Pablo Vicente Tejada Hinojosa a; Alex Leopoldo Luque Letechi b; Guillermo
Roberto
Abad
Alvarado c
La
investigación en las Ciencias Administrativas
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento. Vol. 2 núm., 1, febrero, ISSN: 2588-073X, 2018,
pp. 262-282
DOI: 10.26820/recimundo/2.1.2018.262-282
Editorial Saberes del
Conocimiento
Recibido: 01/12/2017 Aceptado: 17/02/2018
a. Universidad de Guayaquil; pablo.tejadah@ug.edu.ec b. Universidad de Guayaquil; alex.luquel@ug.edu.ec
c. Universidad de Guayaquil; guillermo.abad@ug.edu.ec
RESUMEN
El conocimiento tiene origen en la actividad práctica del hombre cuando éste entra en relación con la naturaleza y la sociedad y lo adquiere de forma activa o pasiva. No todo conocimiento se considera científico. El conocimiento científico es una relación colectiva con el mundo, mediante la
cual los seres humanos observan, describen, explican y predicen la estructura y el
comportamiento de la realidad. Hemos querido identificar dentro de la
literatura disponible cuál ha sido la dirección tomada por los investigadores para el aporte y
desarrollo del conocimiento
científico en las ciencias administrativas. Para alcanzar el objetivo planteado se ha hecho uso
selectivo de producciones científicas de libros, artículos científicos, trabajos de
investigación y
reportes. Una vez seleccionado
un numero de al menos 12 textos se procede a la revisión de su
contenido, utilizando resumen se toma el aporte que se considera aporta a la investigación y
se descarta el restante, pretendiendo resultar en una investigación bibliográfica que sirva de guía para
identificar una o más ideas completas respecto a
la investigación actualizada en ciencias administrativas. En la formación profesional,
la investigación debe estar consolidada, ésta debe ser el eje curricular ya que permite enriquecer la discusión y la creación de conocimientos para generar un
cambio de actitud en el individuo. Existen suficientes razones para desarrollar las competencias investigativas y
justificar la investigación científica en las universidades
ecuatorianas. La investigación es la que estimula el pensamiento crítico
y la creatividad tanto en
los docentes como en los alumnos. Es a través de la investigación que el proceso de aprendizaje
se vitaliza y se
combate la memorización
que
tanto
ha
contribuido a formar profesionales
pasivos, poco amantes
de la innovación, con escasa curiosidad
e iniciativa personal.
Palabras clave: Ciencias, investigación, metodología, conocimiento, administración.
ABSTRACT
Knowledge originates in the practical activity of man when he enters into relationship with nature
and society and
acquires
it
actively or passively.
Not
all knowledge is considered
scientific. Scientific
knowledge is a collective relationship with the world, through which human beings observe, describe, explain and predict
the structure
and behavior of reality. We wanted to identify
within the available literature what has been the direction taken by researchers for the contribution and development of scientific
knowledge in administrative sciences. To achieve the objective set, selective use has been made of scientific productions of books, scientific
articles, research papers and reports. Once a number
of at least 12 texts has been selected,
a review of its
contents is carried out, using a summary of the contribution that is considered to contribute to the
research and discarding the rest, aiming
to result in a bibliographical investigation
that serves as a guide to identify
one or more complete ideas regarding the updated research in administrative sciences. In
professional training, research must be consolidated, this must be the curriculum axis
as
it allows enriching
the
discussion and the creation of knowledge to generate a change of
attitude in the individual. There are sufficient reasons to develop research skills and justify
scientific research in Ecuadorian universities. Research is what stimulates critical thinking and
creativity in both teachers and
students. It is through
research that the learning process is
vitalized and the memorization
that has contributed so much to forming passive professionals, little lovers of innovation, with little curiosity and personal initiative, is combated.
Keywords: Science, research, methodology, knowledge, administration.
Introducción.
