597
RECIMUNDO VOL. 7 N°1 (2023)
servicios de salud reproductiva, materna e
infantil. Dentro de los países, la cobertura
de dichos servicios suele ser menor en los
hogares más pobres que en los más ricos.
En general, entre una tercera parte y la mi-
tad de la población mundial (entre el 33%
y el 49%) estaba cubierta por los servicios
sanitarios esenciales en 2017. La cobertu-
ra de los servicios siguió siendo más baja
en los países de ingresos bajos y medianos
que en los más ricos, y lo mismo ocurría con
la densidad del personal sanitario y la co-
bertura de la inmunización. Los datos dis-
ponibles indican que más del 40% de los
países tienen menos de 10 médicos por
10000 habitantes, más del 55% tienen me-
nos de 40 enfermeras y parteras por 10000
habitantes, más del 68% tienen menos de
cinco dentistas por 10000 habitantes y más
del 65% tienen menos de cinco farmacéuti-
cos por 10000 habitantes (OMS, 2020).
De la excelencia médica a la calidad de
atención de los sistemas de salud
1. Excelencia profesional
Durante más de 24 siglos a los médicos se
les ha exigido excelencia y profesionalismo
basados en principios y valores morales. Tal
solicitud ha sido claramente expresada a lo
largo de la historia en diferentes juramen-
tos y códigos deontológicos, a través de los
cuales las sociedades han buscado garan-
tizar una conducta médica apegada a las
más estrictas exigencias morales. El médi-
co debe resolver en su quehacer diario pro-
blemas que comprometen los valores más
sagrados del ser humano: la vida, la salud,
la enfermedad, la felicidad y la capacidad
de continuar con un proyecto de vida. De
ahí que desde los inicios de la medicina oc-
cidental el médico fue considerado un “pro-
fesional”, según la concepción histórica de
la palabra (d’Empaire, 2010).
2. ¿Qué ha cambiado?
Al menos dos grandes cambios se han sus-
citado en el tiempo: en primer lugar, la con-
cepción clásica tradicional de la profesión
perdió algunos de los aspectos que la ca-
racterizaron, específicamente la inmunidad
y los privilegios. Ya nadie puede ser inmu-
ne por su condición profesional ni gozar de
una moralidad especial. A su vez, en tan
sólo pocas décadas la medicina cambió.
Un extraordinario desarrollo científico tec-
nológico ha venido dotando al médico de
innumerables recursos de diagnóstico y
tratamiento. Hoy es posible tratar enferme-
dades que hasta hace poco tiempo no era
posible hacerlo y en ocasiones ni siquiera
aliviar. La atención médica se desarrolla en
diferentes niveles, desde pequeños consul-
torios y centros ambulatorios hasta comple-
jos centros hospitalarios. Estos últimos, en
particular, han desarrollado complejos ni-
veles de funcionamiento. Allí los enfermos
son atendidos en ambientes dotados de no-
vedosos recursos tecnológicos, por varios
médicos (internos, residentes y diferentes
especialistas). Además, participa personal
de enfermería, técnicos, laboratoristas, far-
macéuticos y personal administrativo, los
cuales deben interactuar para la atención
oportuna de cada paciente en particular,
cada uno de ellos con problemas especí-
ficos que requieren un alto nivel de desem-
peño organizacional.
Dentro de este complejo sistema, por ejem-
plo, cada indicación médica debe cumplir
diferentes pasos a través de un largo re-
corrido. El proceso se inicia con una deci-
sión del médico respecto de un tratamiento
particular. Con frecuencia, este primer paso
encierra un alto nivel de complejidad y de
responsabilidad, en la medida en que la se-
lección del tratamiento debe hacerse, por
lo general, dentro de un amplio espectro de
posibilidades terapéuticas. Para esta selec-
ción el médico debe contar con un elevado
nivel de capacitación que le permita anali-
zar, en forma crítica, una amplia y cambiante
literatura –llena de resultados con frecuen-
cia contradictorios, basados en complejos
análisis estadísticos, a veces influidos por
conflictos de interés–, de la cual debe ex-
traer el tratamiento que, de acuerdo con las
MEDICINA AMBULATORIA. ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA MEDICINA GENERAL