiones vinculadas a la historia, moral, religión, política, cultura, economía, educación,
derecho, razas, valores y
un sin número de aspectos, pero fundamentalmente, y
no por
mencionarla de última es
menos importante, es una cuestión
de humanidad.
Habría que igualmente reconocer que nuestra historia común ha dejado inexorables
evidencias de la desigualdad que el género femenino ha tenido
que soportar en gran parte del
desarrollo de nuestra civilización, de allí que entonces, es comprensible la inconmensurable e
indetenible demanda que dicha representación
le
ha tocado adelantar,
cada vez con
mayor
énfasis y frecuencia en los diversos ámbitos de la vida contemporánea a nivel mundial, sin menos cabo
del apoyo, reconocimiento
y reivindicaciones protagonizadas
gradualmente por los representantes
del sexo opuesto.
Por su parte, Baute, Pérez, &
Espinoza (2017) con su obra dejan claro que, para
poder
estimar la materialización la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, resulta
indiscutible la concreción de un orden internacional justo y equitativo, que se traduzca en el fin de
las guerras, en la priorización al ser humano
ante el capital, en la supresión la pobreza y el hambre, y en la conservación del medio ambiente, eventos que por ende se encuentra estrechamente vinculados al derecho propio de los seres humanos de gozar de una vida digna y
un mundo en el que las mujeres sean igualmente protagonistas de su desarrollo, y
no solamente beneficiarias de este.
Maqueira & Recalde (2017) indicaron que han sido trascendentales los cambios que en las últimas décadas se han ido produciendo en el ámbito de
la Educación Superior, tanto a nivel mundial como regional, por
una
parte, debido a la
oferta de oportunidades, y por
la otra, también a lo que representan los cambios en materia curricular. Agregan que, es en base a
nuevas realidades políticas, económicas y
sociales originadas del mundo globalizado en el que nos desenvolvemos, que aún existe el reto
de
"concebir,
organizar, coordinar y
financiar la formación
y educación de los futuros profesionales enfocada en métodos contemporáneos que permitan
responder al desarrollo de
competencias
profesionales
con calidad".
Es por ello, que las tendencias contemporáneas en cuanto a Educación Superior
(Ruiz, Martínez, & Valladares, 2012; Atria, 2012; Pupo Ávila, N. L., Pérez, Alfonso,
Pérez,
& González, 2013),
encuentran puntos comunes en
propiciar sistemas más
equitativos que respondan a las necesidades del desarrollo económico y
social. Se requiere de programas y
ofertas que tengan un carácter diferenciado, flexible, adaptable
que faciliten la integración de todos los usuarios y beneficiarios en la construcción de aprendizajes significativos que contribuyan a transformar la realidad social. A partir de la Ley
Orgánica de Educación Superior, (LOES), se emiten los principios que rigen de manera
integral
las
instituciones, actores, procesos, normas,
recursos, y demás componentes del sistema de
Universidades, los cuales derivan en Modelos Educativos
que sustentan la igualdad de oportunidades, la calidad, pertinencia, integralidad, la
producción científica entre otros aspectos (Foster & Norton,
2012; Díaz, Fernández-Cid,
Gómez, Toboso, Vázquez, &
Villa, 2012; Bol &
Van de Werfhorst, 2013). (Maqueira &
Recalde, 2017).
El presente trabajo investigativo se enfoca
en exponer
sobre
lo
que
la
literatura
consultada refiere respecto al equilibrio de los sexos a nivel universitario en un contexto amplio
y luego en lo que respecta a la UG, procurando además rescatar aquellas fuentes bibliográficas que
de alguna manera también puedan servir de referencia para
exponer qué sucede en el entorno del alumnado de la UG respecto a esta temática. Es por ello que a continuación, se expondrá sobre
las acepciones que algunos autores, desde una perspectiva general, y otros,
desde una perspectiva de la educación superior, sostienen sobre
la temática implícita en cuanto al equilibrio de los sexos, equidad y/o igualdad de géneros, su contexto histórico, desigualdad de género, tendencia mundial de la feminización de la educación superior, contexto ecuatoriano sobre la desigualdad
en el
sistema
educativo
superior y,
finalmente, lo que
se percibe
en términos
tangibles como actuaciones por parte de la UG y
sus
estudiantes, respecto a esta problemática en
la realidad reciente.