El conocimiento es una reproducción conceptual de la realidad y como tal es una
elaboración que se produce en el cerebro de los hombres como una formulación (Jaramillo,
1998). Los Elementos que
actúan en el desarrollo del conocimiento son la naturaleza, el cerebro
humano y la forma de reflejo del mundo en el cerebro humano: los conceptos, los principios, las
leyes, los axiomas y
las categorías. El conocimiento tiene origen en la actividad práctica del hombre
cuando éste entra en relación con la naturaleza y la sociedad y lo adquiere de forma activa, existe
la voluntad de adquirir
el conocimiento, o pasiva cuando se adquiere el conocimiento
independientemente de la voluntad. (Bermúdez & Rodríguez, 2013)
No
todo conocimiento se considera científico. El conocimiento científico es una relación
colectiva con el mundo, mediante
la cual los seres humanos observan, describen, explican y predicen la estructura y el comportamiento de la realidad (Méndez, 2006). La ciencia tiene 4 niveles Epistemológico, teórico, metodológico y técnico. La investigación científica produce
conocimiento científico,
este conocimiento por ser
ordenado, organizado
y planeado
deben existir procedimientos, pasos, secuencias y
técnicas transformadas en método científico explica Sabino, (1998). (Bermúdez & Rodríguez,
2013)
El desarrollo de competencias para la investigación y para la enseñanza de ella es de vital importancia en cualquier ciencia. En el caso de la administración, y debido a la naturaleza instrumental que la ha acompañado desde su nacimiento y
en
todo su proceso de desarrollo, el
"hacer" ha
sido privilegiado, lo que ha dejado en un segundo plano la construcción de
conocimiento científico mediante los
procesos de investigación. Según Muñoz (2010), la administración "nació como disciplina a
partir del desconocimiento
y la
consecuente fragmentación de la naturaleza
humana frente al trabajo", lo cual no se circunscribió al campo disciplinar, sino que se transportó al plano de la práctica cotidiana, y es en esta práctica en la que
su concepción pragmática encontró un escenario que no ha posibilitado hasta nuestros días que
se dé al interior de ella el afán de producción de conocimiento que se ha dado en otras ciencias
de las que se nutre el
discurso administrativo. (Saldarriaga,
Martínez, & Restrepo, 2016)
Bajo
esta circunstancia es nuestro objetivo plantear de qué manera se puede dar el conocimiento
científico en las ciencias administrativas considerando
los desarrollos conceptuales más populares dentro de las
investigaciones
desarrolladas
recientemente.
Materiales y métodos.
Hemos querido identificar dentro de la literatura disponible
cuál ha sido la dirección
tomada por los investigadores para el aporte y
desarrollo del conocimiento científico en las ciencias administrativas.
Para alcanzar el objetivo planteado se ha hecho uso selectivo de producciones científicas de libros, artículos científicos, trabajos de investigación y
reportes. Una vez seleccionado un numero de al menos 12 textos se procede a la revisión de su contenido, utilizando resumen se toma el aporte que se considera aporta a la investigación y se descarta el restante, pretendiendo resultar en una investigación bibliográfica que sirva de guía para identificar una o mas ideas
completas respecto a la
investigación actualizada en
ciencias administrativas.
Resultados.
La investigación no ha sido un eje
formativo fuerte en los programas de
administración y la realidad muestra que básicamente el proceso de formación de
los administradores se ha centrado en áreas funcionales, potenciando la aparición de programas tecnológicos a
nivel de pregrado. Un aspecto de especial relevancia en este análisis es el concepto de
formación, un concepto pedagógico que atraviesa todas las disciplinas y
que puede afirmarse, desde el campo pedagógico aún no ha sido definido con claridad, toda vez que dentro de dicha disciplina es un concepto relativamente nuevo. Toro y
otros (2015) resaltan que la formación es un acto de
intencionalidad concreto en el que las subjetividades de quien educa o forma y
de quien es
educado o formado se encuentran con el fin de producir un salto cualitativo en la construcción
del conocimiento. Por
ello, el
sujeto
que se forma
no es
pasivo, es
un
agente activo y protagonista
de su propio proceso. Entendiendo
entonces la formación como un acto intersubjetivo que
impacta el ser de
