Katherine Gisella Bravo Bravo a; Janina Elizabeth Loor Andrade b; Victoria
Katherine Loor Álava c; Alison Nicole Miranda Cruz d
Anestesiología: manejo invasivo del dolor agudo y crónico
Anesthesiology:
invasive management of acute and
chronic pain
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm.3, septiembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 1463-1480
DOI: 10.26820/recimundo/3.(3).septiembre.2019.1463-1480
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/581
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo de Investigación
Editorial Saberes del
Conocimiento
Recibido: 15/05/2019 Aceptado: 23/06/2019 Publicado:
30/09/2019
Correspondencia:
katherine_bravob@hotmail.com
a. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; katherine_bravob@hotmail.com b. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; j.aelyloan@hotmail.com
c. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; vickyloor07@hotmail.com
d. Estudiante de Medicina; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; nikaly.96@gmail.com
RESUMEN
El dolor se manifiesta en un grado variable en cada paciente que es intervenido quirúrgicamente. El tratamiento eficaz del dolor postquirúrgico es hoy un reto para los anestesistas, reumatólogos, traumatólogos, cirujanos e investigadores de diversas especialidades. El dolor agudo es una respuesta fisiológica ante un estímulo adverso (mecánico, térmico o químico), asociada a cirugía, traumatismos o enfermedad aguda. Cesa cuando lo hace la causa que lo ocasionó ́, comportándose como un signo de alarma. El dolor crónico resulta del que excede a un problema agudo, manifestándose más allá del fin biológico de defensa. No resulta útil como síntoma de alerta. Su permanencia temporal persistente o episódico que dura 3 meses o más. Los bloqueos nerviosos pueden realizarse con fines diagnósticos, pronósticos y terapéuticos, o una combinación de los mismos, los abordados son: diagnósticos, pronósticos y terapéuticos. Las técnicas intervencionistas son un conjunto variado de procedimientos médicos que se ponen en práctica en las Unidades del Dolor. El objetivo de estas técnicas es suprimir o reducir las señales de dolor del sistema nervioso mediante la inyección de fármacos, infiltraciones, bloqueos mediante radiofrecuencia pulsada o convencional de las raíces nerviosas o con impulsos eléctricos que reducen la sensación de dolor mediante la implante de un neuro estimulador convencional o de alta frecuencia. Las técnicas intervencionistas para tratamiento del dolor crónico: administración epidural de esteroides, tratamiento con radiofrecuencia, epiduroscopia, neuro estimulación peridural y bombas implantables. El tratamiento del dolor agudo debe actuar sobre la causa y, además, en la mayoría de los casos serán necesarios fármacos para aliviar el dolor: antiinflamatorios no esteroideos, opioides, morfina y coadyudantes para aliviar el dolor, solos o asociados con analgésicos, o que tratan síntomas que lo acompañan, como el insomnio, la ansiedad y la depresión. La metodología usada es descriptiva, con un enfoque documental, es decir, revisar fuentes disponibles en la red, como google académico, con contenido oportuno y relevante desde el punto de vista científico que enriquezca el análisis del tema planteado en este artículo.
ABSTRACT
The pain manifests itself in a variable degree in each patient who is surgically operated. The
effective treatment of post-surgical pain is today a challenge for anesthetists, rheumatologists, traumatologists, surgeons and researchers of various specialties. Acute pain is a physiological response to an adverse stimulus (mechanical,
thermal or chemical), associated with surgery,
trauma or acute illness. It ceases when the cause that caused it does, behaving
as
an alarm sign.
Chronic pain results from exceeding an acute problem, manifesting itself beyond the biological
end
of defense.
It is not useful as a
warning symptom. Your persistent or episodic temporary stay that lasts 3 months or more. The nerve blocks can be performed for diagnostic, prognostic and therapeutic purposes, or a combination thereof, those addressed are: diagnostic,
prognostic and therapeutic. Interventional techniques
are a varied set of medical procedures that are implemented in
the Pain Units. The aim of these techniques
is to
suppress or reduce the pain signals of the nervous system by injecting drugs, infiltrations, and blockages by pulsed or conventional
radiofrequency of the nerve roots or with electrical impulses that reduce
the sensation of pain by implanting
a neuro conventional or high frequency stimulator. Interventional techniques for the
treatment of chronic
pain: epidural steroid administration, radiofrequency
treatment,
epiduroscopy, neuro epidural stimulation and implantable pumps.
The treatment of acute pain
should act on the cause and, in addition, in most cases drugs will be needed to relieve pain: non- steroidal anti-inflammatory drugs, opioids, morphine and adjuvants
to relieve pain, alone or
associated with analgesics, or that they treat accompanying symptoms, such as insomnia, anxiety and depression. The methodology used is descriptive, with a documentary
approach that is,
reviewing sources available on the web, such as google scholar, with timely and scientifically
relevant content that enriches the analysis of
the
topic raised in this article.
Key
Words:
Acute pain; Chronic
pain; Approach; Relief; Analgesic; Invasive Techniques.
Introducción.