Materiales y Métodos.
A principios
de
noviembre de 2019, se llevó
a cabo
una
búsqueda estructurada
de
literatura
cientificoacadémica en bases de
datos tales como: Dialnet, EBSCO, ScienceDirect,
Embase, SciELO, ResearchGate y otros,
con las expresiones “equilibrio de los sexos en laUniversidad”, “igualdad de géneros en la Universidad de
Guayaquil” e “igualdad de géneros en la educación superior ecuatoriana” a (2018) fines de
identificar aspectos que fundamentaran la
situación
de la equidad de géneros en el alumnado de la UG.
Los
resultados obtenidos de la referida
pesquisa
fueron limitados, debido a que se evidenció la
falta de contenido específico que en base
a sus títulos identificativos se
relacionaran de manera más directa con la temática planteada.
En base a dicho
objetivo, esos resultados se fueron filtrando,
escogiendo solo aquellos
trabajos investigativos de mayor correlación y/o relevancia respecto a
la temática planteada, con acceso
completo y gratuito,
en idioma español, referentes a literatura tipo:
revisiones
sistemáticas con o sin meta-análisis, artículos de revisión narrativa, tesis de grado, postgrado y doctorado,
ensayos y demás trabajos monográficos con características científico-académicas, desarrolladas
en
el marco de educación superior y ciencias sociales, fundamentalmente, que hubiesen sido publicados en los últimos 10 años, incluyendo el corriente, es decir, de 2009 a 2019,
no obstante, en algunos casos fue necesario hacer excepciones debido a
que el equipo investigador consideró
que el material aún
podría asumirse
como vigente y/o
con evidencia
de
destacado
valor científico. Se desestimaron editoriales, cartas al editor y otro tipo de materiales bibliográficos que
básicamente no cumplían con
el carácter científico-académico requerido.
De forma secundaria, se realizó una
búsqueda sin limitación cronológica ni del nivel de
evidencia para identificar información relevante y
necesaria para el desarrollo de la presente
revisión. La inclusión o exclusión de cada una de las referencias en la presente revisión se
definió por el consenso de los
autores de esta obra,
al igual
que
las decisiones discordantes.
Resultados.
Generalidades
Baute, Pérez, & Espinoza (2017) aclaran que los temas de género y las inquietudes por las
cuestiones en cuanto a igualdad y equidad no son solamente propias de las mujeres, sino
también involucran a
los hombres, sin exclusiones en cuando a las diferencias de edades, raza,
color de piel, preferencia sexual e identidades de género puesto que alcanzan una perspectiva
más general. De la misma manera consideran que un componente indispensable para el alcance
de la
liberación del género femenino y
para
la concepción cambios en la vida pública y
privada precisamente vendría siendo la educación.
La mujer vista desde la perspectiva de género y desde adentro del sistema educativo supone, en primer
lugar, el reconocimiento de la diferenciación que surge
dentro de la interacción de
los géneros en las posiciones de
poder a las que pertenecen. Son múltiples las organizaciones y autores que abordan el tema de la equidad de género a nivel internacional en la adopción de
normas que orienten reformas al Estado en función de ayudar a empoderar a las mujeres y a reclamar sus derechos. El género como herramienta para el análisis social ha sido incorporado de manera
masiva en los últimos
años. La inclusión de
la equidad de género es el resultado de un largo proceso social y político, producto fundamental del esfuerzo del movimiento de mujeres, en el cual su
asimilación en el debate público por otros
actores está
condicionada por el contexto
político global y por las concepciones y valores vigentes. La equidad de género en la
educación y particularmente en la educación superior constituye un tema relevante por su impacto en el desarrollo económico y social. En el caso de América Latina, el carácter excluyente que
han tenido sus universidades como herencia de más 300 años de colonialismo, manifiesta la tradicional discriminación de género. (Baute, Pérez, & Espinoza, 2017).