quienes participan en él, así como el aspecto académico, es menester preguntarse si la formación de los administradores cumple con estas características y
al mismo tiempo ayuda a desarrollar
las competencias requeridas para el desempeño
de los egresados como formadores, especialmente en el ámbito de la investigación. (Saldarriaga, Martínez,
& Restrepo, 2016)
Así las cosas, la enseñanza en los programas de administración se basa
en
gran parte
en
la transmisión de
conocimientos, en la instrucción en el manejo de
técnicas (incluidas las de la metodología de la investigación), en el desarrollo de competencias para el "hacer" (y
la investigación se entiende como un "hacer", no como un "crear") y en la orientación a la solución de problemas empresariales
concretos
con base en la toma de
decisiones. Puede decirse que no se enseña a los estudiantes a desarrollar sus competencias para la investigación y mucho menos en
las que son necesarias para convertirse en profesores de investigación. (Saldarriaga, Martínez, & Restrepo, 2016)
El desarrollo de competencias para la investigación es esencial en cualquier ciencia o disciplina. Todos los profesionales, más que aplicadores de técnicas, deben poseer competencias y características que les permitan problematizar la realidad para conocerla, para que puedan apropiarla comprensivamente e intervenirla con base en un conocimiento contextual y un análisis
crítico. Por ello la función del proceso de formación es ayudarlos a encontrar las técnicas,
métodos, metodologías, prácticas y formas de ser que los lleven a ser capaces de acercarse a esa realidad con
la
mirada que propone la
investigación. (Saldarriaga,
Martínez, & Restrepo, 2016)
Dado lo anterior, se les imparten a
los estudiantes conocimientos básicos en metodología de la investigación que luego se traducen en ejercicios prácticos de formulación y
desarrollo de proyectos, que en muchas ocasiones
abordan aspectos puntuales del saber
administrativo, pero dejan
de lado el campo disciplinar, ya que quienes los guían tampoco poseen este
saber. (Saldarriaga, Martínez, & Restrepo,
2016)
Así las cosas, a nivel de
Maestría no muchos programas fortalecen el desarrollo de competencias investigativas, ya que las maestrías de tipo "MBA", "profesionalizante"
o "de profundización"
no tienen la función de formar investigadores, sino especialistas con algunos
conocimientos de investigación, que
luego se desempeñan en las instituciones de educación superior en calidad de profesores y que de todos modos, no necesariamente tienen de base la
formación administrativa
que
les
permitiría
llevar a sus estudiantes
a
realizar
ejercicios investigativos que
tengan en cuenta
la base disciplinar. En estas maestrías el componente pragmático sigue siendo preponderante, lo que se evidencia en sus planes de estudio, en los cuales se abordan temáticas funcionales de la administración y cuyos ejercicios investigativos están orientados a la solución de problemas prácticos y puntuales en las organizaciones. (Saldarriaga,
Martínez, & Restrepo,
2016)
Dado lo anterior, difícilmente
los egresados de estos programas podrán desempeñarse
hábilmente como investigadores o profesores de investigación, aunque
sí lo harán como profesores de aspectos específicos de la administración. (Saldarriaga, Martínez, & Restrepo,
2016)
Por su parte, los programas de doctorado tienen un fuerte énfasis en la investigación,
dado que su pretensión
es precisamente formar investigadores. En este nivel
de formación la investigación se convierte en el eje fundamental que atraviesa el proceso y quienes lo cursan, efectivamente introyectan y desarrollan competencias investigativas que además, casi siempre,
están vinculadas con
el aspecto disciplinar. (Saldarriaga,
Martínez, & Restrepo,
2016)
La Administración como campo de conocimiento y como práctica no ha dejado de
ser mecanicista. Tanto la práctica como la enseñanza han sido y siguen siendo instrumentales. Según Klisberg
(1995) esto lo que hace es mirar al hombre dentro de la organización desde una óptica
puramente mecanicista
y lo ubica solamente como un medio o una herramienta que sirve a los fines productivos de la organización y que puede ser descartado en cualquier momento. Los
libros de texto y best sellers introducen en el escenario administrativo una serie de pasos que deben seguirse de manera ordenada, coherente y lógica para asegurar el éxito
de la gestión y desarrollar una estrategia de recursos
humanos cuya
