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RECIMUNDO VOL. 7 N°1 (2023)
Introducción
Con respecto a la situación problemática,
las cromosomopatías son responsables del
0,5% al 0,7% de anomalías fetales en el
mundo entero, debido a afectaciones de los
cromosomas sexuales, que dan lugar a fe-
tos euploides. Su detección precoz llevó a
las ciencias de la salud a sugerir diversas
pruebas de diagnóstico y clasificarlas según
el riesgo de la gestante, de alumbrar un re-
cién nacido con una enfermedad hereditaria
autosómica, en este caso, asociada a las tri-
somías 13, 18 y 21. (Carreras, y otros, 2013).
Latinoamérica mantiene una incidencia de
1:7.000 recién nacidos vivos con trisomías
13, 18 y 21, de las cuales, la primera es la
de mayor prevalencia, situándose cerca del
promedio mundial que se encuentra ac-
tualmente en 1:5.000 recién nacidos vivos.
Las complicaciones en el nacimiento, que
pueden derivarse de estas cromosomopa-
tías, han generado que los expertos hayan
incorporado ciertas pruebas de diagnóstico
para predecir estas aneuploidías y minimi-
zar el riesgo de mortalidad infantil, adqui-
riendo importancia la prueba ecográfica de
translucencia nucal, hueso nasal y ductus
venoso, también conocida como ultrasoni-
do (Betancourt, Lazo, Carrasco, Avello, &
Martínez, 2014).
En el Ecuador, se utiliza la prueba bioquími-
ca junto con el ultrasonido con mayor pre-
valencia, para la predicción de cromosomo-
patías y debido a lo costoso de este examen
combinado, solo se lo prescribe a gestantes
en riesgo, por tener herencia de trisomías
13, 18 o 21, por ello, es necesario realizar
mayores estudios sobre pruebas diagnósti-
cas más baratas, pero de gran especifici-
dad y precisión, que puedan arrojar marca-
dores predictivos de alta confiabilidad, para
la correcta predicción de las aneuploidías
en mención (Palestino, y otros, 2016).
El problema que se investiga, consiste preci-
samente en la limitada utilización de la prue-
ba ecográfica de translucencia nucal, hueso
nasal y ductus venoso, también denominada
CALERO ZEA, M. A., MARTÍNEZ CALERO, A. G., MARTÍNEZ CALERO, M. D., & MARTÍNEZ CALERO, N. A.
ultrasonido como prueba única de tamizaje,
que ha generado a su vez el desaprovecha-
miento del valor predictivo de la misma, mo-
tivo por el cual, se ha limitado la ejecución
de este tipo de diagnóstico de trisomías 13,
18 y 21, tan solo a las mujeres de alto riesgo,
en detrimento de las demás gestantes per-
tenecientes a este grupo prioritario, quienes
también mantienen la expectativa de cono-
cer el riesgo de aneuploidías en sus hijos re-
cién nacidos, de manera anticipada.
Desde el año 2018, en el Centro de Diag-
nóstico Ecosalud, se han venido realizan-
do diversas pruebas para la predicción de
cromosomopatías, entre las que se desta-
can, la prueba bioquímica y la ecografía de
translucencia nucal, hueso nasal y ductus
venoso o ultrasonido. Sin embargo, la po-
blación objetivo de estudio está constituída
generalmente por gestantes con herencia
de aneuploidías u otras comorbilidades ya
que, debido al alto costo de la prueba de
diagnóstico combinada, el acceso a la mis-
ma no puede ser universal.
Bajo dicha perspectiva, la reducción de cos-
tos y el mantenimiento de la sensibilidad de
la prueba de diagnóstico puede favorecer a
la prueba de ultrasonido como un marcador
predictivo confiable de cromosomopatías
desde el primer trimestre gestacional. No
obstante, los limitados estudios que exis-
ten acerca de la precisión y confiabilidad
de la prueba ecográfica de TN, HN y DV,
como único estudio minimizan su utilización
y desaprovechan su potencial.
Si la situación problemática persiste, un
gran porcentaje de gestantes no podrán ac-
ceder a realizarse una prueba de diagnósti-
co para predecir cromosomopatías durante
su primer trimestre de gestación. En conse-
cuencia, las madres y sus recién nacidos,
tampoco podrán prepararse para minimi-
zar el impacto negativo de estas anomalías
cromosómicas, lo cual se opone totalmente
a los derechos de salud reproductiva y el
bienestar de ambos grupos prioritarios.