En palabras de Mayorga (2018):
El enfoque
de igualdad de
género en la Educación Superior responde
esencialmente
a la necesidad de alinear los conocimientos con la realidad, aprendizajes y potencialidades para que el profesional
garantice su intervención en el ámbito laboral la igualdad de género en su desempeño. La búsqueda de la igualdad de género es un elemento central de
una visión de la sostenibilidad en la
cual cada
miembro
de la sociedad respeta a los demás y
desempeña un papel que le permite aprovechar su
potencial al máximo.
Esta misma autora, en base a una de sus fuentes, aporta un
reciente concepto
sobra la igualdad de géneros,
que en síntesis alude a "la igualdad de
derechos, responsabilidades y
oportunidades de mujeres y
hombres, niñas y niños" misma igualdad que es vista
tanto
como "una cuestión de derechos humanos" así como también
"una condición previa para, y el indicador del desarrollo sostenible centrado en las personas".
Para efectivizar la dimensión de igualdad de género no se logra únicamente con
cambios de la estructura de la política y recursos
económicos, se debe cambiar la forma de pensar y actuar de los docentes en su dinámica de dar clases en articular la igualdad de género en sus contenidos, cambio de mentalidad con la función de generar concientización en sus alumnos de manera que se empoderen en el tema de igualdad y con su intervención profesional generen cambios positivos en la sociedad. (Mayorga, 2018)
Paralelamente,
de
la obra de Salinas (2018) se extrae que:
La universidad como espacio de formación integral, tiene la
misión de brindar a los futuros profesionistas,
espacios y recursos que
les permitan no sólo capacitarse en un
área
del conocimiento, sino crecer como seres humanos. […] El género, la
identidad de género y al rol o papel de género son elementos vinculados a la sexualidad. El género es una categoría social con introyectos psicológicos; la identidad de género
como
el sentir psicológico íntimo de ser hombre o mujer, y
rol o papel de género como comportamientos que se adoptan
por demandas sociales vinculadas al sexo (Álvarez,
2011). […] El poder es un elemento vinculado al género, que
permea las relaciones e interacciones con
el otro,
y produce ciertas prácticas sociales, como aquellas actividades, conductas y actitudes atribuidas a los géneros y desarrolladas por hombres y mujeres que reproducen lo que socialmente se espera de ellos de acuerdo al género
con
el cual son identificados. Al
respecto, Silveira (2001)
indica
que el concepto de
género se refiere a una: atribución de responsabilidades y
una
serie de expectativas distintas que
desde la sociedad se deposita en hombres y mujeres. […] (p. 181).
Más adelante este autor refiere que está implícita la relación de poder como temática cuando se quiere exponer sobre el de las relaciones de género y violencia, así
como también la de las hipótesis y convicciones que se forjan alrededor de una aparente esencia femenina y
masculina, el amor y la manera en que interrelaciona con la pareja. En efecto agregan que, por ejemplo, en un trabajo de (Ramírez & Núñez, 2010)
realizado con el objeto de detectar
indicadores de violencia en
la pareja, se obtuvo que
[…] la educación diferenciada en hombres y mujeres es un factor de riesgo para la
violencia de género, ya que a los hombres les enseñan a ser autoritarios y a las
mujeres abnegadas. Los resultados de los procesos de
socialización pueden revertirse a través de la educación,
de
tal
manera que
se
instalen
nuevos aprendizajes
y se cuestionen los que ya existían. (p. 182).
Seguidamente, hacen también referencia
la obra de (Fernández, 2014) quien
se inclinó en
favor del "[…] trabajo preventivo en los espacios educativos para fomentar la igualdad, la equidad y el respeto a la diversidad, así como para erradicar la violencia de género en las parejas jóvene". (p.
182).
Otra opinión que se comparte y que por ende se considera valioso referir de estos especialistas, es lo expresado respecto a una forma
común de expresión de desigualdad
en
el ambiente universitario, aludiendo consecutivamente a la importancia de la
formación en género cuando describen
que:
[…] En el
contexto
universitario
podemos ver
la
desigualdad expresada en diversas formas, una de ellas la encontramos en la elección de carrera que hacen las mujeres, quienes siguen optando por carreras del área de las ciencias sociales y las humanidades, dejando de lado las carreras del área de las ciencias exactas. […] La formación en género en la educación superior es importante porque se dota a los alumnos de un marco interpretativo de la realidad vinculado con la necesidad de construir sociedades más justas y democráticas. (p. 183).