pretensión es la tendencia a la generalización y la aplicabilidad en cualquier organización. Esto es lo que muchos profesores entienden como la formación ideal para sus estudiantes y es de esta concepción que se nutren las “recetas” que los estudiantes de pregrado y postgrado aprenden en las aulas de clase y que pretenden llevar a las organizaciones. (Toro, Saldarriaga, Restrepo, Martínez, & Arias, 2015)
Quienes beben de estas concepciones tratan de aplicar pasos estrictos a la hora de administrar o gerenciar la organización y generan acciones que se quedan en el plano de la
administración instrumental. Marín Idárraga (2006), insiste en la necesidad
de que la Administración deje de lado la naturaleza instrumental que la ha acompañado a lo largo de su
desarrollo y que ubica al ser humano en un plano de simple recurso y recalca la necesidad de
reconocer
al
sujeto humano dentro de la administración, desde una perspectiva
compleja. Hacia allí tiende
el
concepto de formación que
desde el escenario pedagógico se desea alcanzar. Desde este punto de vista y teniendo en cuenta que por lo general los docentes, asesores, tutores o evaluadores en
posgrado,
no
tienen formación
en pedagogía,
es necesario realizar
un
acercamiento a cuáles son las competencias que deben tener
quienes se desempeñen en estos roles, con el objetivo
de mejorar la calidad en la educación y en segunda instancia, las evaluaciones de desempeño que se realizan a quienes se desempeñan en ello, sin dejar de reconocer que el nivel de Formación de estas personas (maestría y
doctorado) les confiere por derecho propio una experticia propia del área de conocimiento a la cual pertenezcan y en cuanto al desarrollo de investigaciones, ésta última siempre
y cuando sus estudios hayan sido investigativos y no profesionalizantes. (Toro, Saldarriaga,
Restrepo, Martínez,
& Arias, 2015)
Este conocimiento de la metodología de
la investigación, en conjunto con la experiencia adquirida
en el
campo investigativo mediante la
formulación y
desarrollo de proyectos de investigación ayudan a que los investigadores desarrollen unas habilidades y competencias para
juzgar el trabajo propio y el de otros investigadores. Estas competencias son puestas a prueba al
momento de leer, evaluar y califcar un trabajo investigativo, especialmente cuando dicha evaluación se hace en un marco institucional y
su funcionalidad es conceder o no un título académico. Tradicionalmente tanto las universidades como las revistas científcas las han recurrido a investigadores expertos a la hora de evaluar los trabajos investigativos que se publican o que conducen al título académico. (Toro, Saldarriaga, Restrepo, Martínez, & Arias, 2015)
Lo que se encuentra es una serie
de recetas emanadas desde las universidades como modelos
propios para
evaluar los ejercicios investigativos, circunscribiendo la evaluación a formatos y procedimientos preestablecidos que casi cualquier persona con formación y
conocimientos básicos en investigación puede realizar y en los casos más elevados de
construcción de conocimiento (como el Doctorado), quienes son expertos en una temática y
han alcanzado este mismo título pueden hacerlo. No quedan claras entonces las competencias que debe tener un buen evaluador
de trabajos de grado y tesis doctorales, pues en una revisión simple
de los protocolos que tienen las diferentes universidades se da cuenta de que este es un aspecto de
carácter contextual, que los formatos diseñados para
realizar la evaluación corresponden a los intereses institucionales y no se deja ver de manera explícita cuáles son dichas competencias.
(Toro, Saldarriaga,
Restrepo, Martínez, &
Arias, 2015)
Implícitamente se podría
hablar de conocimientos teóricos acerca
del
tema a evaluar, conocimientos (que pueden ser teóricos o prácticos) de la metodología de la investigación
(cuantitativa o cualitativa según el trabajo a evaluar), comprensión
lectora, habilidades para la redacción y una gran dosis de irreverencia, autoconfanza, sentido de grandiosidad y tendencia a la descalifcación. (Toro, Saldarriaga, Restrepo, Martínez,
& Arias, 2015)
Estas características son necesarias para que
quien
evalúa un trabajo pueda
detectar en él los
aspectos dignos de ser resaltados, pero también aquellos que no son lo suficientemente fuertes, que
no contribuyen de
manera signifcativa a
cualifcar
el
trabajo, que
aparecen como
teórica y metodológicamente incoherentes y que son necesarios de revisar y rehacer por parte del autor.
