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RECIMUNDO VOL. 7 N°3 (2023)
Finalmente, casi el 80% de los docentes re-
conocen la falta de autocrítica. A juicio de
los entrevistados, existe una tendencia a en-
capsularse en sus opiniones y criterios en
relación a diversos temas, de manera que
esto constituye una barrera en el proceso
comunicativo con los estudiantes. Desde
esa perspectiva, algunos de los docentes
argumentan que se debe, en ocasiones, a la
falta de preparación y escaso dominio de los
temas abordados en clase que nos les per-
mite abrir un diálogo con sus estudiantes.
Por su parte, tanto la Observación Partici-
pante como el Inventario de Problemas de la
Comunicación, aplicado a los estudiantes,
complementó la información obtenida en
la Entrevista Individual y demostró, a partir
del procesamiento de la información y aná-
lisis de los resultados, que la comunicación
educativa es disfuncional, como tendencia.
Los patrones de interacción de los docen-
tes se sostienen desde estructuras unidi-
reccionales, autoritarias, con énfasis en la
falta de asertividad, no propicia espacios
para el diálogo y la construcción colectiva,
lo que genera un clima sociopsicológico de
insatisfacción y malestar generalizado.
Otro de los elementos a analizar a partir del
procesamiento de la información, es la falta
de iniciativa para generar espacios de ele-
vada creatividad e innovación en los estu-
diantes. Al constituirse, básicamente, el pro-
ceso de comunicación educativa desde una
simple linealidad, sin expresiones que mo-
vilicen otras dinámicas relacionales en los
estudiantes (dígase interacciones diversas,
flujos de información que rompen con el clá-
sico modelo bancario en el que el docente
es el que tiene el conocimiento y el alumno
es el embudo de la información) la posibili-
dad de salir de los marcos pre-establecidos
en el proceso docente educativo es mínima.
Conclusiones
Estos resultados invitan a reflexionar acerca
del papel del docente durante todo el proce-
so de enseñanza-aprendizaje. El mismo no
se circunscribe al espacio del aula, a la tras-
misión de contenidos propios de las asigna-
turas, sino que se convierte en una concep-
ción de trabajo y de vida en la que se debe
integrar, desde una perspectiva sinérgica,
las particularidades de los estudiantes, sus
historias de vida personales, familiares, es-
colares. Los estudiantes deben reconocer
en ese proceso de comunicación educativo
un ámbito de confianza, de reconocimiento
de la diversidad y pluralidad de visiones, de
empatía y de compromiso mutuo.
Se hace evidente la necesidad de que la
comunicación educativa constituya la brú-
jula que direccione los procesos sustanti-
vos en el contexto universitario. Se precisa
para ello lograr un mayor nivel de eficacia y
productividad. Eficacia, en tanto que todos
los estudiantes tengan éxito en sus apren-
dizajes y en su vida, y productividad, ha-
cer que los aprendizajes sean significativos
para que los estudiantes se conviertan en
gestores del cambio, de la transformación y
del bienestar personal y social.
Para lograr ese salto cualitativo al que se as-
pira en las universidades, a partir de mejorar
los aprendizajes y la formación de nuevos
profesionales, es necesario ganar en una
cultura de la comunicación pedagógica, a
través del desarrollo de innovación y parti-
cipación. La universidad debe generar es-
pacios atractivos para que los estudiantes
puedan canalizar todas sus preocupacio-
nes, pero sobre todo debe contar con do-
centes con herramientas adecuadas para
facilitar estos espacios. La relación docen-
te-estudiante, estudiante-estudiante y do-
cente-docente, caracteriza el proceso de
comunicación educativa, y este debe refor-
zar los vínculos basados en el diálogo cons-
tructivo, tolerante, participativo y de respeto.
Bibliografía
Coríca, J. L. (2015). Comunicación y nuevas tecnolo-
gías: su incidencia en las organizaciones educati-
vas. [tesis para la obtención del título de Máster en
Tecnología Educativa]. Universidad Autónoma del
Estado de Hidalgo, México.
QUEVEDO MORA, V. E., TUTIVEN ABAD, T. C., ROVIRA RUBIO, J. F., & TUTIVEN ABAD, C. T.