En este mismo orden de ideas explican Solís, Fernández, Solís, & Terán (2018), quienes citando a (Lober, 2010)
inician aportando su concepción en cuanto a la desigualdad de género,
indicando
este que:
La desigualdad de género toma
formas diferentes, dependiendo
de la
estructura económica y
de la organización social de una Sociedad en particular y de la cultura de cualquier grupo particular dentro de esa sociedad; aunque se habla de desigualdad de género, suelen ser las mujeres quienes resultan desfavorecidas con respecto a los hombres (p. 15).
Con base en las manifestaciones de
la
(Comisión Europea, 2016) estos mismos
seguidamente
explican
que:
Las actitudes hacia la igualdad están evolucionando, la generación más de hoy no es inmune a los estereotipos y disparidades de género; persisten las desigualdades
de género en la educación, en términos de preferencias de los sujetos de estudio, desempeño y patrones
de participación […]
Adicionalmente, estos mismos citan
a (Rodríguez y Limas,
2017) para destacar que:
La presencia de
las mujeres (hombres) en algunos programas educativos puede facilitarse
o restringirse de
modo que una consecuencia consista en obstaculizar la incorporación de ellas (ellos) a ciertas opciones laborales creando brechas y diferencias
en los salarios de algunos y limitando los niveles de ingresos de las
otras
(p. 16).
Tendencia Mundial de feminización
de la educación superior
Sobre este aspecto Fuentes (2016) brinda
una destacable opinión tras su experiencia y
análisis del proyecto denominado “Fortalecimiento de
la Equidad de Género en la
Educación Superior en Colombia [FEGES]”, fundamentándose en la revisión de fuentes secundarias, y
en
la reflexión en torno a normas, políticas y proyectos ejecutados
en favor de la justicia de género en la educación terciaria. La especialista expone que:
Según la Unesco [2012], la educación terciaria
experimentó un vertiginoso
aumento en sus tasas de matrícula. Así, entre 1970 y el 2009, los estudiantes
matriculados pasaron de
32 a
165 millones, respectivamente; es decir, hubo un
crecimiento del 516 %. En este periodo la tasa bruta de matrícula
masculina (TBM)
pasó del 11 %
al
26 %, lo que
equivale a un aumento del 236 %, mientras que
la TBM femenina pasó del 8 % al 28 %, lo que representa un incremento
del 350 %. De allí que
el
informe de este organismo internacional concluya que las principales beneficiarias de
la “extraordinaria” expansión de la educación superior
hayan sido las mujeres. Otro indicador global importante es la evolución
del índice de paridad entre los sexos (IPS), el cual subió del 0,74 con predominio masculino en 1970 al 1,09 en el 2009, lo que
representa una evolución “espectacular” hacia la paridad (Unesco, 2012: 77). Así, desde hace varias décadas, las mujeres se están educando más que los hombres y obtienen
mejores resultados. Sin embargo, el mercado laboral y los espacios políticos y
socioculturales no reconocen “la revolución educativa” de las mujeres, lo que
se manifiesta en que ellas enfrentan más obstáculos para ocupar puestos mejor remunerados y de mayor prestigio e incidencia
social.
(p. 67-68).
Ahora bien, de acuerdo con lo argumentado por Costa & Tombesi (2019) bien podría
decirse que dicha tendencia probablemente pudiera ser constatable con los datos aportados por el
Foro Económico Mundial [WEF, por
sus siglas en inglés], ya que en base al Índice Global de
Brecha
de Género creado por este importante organismo hace
poco más de diez años, es posible
saber
que las mujeres en la
región latinoamericana, en términos generales, han representado un significativo avance en diversos
ámbitos,
incluso por
encima de las
otras regiones
a nivel mundial. Actualmente, este indicador
se ubica en 0.8, un dato excepcional, considerando que,
mientras este valor se acerque más a 1 (uno) significa la paridad, y si se acercase a 0 (cero)
quiere decir que se plantea
la desigualdad. Sin
embargo, refieren las afirmaciones de Mario
Castillo, responsable de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal), órgano regional
del Consejo Económico y Social de la ONU,
quien dijo:
Cabe destacar
que en la última
década ha habido bastante mejoría, especialmente
en
la educación de las mujeres, pero hay muchas cosas que los datos no muestran. La desigualdad
es diferente entre los países,
pero también dentro de
cada país.