(Toro, Saldarriaga, Restrepo, Martínez,
& Arias, 2015)
Estas competencias pues, se adquieren en el proceso de formación como investigador, pero
también en el proceso de convertirse en persona. Son características que no sólo brinda la academia o la experiencia investigativa, sino que se construyen con el ser humano mismo y que le permiten
ponerse en el lugar de quien juzga para contribuir a cualifcar el trabajo y
la experiencia subjetiva del otro en cuanto ser humano que
investiga. (Toro, Saldarriaga, Restrepo,
Martínez, & Arias,
2015)
La formación y el desarrollo de habilidades investigativas es un proceso que permite el
dominio del método de
la ciencia en el proceso de
formación profesional,
Marquez, (2014).
Este enunciado es de vital importancia, considerando lo que dispone la Ley
Orgánica de Educación
Superior y la Constitución sobre el papel estratégico de la educación superior, tanto en la
generación
de
conocimientos e
innovaciones tecnológicas, como en la
formación de profesionales capaces de estudiar y aportar a la comprensión y solución
de los problemas del
entorno. Comprender la ciencia y
hacerla una herramienta para desarrollar el pensamiento y generar conocimientos es una competencia. Las competencias son un enfoque para la educación y no un modelo pedagógico, pues no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo, al contrario, se focalizan en unos determinados aspectos conceptuales y metodológicos de la educación y
la gestión del talento humano, la integración de saberes en el
desempeño, como el saber ser, el saber hacer, el saber estar, (Cecilia &
Valenzuela, 2015). (Burgos & Bonisoli, 2016)
Este conjunto de competencias, se obtiene a través de un procesos de aprendizaje para
desempeñarse
con idoneidad en determinados contextos, integrando diferentes saberes (saber
ser, saber hacer,
saber conocer
y
saber convivir), para gestionar conocimiento,
realizar actividades y/o resolver problemas con sentido de reto, motivación, flexibilidad,
creatividad,
comprensión y emprendimiento, dentro de una perspectiva de procesamiento meta cognitivo,
mejoramiento continuo y
compromiso ético, con la meta de contribuir al desarrollo personal, la
construcción y afianzamiento del tejido social, la búsqueda continua del desarrollo económico-
empresarial sostenible, y el cuidado y protección del ambiente y de las especies vivas,
(Tobón,
2008). (Burgos & Bonisoli,
2016)
En la nueva economía, innovar
consiste en obtener beneficios utilizando los recursos del
conocimiento- Actualmente y
como consecuencia de la globalización, la economía empresarial
avanza hacia
un modelo basado en el conocimiento
que se sitúa por encima de los demás
factores
económicos tangibles. La sociedad del conocimiento definida por Drucker (1969, 1974) sienta
las bases para argumentar que la sociedad futura se basará en la información, y
el
recurso básico
consistirá en la voluntad de aplicar conocimiento para generar más conocimientos. En la nueva
economía, innovar consiste en obtener
beneficios utilizando los recursos del conocimiento,
(Burgos, 2015).
La comunidad
académica
es un sistema
social que tiene una cierta estructura,
diferenciada en niveles y códigos de conducta que rigen el comportamiento. A las personas que
integran una comunidad académica les diferencia su reputación y es ésta lo que representa el
«capital»
de este particular sistema social. Las personas (y
las instituciones académicas que les
dan
empleo) consiguen su reputación a través de la calidad percibida de sus ideas y la contribución que hacen al desarrollo
de su disciplina. (Burgos & Bonisoli, 2016)
Con la vigencia de la nueva ley
de Educación Superior, la Universidad se convierte en un elemento clave del sistema de formación de tercer y
cuarto nivel, tanto como proveedora de
capital humano, como promotora de nuevas empresas y tecnologías.
Se constata este nuevo rol, con
las exigencias
prestablecidas en el
Reglamento
de Régimen Académico (RRA),
se establece:
1) Las nuevas
formas
de obtener el
título
profesional basadas
en la investigación científica
2) La financiación de estudios de posgrado en el extranjero; propuesta directamente por el
Gobierno,
3)
El “Programa Prometeo” donde especialistas extranjeros en investigación científica, están
fortaleciendo el
desarrollo de
las competencias
investigativas
de las universidades públicas ecuatorianas.
