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RECIMUNDO VOL. 8 N°1 (2024)
actual, publicados en revistas de ciencia,
disponibles en Google Académico, lo más
ajustadas al propósito del escrito, con con-
tenido oportuno y relevante desde el punto
de vista científico para dar respuesta a lo
tratado en el presente artículo y que sirvan
de inspiración para realizar otros proyectos.
Las mismas pueden ser estudiadas al final,
en la bibliografía.
Resultados
Tratamiento de la encefalopatía hepática.
El tratamiento de un episodio de encefalo-
patía hepática incluye medidas correctivas,
intervención nutricional y terapia farmaco-
lógica. Como ya se mencionó, la identifi-
cación y corrección de los factores preci-
pitantes se considera terapia de primera
línea e incluye el control de la hemorragia,
la corrección de los trastornos metabólicos
y el tratamiento de la infección. Además, es
necesario mantener una nutrición adecua-
da, con un aporte energético de 35-40 kcal/
kg/día y un aporte proteico de 1,2-1,5 g/kg/
día, y la dieta de los pacientes con cirrosis
debe complementarse con alimentos ramifi-
cados. aminoácidos de cadena y proteínas
vegetales una vez que se ha desarrollado la
encefalopatía hepática (8).
El objetivo del tratamiento farmacológico
es tanto reducir la producción de amonia-
co como favorecer su fijación y excreción.
El arsenal clínico contra la encefalopatía
hepática es limitado; El tratamiento médico
para la encefalopatía hepática no ha cam-
biado en los últimos 30 años, no porque los
medicamentos disponibles sean opciones
de tratamiento altamente efectivas y basa-
das en evidencia para la encefalopatía he-
pática, sino debido a la falta de conocimien-
to sobre la patogénesis de la encefalopatía
hepática, su heterogeneidad clínica y eva-
luación variable de su gravedad.
El tratamiento de la encefalopatía hepática
tradicionalmente incluye lactulosa, neomici-
na o metronidazol y, más recientemente, ri-
faximina. El estándar actual de atención para
pacientes con encefalopatía hepática inclu-
ye lactulosa y rifaximina, que se asocia con
una mejora del estado mental; sin embargo,
debido a que los factores precipitantes se
corrigen simultáneamente, es difícil estable-
cer la verdadera razón de la mejoría (8).
La lactulosa es un disacárido sintético no ab-
sorbible, que llega al colon inalterado, donde
tiene un efecto catártico y es catabolizado
por la flora bacteriana del colon para produ-
cir ácido láctico, ácido y ácido acético (9).
El ambiente ácido del colon resultante inhibe
el crecimiento de bacterias coliformes gené-
ticas de amoníaco y favorece la conversión
de amoníaco en amonio no absorbible.
La lactulosa se puede administrar por vía
oral a través de una sonda nasogástrica a
un paciente en coma o que no responde o
por vía rectal a través de un enema. La do-
sis oral habitual es de aproximadamente 15
a 30 ml dos veces al día para inducir 2 a 3
deposiciones blandas al día. Sin embargo,
los efectos secundarios de este medicamen-
to, incluido un sabor excesivamente dulce
y efectos secundarios gastrointestinales,
como hinchazón, flatulencia y diarrea inten-
sa, que pueden provocar deshidratación, a
menudo resultan en incumplimiento (9).
Para los pacientes que no pueden tolerar o
no responden al tratamiento con lactulosa,
se recomiendan antibióticos orales como
neomicina, vancomicina, paromomicina y
metronidazol como tratamiento alternativo.
Todos ellos son eficaces en el tratamien-
to de la encefalopatía hepática, pero sus
efectos secundarios graves (ototoxicidad
y nefrotoxicidad para la neomicina y la pa-
romomicina y neuropatía periférica para el
metronidazol) limitan su uso como trata-
miento de primera línea o a largo plazo.
Rifaximina: farmacología, farmacocinéti-
ca y modo de acción
La rifaximina es un antibiótico oral semisin-
tético, selectivo para el intestino y no absor-
bible, derivado de la rifamicina y un análogo
estructural de rifampicina. Actúa localmente
SÁNCHEZ ESCOBAR, D. A., REYES MELO, C. A., JIMÉNEZ CORREA, D. E., & BAQUE VALDIVIEZO, S. C.