Y persiste.
A parte de todo lo antes referido,
y como se sabe ocurre con casi cualquier otro aspecto de la vida o punto de
vista, no todo está dicho, pues siempre existirá una posición distinta con argumentos igualmente válidos de considerar. Vendría
siendo entonces casos como el de Robinson (2018), quien en su aporte inicia aclarando
que uno de sus objetivos es el
de analizar:
[…] argumentos
que sostienen que, alrededor
del
mundo, siguen existiendo
relaciones de poder de género en varias áreas concretas, como la educación y
la violencia. Dichos argumentos sugieren que la desigualdad de género es visible tanto en
la esfera privada como en la pública (sobre todo en sus aspectos económicos, políticos y sociales), y
aducen pruebas empíricas para algunos de los ejemplos
de desigualdad de
género
más
apremiantes. (p.
2).
Esta autora, para
seguir sosteniendo
el argumento de
contravención a enfoques con perspectivas
Lineales del progreso en materia de género, se apoya en fuentes tales como (UNWomen,
2015) organismo que
asegura que:
[…] en general, son las mujeres las que llevan la
peor parte de la pobreza, la desigualdad en el mercado de trabajo y la violencia, por ejemplo. De hecho, en el mundo las mujeres
ganan, de media, el
24% menos que los hombres. (p. 3).
Así mismo, hace
referencia al Informe de desigualdad mundial [WIR, por
sus siglas en inglés] de 2018, ya que según esta, tratándose de "una
evaluación sistémica
de primer orden
sobre la globalización en términos de desigualdad de renta y
de riqueza"
el mismo deja en
evidencia que, a pesar del desarrollo sostenido experimentado en muchas economías emergentes,
Respecto a Europa, esta vez con fundamento en la obra de (Boffey, 2017), continúa la entendida exponiendo
que este, teniendo como referencia la última tabla comparativa sobre la desigualdad de género en la Unión Europea, se conoce que la igualdad de género en dicha
región
ha evolucionado paulatinamente
entre 2005 y 2015.
Contexto ecuatoriano sobre la igualdad en el sistema educativo superior
En base
a Mantilla, Galarza, & Zamora (2017), apoyados a
su vez en (Goetschel, 2007), podría
decirse que, un hecho de la historia local que de manera particular marcó un hito para el
género femenino en la educación superior del país, indiscutiblemente lo representa Matilde
Hidalgo de Procel,
al convertirse a principios del
siglo
XX en la primera médico
del país.
Particularmente, es posible atreverse a asegurar que el Ecuador no
es la excepción en cuanto a otra idea descrita por
estos mismos tratadistas, en cuanto que es por
la marcada cultura
machista y tradiciones antiguas que preservan las diferencias intelectuales entre hombres y mujeres, lo que
elementalmente genera, inclusive. el conflicto en las universidades, en la que adicionalmente se
mezclan con
diversos factores. De la
misma manera, estos indicaron
que:
Tanto en Ecuador como en otros países del mundo, el sexismo continúa siendo un problema social, cultural y
político, lo que dificulta no solo las relaciones sociales de equidad entre los géneros, sino también
la percepción de las capacidades asignadas a cada uno de ellos, otorgando en el ámbito académico la idea de que existen carreras masculinas y carreras femeninas. (Mantilla, Galarza, & Zamora, 2017).
Hasta cierto punto escandaliza que, el escenario donde realmente avanzan materialmente
la inclusión de disposiciones sobre
igualdad de género
fue el que propició el manifiesto
de
la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) en el año 2010, de su Reglamento General y en 2013 el
del
Reglamento de Régimen Académico debido a que reestablece y
apertura un ambiente para la planificación, gestión y desarrollo
del Sistema de Educación Superior. (Herdoíza, 2015).
Más adelante, esta misma asegura
que, a pesar de lo antes expuesto, todavía perduran brechas de desigualdad social, profundizadas por múltiples variables, entre las que se encuentra la
de género, que en síntesis perturban el ingreso, la constancia, y
el
egreso de las poblaciones
discriminadas comúnmente, además de influir de manera negativa la práctica y
la situación de la
docencia, la gestión, los contenidos y prácticas académicas de las instituciones de educación superior.