Además, con la creación de la Secretaría
Técnica de Ciencia Tecnología Investigación e Innovación, existe una tendencia creciente en el mundo a la transferencia de conocimientos y
de tecnología desde el sistema público de investigación y desarrollo hacia el sector empresarial y
junto a ella dos subsecretarias: la de investigación científica que promueve la articulación entre las instituciones de los Sistema de Educación Superior y el de Ciencia, Tecnología, Innovación y Saberes Ancestrales y los actores del sector productivo a nivel nacional e internacional, con el
objetivo de desarrollar programas, proyectos de investigación y actividades científicas en áreas estratégicas que contribuyan al desarrollo del país, asumiendo el desafío de avanzar hacia una sociedad basada en el conocimiento.
El
rediseño urgente de las mallas curriculares de las carreras
de
las universidades
públicas y privadas del Ecuador, ahora en las mallas curriculares se constituyen de tres partes, la primera es de formación básica, la segunda de formación profesional y tercera de titulación, todas ellas
deben responder a las necesidades del área de influencia de la Universidad y a los objetivos
del Plan Nacional del Buen Vivir. (Burgos &
Bonisoli, 2016)
Se
consideran como resultados esperados
de
este proceso de transformación:
Una sociedad cada vez más informada, capaz de valorar más y
mejor las actividades
vinculadas a la generación y difusión
de nuevos
conocimientos.
El
profesional ecuatoriano formado
a
través de la realización de
proyectos de
investigación sería competitivo
a nivel regional y mundial.
· Al reconocerse a la innovación como factor capital de competitividad, se promoverá la
interacción entre la investigación universitaria, el sector productivo y
el
entorno tecnológico.
· Lograr la articulación, Universidad - Estado – Industria que va a transformar los procesos productivos, con el intercambio y uso de la información se genera conocimiento lo que
produce cambios
internos en cada una de las instituciones.
· Las experiencias de estos procesos de cambios e interrelaciones entre las instituciones
conducen a esta corriente de pensamiento a
proponer que la Universidad ha
de tener una visión más empresarial
de
su actividad.
En Ecuador, según la ley de Educación superior, para ser docente universitario uno de los
requisitos principales es el de poseer título de cuarto nivel en el área académica
en
la que se pretende ejercer
la catedra, esto implica
que quien realizó un estudio de
posgrado ha
realizado un proceso de investigación para obtener dicho título.
En las décadas
precursoras
al 2010 la cuestión era
diferente, esto dio lugar a que muchos profesores obtuvieran su primer nombramiento
académico sin una formación en investigación, lo que
desencadeno en un retraso de producción
académica en la universidad ecuatoriana. El panorama ha cambiado con las leyes y reglamentos
vigentes, así
se
encuentra en el
Reglamento de Régimen Académico el
cambio en
la estructura de las mallas curriculares, y determina la siguiente organización, Reglamento de Régimen Académico, (2012). (Burgos & Bonisoli,
2016)
a) Unidad
básica.
-
Es
la
unidad
curricular que introduce al
estudiante en
el aprendizaje de las ciencias y disciplinas que sustentan la carrera, sus metodologías
e instrumentos, así como en
la contextualización de los estudios profesionales;
b) Unidad profesional. - Es la unidad curricular que está orientada al conocimiento del campo de estudio y
las áreas de actuación de la carrera, a través de la integración
de las teorías correspondientes y de la práctica pre profesional;
c) Unidad
de titulación. - Es la unidad curricular que incluye las asignaturas, cursos o
sus equivalentes, que permiten la validación académica de los conocimientos, habilidades
y
desempeños
adquiridos en la carrera
para
la resolución de problemas, dilemas o desafíos
de una profesión.