El dolor se define como una experiencia sensorial y emocional no grata, relacionada o no
con
el daño existente
o potencial de los tejidos o definido en función de dicho daño. En la actualidad se especifican tres clases de síndromes
dolorosos, basados en la clase de fibras neurales
aferentes,
que trasladan los
impulsos hasta su sensación (Griego, 2016):
· Dolor somático: encuentra su origen en estructuras como tejidos blandos,
piel, estructuras articulares, músculos y tendones.
· Dolor visceral: estimulación nociceptiva de fibras
que provienen de estructuras profundas, como
las
vísceras: estómago, riñón, intestino y otros
órganos internos.
· Dolor neuropático: provocado por disímiles tipos de daño a estructuras neurales, como
determinadas
zonas
del sistema nervioso
central o nervios
periféricos.
También se distingue entre dolor agudo y crónico. El agudo se
manifiesta en primer
lugar,
o sea, en cuanto se activan las estructuras nociceptivas y la consecuente vía neural aferente al
sistema nervioso central. Su fin resulta
biológico protector, al exteriorizar
al
paciente que un proceso patológico tiene lugar en su organismo, advirtiéndole a
encontrar asistencia médica, para
comprobar su causa y comenzar un tratamiento. El dolor crónico se considera un problema de salud pública que trae consigo repercusiones emocionales, familiares, sociales, laborales y
económicas. Mediante grupos interdisciplinarios se han desarrollado programas de investigación y educación en farmacología y
en
técnicas mínimamente invasivas para afrontar las necesidades
de los pacientes afectados.
En
el siguiente articulo serán abordados los aspectos mencionados
anteriormente además
de otros procedimientos y técnicas al servicio de la ciencia en al manejo y alivio del dolor.
No solo analgésicos constituyen la solución para calmar el dolor, debe tratarse más como un síntoma o manifestación de algo que conviene
revisar.
Metodología.
Esta
investigación está dirigida al estudio “Anestesiología: manejo invasivo del dolor
agudo y crónico”. Para realizarlo se usó una metodología descriptiva, con un enfoque documental,
es
decir, revisar fuentes disponibles en la red, como google académico, con contenido oportuno
y relevante desde el
punto de vista científico
para dar respuesta
a lo tratado en el
presente artículo y
que sirvan de inspiración
para realizar otros proyectos.
Las mismas pueden ser estudiadas al final,
en la bibliografía.
Resultados.
El dolor se manifiesta en un grado variable en cada paciente que es intervenido quirúrgicamente. Se
ha comprobado que hasta el 5 % de los
casos sometidos a cirugía soporta
dolor intenso en las primeras 24 horas. Se
muestra aprobación entre varios investigadores en
cuanto a que el tratamiento eficaz del dolor postquirúrgico es hoy
un reto para los anestesistas,
reumatólogos, traumatólogos, cirujanos e investigadores de
diversas especialidades, quienes
proponen constantemente protocolos de tratamiento que toman como base a la evidencia científica (Fierro, Diciembre 2018).
El
dolor agudo se manifiesta en primer lugar, cuando se activan las estructuras nociceptivas y la consecuente vía neural aferente al sistema nervioso central. Su fin resulta biológico protector,
al
exteriorizar
al
paciente un proceso patológico que
tiene
lugar
en
su organismo, advirtiéndole
a solicitar asistencia médica, para comprobar su causa y comenzar un tratamiento. Estos ejemplos suelen comportarse, en
su generalidad como auto limitado.
El dolor agudo es una respuesta fisiológica ante
un estímulo adverso (mecánico, térmico
o químico), asociada a cirugía, traumatismos o enfermedad aguda. Cesa cuando lo hace la causa que lo ocasionó comportándose como un signo de alarma. Tiene normalmente nuna duración inferior al mes, aunque puede extenderse hasta los seis meses. Cuando es superior a quince días se acepta el termino subagudo. El dolor postoperatorio adquiere relevancia en atención primaria por
la extensión de la cirugía mayor ambulatoria a procesos cada vez más complejos y dolorosos, superando actualmente.
El dolor crónico resulta del que excede
a un problema agudo, manifestándose
más allá del fin biológico de defensa. No resulta útil como síntoma de alerta. Su permanencia temporal persistente
o episódico que dura 3
meses o más (International Association
for the Study of Pain).
Es un dolor de intensidad
y duración suficiente como para afectar de manera adversa la sensación de bienestar,
nivel de actividad física y la calidad de vida.
Las
principales características de estos pacientes son (Sociedad de anestesiología de Chile, 2007):
· Deterioro progresivo en su capacidad funcional para desarrollar actividades en su trabajo, hogar y situaciones sociales.
· Dependencia de los sistemas de salud (múltiples consultas, exámenes de laboratorio e imagenología y procedimientos invasivos).
· Alteraciones
del
sueño.
· Alteraciones
del
ánimo (ansiedad, depresión).
· Eventual
ganancia:
búsqueda de pensiones de invalidez o licencias.
· Otras: síndrome
de desuso, poca adherencia a tratamientos, incapacidad funcional que
excede la
patología orgánica.
· Se puede presentar en
ausencia
de patología orgánica actual.