Hechos
Para este aspecto se vuelve necesario comenzar mencionando
algunas de las iniciativas
más destacadas que a nivel nacional
se vienen implementando en materia de igualdad de
género,
desde un punto de vista general.
Es válido entonces referir que, si bien existe
la articulación en el marco jurídico local, se considera más productivo indicar cuáles son algunas de las recientes ejecuciones que materialmente representan las instituciones
del Estado ecuatoriano.
Con
el apoyo de la Oficina de ONU Mujeres en Ecuador, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador (MREMH), recientemente ha generado el instrumento "Política para la Igualdad de Género" en el cual, inicialmente se deja en evidencia el
compromiso del Gobierno Nacional
de
implementar la Agenda 2030 y
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), caracterizándose la primera
de las mencionadas por la concepción
de la igualdad de género como elemento central, mientras que
dentro de los ODS, el quinto
específicamente
destaca por tratarse de la igualdad de género
y al
empoderamiento
de
las
mujeres, niñas y adolescentes.
El objetivo general del
instrumento es el de:
Generar estrategias encaminadas a materializar la igualdad de género en todas las áreas de competencia del Ministerio de Relaciones Exteriores y
Movilidad Humana,
mediante la transversalización de
la perspectiva de
igualdad sustantiva en la gestión de
las relaciones internacionales, la política exterior, la cooperación internacional, y la movilidad humana en todas las dependencias de esta institución a nivel nacional
y en el exterior. (MREMH, 2018, pág.
14).
A
nivel nacional, son varias las acciones encaminadas por
diversas instituciones del Estado
ecuatoriano en cuanto a la prosecución del equilibrio de los sexos a
nivel de la educación
superior, una muestra de ello bien podría
ser
lo auspiciado por el Consejo Nacional para
la Igualdad
de Género (CNIG)
ante el Sistema
se Educación Superior (SES), velando
porque la igualdad sea asumida como un importante criterio
de medición de la eficacia
de la educación.
Igualmente puede hacerse referencia a la creación de la Red de Educación Superior y Género en de abril de 2015, a la cual se acogieron 43 de las 59 universidades y escuelas politécnicas nacionales, mismas que bajo la articulación de importantes instituciones como la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces); el Ministerio Coordinador de Conocimiento y Talento Humano (Mccth), la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt); el Consejo Nacional para la Igualdad de Género (CNIG), la Agencia de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer ONU Mujeres (UN WOMEN - Ecuador) y la facultad latinoamericana de ciencias sociales (FLACSO); estipulan la responsabilidad integral que debe ser asumida por las mencionadas Casas de Estudios de garantizar la igualdad no solamente en sus propios dominios estudiantiles, docentes, directivos y administrativos, sino además en los contenidos de sus mallas curriculares y en la generación de conocimientos. (Senescyt, 2015).
En la UG
Ahora bien,
ha sido precisamente a
partir de ese mismo año 2015 que la UG
ha avanzado particularmente en materia de equilibrio de género, y esto podría argumentarse, por una parte,
cuando pone a disposición su Centro de Equidad de
Género que, surgido
de la Gestión del
Vicerrectorado de Investigación, Postgrado y Gestión del Conocimiento, es creado a fines de que
se encargue del facilitamiento de servicios de orientación y
atención psicológica, asesoría legal y atención en casos de discriminación (indistintamente
del
sexo de la presunta víctima), aparte de encargarse de otros
aspectos
capacitación y asociación. (Universidad
de
Guayaquil,
2018).
Con fundamento en la revisión de la literatura efectuada para este trabajo, es posible inferir que parte fundamental de la gestión universitaria se centró en un plan de sensibilización denominado “Tejiendo caminos hacia la igualdad de género”, proceso que tuvo como población
objetivo todo el alumnado de la UG, pues así se
ha evidenciado en varios trabajos de grado aportados por el propio alumnado en varias de sus facultades y, sobre
todo, en investigaciones de
hace apenas
dos años.