Su resultado final fundamental es: a) el desarrollo de un trabajo de titulación, basado en procesos de investigación e intervención o, b) la preparación y aprobación de un examen de
grado de
carácter complexivo. (Burgos & Bonisoli, 2016)
Una
mirada a la
discusión internacional sobre la
valoración de la
investigación en
management muestra
que, irónicamente, si aplican los estándares internacionales de evaluación aplicados por Colciencias y las demás fuerzas que configuran la presión institucional, y
que
hoy tiende a servir de rasero para evaluar las publicaciones
de las Financial Conduct Authority (FCA), se impulsaría la investigación en una
dirección opuesta a las tendencias internacionales
actuales, se desconocerían las características intrínsecas del campo del conocimiento, y
se privilegiaría la contribución a la teoría de un modo que desincentivaría
la investigación enfocada a la
contribución social. De esa discusión surge una
conclusión insoslayable: se deben asumir los estándares aplicados
por
Colciencias para evaluar la investigación,
pero deben transcenderse para
poder contar con
unos
que
respondan
a
las
exigencias actuales de
la
investigación
en management. Y esto implica, como se
plantea en el artículo de Malaver (2016) desarrollar y aplicar indicadores que también
midan el impacto de las publicaciones
–los artículos– por su relevancia –utilidad social–. Esa mirada también muestra la vigencia internacional del propósito
de convertir la propia realidad en fuente de conocimiento relevante y original y
de ampliación de
la teoría existente
(Malaver & López,
2016)
Conclusiones.
La formación en investigación requiere conocimientos teóricos y
experiencia de quien la
realiza
"A investigar se aprende
investigando", es un conocido refrán que circula en las
universidades. Se puede observar que, a nivel de Maestría y Doctorado, se encuentran profesores que nunca han hecho investigaciones y por ello no poseen las herramientas y las competencias necesarias para enseñar investigación. En este sentido, sus estudiantes tampoco desarrollan estas
competencias y se quedan anclados en las áreas funcionales de la administración y orientan su
actividad
más al "hacer" que al "crear". (Saldarriaga, Martínez, &
Restrepo, 2016)
Es usual que, en el escenario de la
Administración, como en el de cualquier disciplina se hable
de las competencias que se requieren
de
los profesionales que egresan
de las universidades.
Los
profesores (por formación o por desempeño) no son ajenos a estas exigencias y lo que se espera de ellos es que tengan introyectadas determinadas competencias para ejercer su labor y que
al mismo tiempo puedan
ayudar a sus estudiantes a desarrollar algunas de ellas.
En el caso de los profesores de Metodología de Investigación y evaluadores de trabajos de grado y
tesis doctorales, se supone que quienes han tenido un recorrido importante en investigación poseen, de
suyo,
las
competencias
para
desarrollar estas actividades.
Es
un supuesto ampliamente generalizado que los investigadores expertos son también “buenos”
profesores de investigación y “buenos” lectores y evaluadores de trabajos investigativos. (Toro, Saldarriaga, Restrepo, Martínez,
& Arias, 2015)
Así lo indica una comparación de las dinámicas y orientaciones que han guiado la investigación en el ámbito internacional
y nacional. Entre los años 60 y 90 la investigación
internacional en
el management avanzaba –a grandes pasos– guiada por el modelo de
las ciencias
naturales y como vía escogida para alcanzar la excelencia académica y elevar su estatus
en el mundo académico. Pero ahora, mientras en los países desarrollados se cuestionan los sesgos y efectos negativos del modelo
asumido desde los años 60, y se pide un mayor equilibrio entre
rigor y relevancia, las vías deductivas e inductivas, los métodos cuantitativos y cualitativos,
la valoración de la contribución a la teoría y
la utilidad social de la misma, y tender puentes entre académicos y practitioners (Corley y Gioia, 2011; Bartunek y Rynes, 2014). (Malaver & López, 2016).
De
ese
modo, el acelerado proceso de
internacionalización de los parámetros para evaluar
el
conocimiento generado –y publicado–, inducidos por Colciencias, acreditadoras y rankings, al
contrastarse con el estado de
la discusión internacional muestra
que, para el caso de la administración, tales parámetros –basados en la citación– son insuficientes para dar cuenta
de lo que, por su naturaleza, hoy exige este campo del saber al nuevo conocimiento generado: originalidad y utilidad práctica (Corley y Gioia, 2011), es decir, influyente para
los académicos y
útil
al nivel empresarial y social. En consecuencia, para captar el impacto y
superar los sesgos de la citación,
que hoy se intentan superar en el ámbito de la administración, se deben generar
La mirada a las
tendencias internacionales también
muestra la vigencia
del propósito de convertir la realidad propia en fuente de conocimiento relevante, original y en potencial fuente de diálogo académico
entre los países desarrollados y emergentes.
