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RECIMUNDO VOL. 7 N°4 (2023)
externa de la extremidad o acortamiento de
la misma. Los hematomas y equimosis tam-
bién fueron un hallazgo poco frecuente debi-
do a que, junto al aumento de volumen, son
considerados signos tardíos de una fractura
de cadera. Otros reportes añaden, que gran
parte de los síntomas pueden ser referidos
tanto por los pacientes ancianos como por
los pacientes jóvenes y siempre habrá pre-
dominancia de dolor y limitación funcional.
Sumado a los síntomas que puede referir el
paciente, también hay un signo característi-
co de las fracturas de caderas que se debe
buscar en todo paciente con sospecha. El
signo de Allis consiste en la penetración de
la fosa ilíaca externa con mucha más suavi-
dad y facilidad que en el lado sano debido a
la relajación del tejido muscular pertrocanté-
rico (Saenz Guarniz, 2023).
Diagnostico
Una guía para el diagnóstico de fractura
de cadera es la historia clínica, obteniendo
información sobre los hechos del paciente,
las actividades que hace o se encontraba
realizando, las patologías que presenta y
los hábitos que tiene para su diario vivir.
Posterior a ello se realiza el examen físico
en el cual las manifestaciones clínicas nos
ayudan para la sospecha de la patología.
Como examen complementario para el
diagnóstico se realiza radiografía de pro-
yección anteroposterior de pelvis, antero-
posterior de cadera y fémur y lateral de ca-
dera y fémur. Sin embargo, existen casos
en las que las radiografías no indican clara-
mente la fractura por lo que se recomienda
realizar una resonancia magnética (Ormaza
Cárdenas, 2023).
Tratamiento
Actualmente el manejo de las fracturas
de cadera, se da por etapas. Inicialmente
se aplican medidas generales y preventi-
vas mientras se coordina la realización de
exámenes de imágenes para confirmar el
diagnóstico y definir un tratamiento. Se re-
comienda prestar atención a los resulta-
dos de laboratorio al ingreso del paciente,
en especial a su hemograma completo, se
debe vigilar las cifras de hemoglobina y he-
matocrito, se debe solicitar un examen de
orina y el perfil de coagulación (tiempo de
coagulación, tiempo de protrombina y tiem-
po de sangría).
Tratamiento No Quirúrgico
Es exclusivo para los pacientes cuyo riesgo
quirúrgico de cualquier tipo, supere el be-
neficio que puedan tener. Es preferido en
pacientes previamente postrados. En este
tipo de manejo es importante mantener la
movilización del paciente, para prevenir
los riesgos de que el paciente se manten-
ga postrado (neumonía espirativa, escaras,
atelectasias, infecciones del tracto urinario,
entre otras). También incluye cambiar de po-
sición al paciente, mantener la homeostasis
y una buena nutrición (Saenz Guarniz, 2023).
Tratamiento Quirúrgico
La primera opción de tratamiento quirúrgi-
co es la reducción incruenta con fijación de
la fractura. En caso falle este tratamiento,
se debe proceder a una reducción cruenta
para la fijación de la fractura. Como princi-
pio general, se recomienda que las fracturas
estables se traten con equipos extramedu-
lares y las fracturas inestables con equipos
intramedulares (Saenz Guarniz, 2023).
• Sistema DHS (Dynamc Hip System):
Placa con tornillo deslizante: Es el sis-
tema más utilizado y más recomendado
para las fracturas extracapsulares. Las
placas disponibles son en angulaciones
de 130 a 150°; siendo la graduación de
130° la más usada. El equipo es bási-
camente una placa con un ángulo fijo
con un clavo paralelo a eje del cuello
del fémur. Se recomienda que el ápice
del tornillo se encuentre al menos a 2,5
cm del vértice de la cabeza del fémur.
En cuanto a las recomendaciones con
las placas, existen de dos tipos, de 2 y
4 agujeros, la placa de 2 agujeros está
asociado a menor riesgo de hemorra-
gia y menor tiempo operatorio en com-
QUINALUISA ERAZO, C. A., LANDÁZURI MALES, V. H., BARBA RODRÍGUEZ, G. V., & BURBANO TIPANTUÑA, R. A.