Por mencionar
algunos, a manera de ejemplo, está el aporte de López (2017), quien se
propuso evaluar los logros y dificultades del Proceso de Sensibilización en Violencia de Género
y Sexual en
la
facultad
de
ciencias
económicas
de
la
Universidad.
Tras su análisis
logra
identificar "[…] que en los espacios universitarios
existe violencia de género por parte de partidos políticos que existen en la Facultad de Ciencias Económicas [ …]"
aclarando que en dichos grupos se admite la participación femenina porque así lo establece
el
reglamento, sin embargo, "[…] no se les da mucha participación en el partido político […]" y
finalmente agregando
que
el machismo aún se
hace evidente. (p. 55).
En síntesis, la autora alcanza definir como logro la sensibilización de "…ciento cincuenta
y cuatro estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas…"
a quienes se les hizo conocer
"…las causas y consecuencias de la violencia de género […] generaron un aprendizaje
significativo que fue
socializado con familiares, compañeros (as), amigos (a), debido a que reconocen la importancia de prevenir y sancionar cualquier tipo de violencia basada en género"; mientras que las
dificultades identificadas se caracterizaron
por el hecho de
encontrarse con la
"…resistencia por parte de los docentes para dar su hora
de clases en actividades ajenas a la
cátedra" (p. 63).
Otro trabajo es válido citar es el de Ramírez (2017), quien intervino a cuatro grupos de estudiantes con la aplicación un plan de sensibilización, mediante la facilitación de talleres a dichos grupos del ciclo I la Facultad de Ciencias Administrativas de la misma casa de estudios, logrando identificar no solo comportamiento como factores de vulnerabilidad ante la violencia de género en estudiantes universitarias, desde un enfoque de género, sino además deja en evidencia la participación que funge la sociedad en general respecto a "…las problemáticas sociales y las relaciones del ser y del quehacer de lo masculino y lo femenino dentro de contextos determinados, impulsando con ello comportamientos que atentan en un momento dado contra la salud física y mental de las estudiantes." (p. 1). Los factores de vulnerabilidad encontrados fueron;
a) factores de riesgos: antecedentes de
violencia familiar, bajo nivel
socioeconómico, baja autoestima, lucha de poderes, sumisión y dependencia; b) Situaciones
de violencia de género
que se repiten con frecuencia: relaciones de parejas
conflictivas, violencia verbal entre docentes y
estudiantes, discriminación a estudiantes embarazadas por docentes, preferencia
hacia
los hombres por parte de la administración por considerar que pueden cuidar mejor los equipos; c) al relacionar los factores se
encontró: existe antecedentes de violencia marital y familiar, provienen de niveles socioeconómicos bajos, hay violencia ocasionada
por los compañeros y docentes, lo que lleva a la mujer a ser sumisa, dependiente
del hombre e incluso esto llevo a que desertaran
de la carrera universitaria. (p. 61-62).
Para
finalizar, puede indicarse que una
de
las
últimas actuaciones indefectibles que consecuentemente ha protagonizado la gestión actual de la UG viene siendo la adopción y
complementación del "Protocolo de prevención y actuación en casos de acoso, discriminación y violencia basada en género en la Universidad de Guayaquil" en el presente año 2019.
Este reciente instrumento procedimental, emanado en razón de
antecedentes de desigualdad de género, discriminación y violencia de género, por una parte, y ante la disposición
resolutoria del Consejo de Educación Superior (CES)
al
instruir su implementación, por la
otra, inicialmente le fue
encomendado preparar a la plantilla del Vicerrectorado de Bienestar Estudiantil (ViBe), vigente a junio de 2018, y esta dependencia , a su vez, encarga la revisión y
adaptación de dicho ordenamiento (por cierto, originalmente formulado por Senescyt) a la
Jefatura de Consejería y Orientación Académica del Vicerrectorado de Bienestar Estudiantil,
para que fuera ejecutado según las condiciones estructurales y situacionales de la UG. (ViBe,
2019).