Se reconoce que las diferencias en los niveles de
desarrollo, culturas, valores, visiones e instituciones originan
prácticas y problemas administrativos cuya explicación puede requerir de nuevos conceptos o teorías (Barkema et al., 2015). Frente a los avances que están sucediendo en Europa y
Asia (Augier y Sullivan,
2007; Sanabria
et al.,
2014;
Barkema
et al.,
2015), se considera
“disfuncional” el pretendido universalismo científico, que es más
bien un vestigio del
parroquialismo de la comunidad académica norteamericana (Augier, March y Sullivan, 2005). (Malaver &
López,
2016)
La “oleada” de creación de doctorados en las FCA, registrada en la última década, refuerza los procesos de institucionalización de la investigación y de internacionalización de las publicaciones
y, al mismo tiempo, agencia el tránsito de la profesionalización a la
disciplinarización en la producción y difusión
del conocimiento al interior de las FCA (Malaver
& López, 2016)
La investigación científica
debe
ser parte de las competencias de estudiantes y profesionales universitarios, por ende, si los profesores de las universidades no realizan
investigación científica acorde a lo que la universidad y
comunidad empresarial demanda, no
pueden desarrollar competencias investigativas en los estudiantes. En un reporte de la Secretaria de Ciencia Tecnología e Innovación del Ecuador, se demuestra que a pesar de que se asignan recursos y carga horaria la mayoría de los docentes universitarios los trabajos de investigación
son todavía escasos.
En la formación profesional, la investigación debe estar
consolidada, ésta debe ser
el
eje curricular ya que permite enriquecer la discusión y la creación de conocimientos para generar un
cambio de actitud en el individuo. Existen suficientes razones para desarrollar
las competencias
investigativas y
justificar la investigación científica en las universidades ecuatorianas. La investigación es la que estimula el pensamiento crítico
y la creatividad tanto en los docentes como en los alumnos. Es a través de la investigación que el proceso de aprendizaje se vitaliza y se combate
la memorización que
tanto ha contribuido
a formar profesionales pasivos, poco
amantes de la innovación, con escasa
curiosidad e iniciativa personal. En referencia, Larrea de Granados, (2009) señaló que el perfil general de estilo del docente ecuatoriano contrasta
considerablemente
con el
que
la
Ley
Orgánica
de Educación Superior (2010)
y
varios
documentos establecen, especialmente, en cuanto al grado de criticidad y
creatividad que debería caracterizarlo. Por supuesto, mientras se forme este tipo de profesionales, habrá siempre una brecha que dejará a los
países subdesarrollados cada
vez más a la
zaga
de
los
países desarrollados. Márquez Delgado, (2014) acotó que el sistema
educativo sigue
siendo inadecuado ya que condena a la perpetuación del subdesarrollo y
a la
marginalidad
intelectual y científica. (Burgos & Bonisoli, 2016)
Es importante recordar que
sólo mediante la investigación se
podrá formar el recurso
humano, a nivel profesional en toda la dimensión de la palabra, con la
alta
calidad que
el
país requiere. Del mismo modo se debe reconocer que la investigación es de importancia vital en los estudios de pre y postgrado; no es posible tener estudiantes y profesionales de buen nivel si no se investiga, si no se conoce
la realidad del entorno donde
desarrollamos nuestras actividades cotidianas, corremos el riesgo de creer solo en lo que escuchamos y así castigamos a una
sociedad que espera más de nosotros (Burgos & Bonisoli, 2016).
Bibliografía.
Bermúdez, L., & Rodríguez, L. (2013). Investigación en la gestión empresarial. Bogotá: Ecoe
Ediciones.
Burgos,
J.,
& Bonisoli, L.
(2016). La
investigación contable
un
aporte predictivo
para
las
finanzas empresariales: competencias y
razonabilidad para su tratamiento. Revista Caribeña de Ciencias Sociales, En
línea:
http://www.eumed.net/rev/caribe/2016/06/investigacion.html.
Malaver, F., & López, F. (2016). La investigación sobre la administración en Colombia (1965-
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& Restrepo, M. (2016). La formación en los postgrados en
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Arias, O. (2015). Competencias docentes
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