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RECIMUNDO VOL. 7 N°2 (2023)
El MAPA ha sido ampliamente utilizada en
el diagnóstico de hipertensión arterial en
adultos, pero hay mucha menos experien-
cia con este método en niños. Se basa en el
principio de que las mediciones repetidas
de la presión arterial durante las 24 h pro-
mueven una mejor aproximación del nivel
real de presión arterial que cuando se usa
una sola medida. “Es ventajoso en la eva-
luación del efecto del tratamiento antihiper-
tensivo cuando existen dudas en el control
de la presión arterial a las 24 h en el diag-
nóstico de alteraciones del ritmo cardíaco”
(Selem, Castro, & César, 2011).
Después del diagnóstico, la hipertensión ar-
terial suele clasificarse en dos formas: la hi-
pertensión primaria o esencial, cuya causa
se desconoce, y la hipertensión secundaria,
en la que es posible identificar una patología
responsable, para ser exactos, es posible
encontrar una enfermedad/afección asocia-
do que es la verdadera causa de la HA.
Ejemplos de dichas enfermedades/con-
diciones: apnea del sueño, enfermedad
renal crónica, síndrome de Cushing (ex-
ceso de glucocorticoides), feocromo-
citoma (tumores que se originan en las
células de la glándula suprarrenal), hi-
peraldosteronismo primario, coartación
aórtica (estrechamiento de la aorta), en-
fermedad de la tiroides y paratiroides,
hipertensión renovascular, uso de anti-
conceptivos orales y embarazo, entre
otros (Fonseca, Silva, & Malloy, 2019).
Hay indicios de que el tipo primario corres-
ponde a alrededor del 95% de los casos de
hipertensión arterial. Cabe señalar que no
existen pruebas de diagnóstico ideales. El
descubrimiento de la hipertensión arterial,
en la mayoría de las personas, sucede de
manera casual sin la presencia de un pade-
cimiento específico, lo cual se comprueba
a través de exámenes periódicos de salud,
exámenes prequirúrgicos, en el seguimien-
to durante el embarazo, en campañas de
salud pública y a través de la toma de la
presión en la sangre.
El diagnóstico de la HA es complejo
porque está influenciado por la variabi-
lidad de la PA, los equipos y técnicas
utilizados, la posición del cuerpo, la
hora del día, el ambiente, el lugar de
medición y por el responsable de la me-
dición (Selem, Castro, & César, 2011).
Se observa en una revisión que “en niños
pequeños (menores de seis años) la hiper-
tensión arterial tiene un mayor protagonis-
mo de ser secundaria, mientras que a fina-
les de la primera década y principios de la
segunda, la HA comienza a ser de etiología
predominante” (Macedo & Ferreira, 2013).
Sin embargo, otro estudio afirma que la
etiología de la hipertensión arterial en niños
“parece seguir parámetros similares a los
de los adultos, como el aumento de la fre-
cuencia de casos de forma primaria y la au-
sencia de signos y síntomas que explique la
presencia de la enfermedad enfermedad”
(Ribeiro, Oliveira, & Salgado Filho, 2017).
En esas circunstancias, el verdadero proble-
ma de salud pública que plantea la hiperten-
sión arterial se concentra en la forma prima-
ria de la enfermedad, ya que en la mayoría
de los casos la etiología es difícil de detectar.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo cardiovascular se
pueden clasificar en dos tipos: modificables
y no modificables. Los primeros son aque-
llos que en una perspectiva de prevención
se pueden intervenir y corregir, e incluyen el
tabaquismo, la dislipidemia (colesterol alto),
la diabetes mellitus, la obesidad, la inacti-
vidad física, el consumo excesivo de alco-
hol, la ingesta elevada de sodio, entre otros.
Un estilo de vida saludable influye positiva-
mente en todos estos factores de riesgo.
Los factores de riesgo no modificables ya
no están sujetos a intervención e involucran
los antecedentes personales y familiares de
enfermedad cardiovascular.
Los autores Ferrazzo, Meinke, & Silva,
(2014) afirman que “la presión arterial de un
individuo está determinada por la interac-
MONTERO CADENA, O. G., GUZMÁN KURE, G. J., ACOSTA BRAVO, R. C., & PEÑAFIEL PEÑAFIEL, M. B.