Resulta ser que, posteriormente, la Comisión de Intervención y
Fortalecimiento
Institucional (CIFI), considerando la multicausalidad y complejidad de la problemática, así como el amplio espectro
que alcanza
dicho protocolo en cuanto a
los agentes interventores en la comunidad universitaria, resuelve
la conformación de
una comisión interdisciplinaria, a fines de asegurar un enfoque sistémico, serio y rápido en la identificación de los comportamientos ante
situaciones de acoso, discriminación y
violencia de género que transgreden los derechos a una
educación y ambiente laboral libre de violencia. Indudablemente debe asumirse que este marco normativo:
[…] se sustenta en la normativa internacional, nacional e institucional vigente y
de derechos humanos de las mujeres, así como en la revisión de varios instrumentos de prevención y erradicación de la violencia de género en el ámbito universitario nacional e internacional. (p. 3).
Su objetivo es:
[…] establecer acciones y procedimientos
de actuación frente a situaciones de
violencia, acoso, discriminación y violencia
basada
en género, contra cualquier
miembro
de la Comunidad Universitaria, con el fin de garantizar
la prevención, atención oportuna, protección, investigación y
restitución inmediata de los derechos vulnerados,
de manera rápida, ágil y eficaz y garantizando la integridad y la no revictimización de
las víctimas, con las personas agresoras.
(p. 4).
Los modos de actuación dispuestos obedecen a nueve principios rectores que son: i) Confidencialidad; ii) Profesionalismo; iii) Imparcialidad;
iv) No re-victimización; v) Integralidad;
vi) Transversalidad de género
y enfoque de
derechos; vii) Principio
Pro ser
humano; viii) Equidad e Inclusión y ix) Debida diligencia.
Conclusiones.
Luego de todo el proceso de revisión y
análisis de las distintas ideas referenciadas, el equipo ponderó
completa e
indiscutiblemente retomar el argumento de Mayorga (2018) para
iniciar esta sección, debido a que la misma explica que:
La búsqueda de la igualdad de género
es
un elemento central de
una visión de la sostenibilidad en la cual cada miembro de la sociedad respeta a los demás y desempeña un papel que le permite aprovechar su potencial al máximo. La amplia meta
de la igualdad de género es una meta social a la que la educación y las demás instituciones
sociales deben contribuir. La discriminación de género está imbricada en el tejido de
las sociedades. La
vinculación de la educación superior con la igualdad de género es un enfoque con la finalidad de crear revolución en los cambios de la mentalidad de
los estudiantes y futuros profesionales con el afán de generar una sociedad justa, igualdad de derechos, las universidades. Los profesores son la clave para la fomentación en clases sobre la igualdad de género y
los alumnos para la sociabilización de manera externa con su ejemplo y abasto conocimiento de derechos de igualdad de género. (Mayorga,
2018).
Una
alternativa
bien podría ser ofertar dentro del pensum universitario la “Equidad de
géneros” como asignatura
electiva, aspecto en el que se desarrolló el estudio de
Salinas (2018),
quien respecto al objetivo de
esta unidad de aprendizaje explicó que
busca producir la reflexión
entre todos los estudiantes de dos formas diferentes, primero, procurando alcanzar la desnaturalización de ciertas dinámicas de relación desiguales entre los géneros, así como la visibilización de diversas formas de violencia de género, y segundo, intentando lograr el entendimiento del propio papel, tanto en la construcción y mantenimiento de la desigualdad,
como en el proceso de cambio, es
decir, el proceso de construcción
de equidad e igualdad.
Se vuelve igualmente trascendente reconocer dos aspectos indiscutibles de este
problemática, pudiendo ser el primero de ellos, el
hecho de que, efectivamente, tanto las políticas y estrategias gubernamentales
como las de la
UG, son percibidas
como positivas y bien encaminadas hacia una mejoría en cuanto al cambio del enfoque del sistema educativo superior en favor del equilibrio de género, la inclusión y consideración de las mujeres en diversas esferas
socioculturales, políticas y económicas, primordialmente. Sin embargo, el otro aspecto que también ha de reconocerse es que, aún y con la tendencia mundial, ni siquiera es soló Ecuador,
sino toda Latinoamérica está muy lejos de materializar la abanderada transversalidad de género, puesto que la cuestión es, más que todo, de arraigo cultural en favor de una mentalidad machista o antifeminista que, por demás, es dura de desarticular en la mentalidad de la mayoría de los locales, que aun demuestra ser reacia a aceptar que la mujer es tan capaz y productiva que el
hombre, muchas más veces de las
que se reconoce.
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