10 RECIMUNDO VOL. 6 N°4 (2022)
En mujeres en edad reproductiva, la ma-
yor incidencia se encontró en mujeres
de 35 a 44 años (0,4%), independiente-
mente de los síntomas. (Valverde et al.,
2019)
• La tendencia actual hacia la menarca
cada vez más temprana y el retraso
en la edad de inicio de la paridad, ha
ocasionado un mayor número de ciclos
menstruales y ovulaciones y por lo tanto
exposición prolongada a estrógenos en-
dógenos y a mayor cantidad de mens-
truaciones retrógradas; incrementando
el riesgo de endometriosis. (Ulett, 2019)
• Además, existe un componente genéti-
co que se ha investigado y se ha estima-
do en un 51% sus probabilidades de ser
heredado. Se habla con mayor frecuen-
cia de un locus en el cromosoma 7p15.2
que se ha ligado con endometriosis en
mujeres de ascendencia europea, que
se asocia más a la enfermedad mode-
rada severa. También existe una base
genética, que expone mayor riesgo de
endometriosis a aquellas mujeres con fa-
miliares de primer grado afectados, con
un aumento en la prevalencia de un 6 a
un 9% y hasta 15% para la presentación
de enfermedad severa. (Ulett, 2019)
• Estilo de vida: Reducción de la tasa de
embarazo. La teoría de que disminuye-
ron drásticamente las tasas de emba-
razo como resultado directo del estilo
de vida de la mujer moderna, incluida
la disponibilidad de anticonceptivos,
contribuye a una mayor incidencia de
endometriosis está bien establecida. En
ausencia de un embarazo frecuente, el
endometrio se acumula continuamente
y luego cae bajo el control de la seña-
lización hormonal. Se cree que el ciclo
del endometrio con menstruaciones más
frecuentes puede conducir a la endome-
triosis. (Valverde et al., 2019)
Trabajo por turnos. El ciclo menstrual y la
endometriosis son impulsados por los nive-
les de estrógeno circulantes. Existe eviden-
cia que sugiere que los niveles de estróge-
no en mujeres en edad reproductiva siguen
un ritmo circadiano además del ritmo ovári-
co mensual y, por lo tanto, pueden ser vul-
nerables a la perturbación circadiana. De
hecho, se ha demostrado que el trabajo por
turnos nocturnos afecta la secreción de es-
trógenos y se ha asociado con trastornos
menstruales y un mayor riesgo de endome-
triosis. Un estudio encontró que cualquier
trabajo de turno nocturno aumentó el riesgo
de endometriosis en un 50%. (Valverde et
al., 2019)
Toxinas. La 2,3,7,8-tetraclorodibenzo- p-
dioxina (TCDD) y los productos químicos
de hidrocarburos aromáticos polihalogena-
dos (PHAH) estructuralmente relacionados
son contaminantes ambientales comunes
que se encuentran en todo el mundo. TCDD
y PHAH similares a las dioxinas se clasifi-
can como "dioxinas" y se asocian con un
espectro de efectos tóxicos en los sistemas
reproductivo, inmune y endocrino. Además,
los bifenilos policlorados (PCB) contribuyen
a la toxicidad de los PHAH, incluida la inte-
rrupción de la actividad de los estrógenos.
(Valverde et al., 2019)
Autoinmunidad. Se ha postulado que un
mecanismo para el desarrollo de lesiones
ectópicas endometriales es una respuesta
inmune defectuosa, que no logra eliminar
los implantes de la superficie peritoneal. De
hecho, los déficits inmunitarios que satisfa-
cen la mayoría de los criterios básicos para
la enfermedad autoinmune se han descrito
en la endometriosis, incluida la activación
de células B policlonales, anomalías en la
función de las células T y B, daño tisular
y compromiso multiorgánico. Además, las
alergias, el hipotiroidismo, la enfermedad
inflamatoria intestinal y la fibromialgia se
encuentran entre una serie de afecciones
autoinmunes que se sabe están asociadas
con la endometriosis. (Valverde et al., 2019)
Conclusión
Como se ha podido leer en esta investiga-
ción, hay varios factores de riesgo que pre-
ARAUJO EGAS, C. M., REVELO BENAVIDES, K. M., CHICAIZA LÓPEZ, L. C., & MEDINA ALTAMIRANO, D. E.