Al
establecer una estrategia terapéutica, conviene recordar algunas diferencias entre el dolor
agudo y el dolor
crónico, que se detallan en el
cuadro
siguiente:
Tabla
N°1. Dolor agudo versus
Dolor crónico
Fuente:
(García,
2009)
Estableciendo la diferencia
si se trata de un dolor agudo, cuyo objetivo
es calmarlo totalmente, o si se trata de un dolor crónico, donde el proceso será
más largo y
complejo, se hace énfasis en mejorar la funcionalidad, conservar la autonomía del paciente y su integración al medio. El tratamiento farmacológico del dolor es una de
las herramientas fundamentales, que debe integrar
un plan terapéutico integral, donde
los analgésicos son la base
del
mismo. Conviene precisar las áreas
de acción en
diferentes niveles (Montes, 2005):
· En la producción del dolor, realizando su tratamiento etiológico y/o fisiopatológico Ej. Uso
de antiespasmódicos
en los dolores cólicos, nitritos en el dolor anginoso, inmovilización
en las fracturas.
· En la transmisión del dolor, bloqueando la transmisión de los impulsos dolorosos hacia el
sistema nervioso central. Se puede
bloquear a distintos niveles, de acuerdo al lugar
de aplicación de
anestésicos locales: tópico, infiltración local, bloqueo de
tronco, raíces y plexos
nerviosos, bloqueo epidural y de nervios simpáticos.
· En su percepción,
mediante los analgésicos y fármacos
coadyuvantes.
Indicaciones
de los bloqueos nerviosos
Los bloqueos nerviosos pueden
realizarse
con fines
diagnósticos, pronósticos
y terapéuticos, o una combinación de los mismos (Gutierrez, Marzo
2005).
ü
Bloqueos diagnósticos: permiten conseguir
información acerca de los mecanismos del
dolor. Sirven para identificar el origen anatómico del dolor, identificar las vías nociceptivas, diferenciar entre el dolor local y el referido y precisar la contribución del sistema
nervioso simpático en el cuadro doloroso. Son útiles para realizar
el
diagnóstico diferencial en cuadros de sintomatología confusa, distinguiendo entre dolor somático o visceral, o entre dolor periférico
o central.
ü
Bloqueos
pronósticos: predice
el efecto
de una intervención neuroquirúrgica o
un bloqueo neurolítico. Proporcionan al paciente
la oportunidad de experimentar
los efectos posibles de una operación o un bloqueo neurolítico, como son la analgesia que
puede
obtener, las sensaciones
anormales que puede presentar (parestesias,
disestesias, anestesia) y otros efectos
que
puedan suceder.
ü
Bloqueos
terapéuticos: se realizan bloqueos
temporales con anestésicos locales o bloqueos
prolongados con agentes neurolíticos. Con los bloqueos temporales se puede conseguir
alivio completo del dolor por un periodo de tiempo limitado, interrumpir los reflejos anormales rompiendo el círculo vicioso
del dolor, así como la
sintomatología simpática,
facilitándose el empleo de
otras terapéuticas (como la
rehabilitación).
Los bloqueos con
agentes neurolíticos están limitados principalmente para el tratamiento
del dolor de origen
oncológico en la fase avanzada de la enfermedad. El objetivo de este bloqueo es destruir la fibra nerviosa y producir así un bloqueo prolongado y a la vez permanente similar al que se produciría con
una sección quirúrgica.
Técnicas
intervencionistas
Las
técnicas intervencionistas son un conjunto variado
de procedimientos médicos que
se ponen en práctica en las Unidades del Dolor. El objetivo
de estas técnicas es suprimir o reducir las señales de
dolor del sistema
nervioso mediante la inyección de fármacos infiltraciones, bloqueos mediante radiofrecuencia pulsada
o convencional de las raíces nerviosas o con impulsos eléctricos
que reducen la sensación de dolor mediante la implante de un neuroestimulador convencional o de alta frecuencia (Madariaga, 2014).
A continuación se muestra una revisión de
las técnicas intervencionistas para
tratamiento del
dolor crónico (Guajardo,
Abril 2006):
Administración epidural de
esteroides: es una técnica de
invasión mínima que disminuye localmente
la inflamación. Un ciclo de tratamiento usualmente
consiste de 2 a 3 infiltraciones,
aplicados en forma ambulatoria. Algunos especialistas sugieren que
se realice
bajo control radiográfico continuo. La administración de fármacos a nivel de la salida del nervio de la columna vertebral guiada por fluoroscopia, la cual ha demostrado éxito en pacientes con atrapamiento de la raíz nerviosa.
Tratamiento con radiofrecuencia: el uso de
altas frecuencias de energía adyacente a los nervios. El campo eléctrico y/o el calor inducen cambios en la estructura nerviosa bloqueando la conducción del dolor. Este procedimiento se debe realizar bajo control radiográfico continuo y no necesita internar el paciente.
Epiduroscopia: es una combinación de intervenciones diagnósticas y
terapéuticas en una sesión. Se puede realizar la remoción
mecánica de adherencias y una colocación adecuada de
fármacos que
resultan en un alivio del dolor en forma prolongada.
Neuro estimulación peridural: consiste
en el uso de estimulación eléctrica de la médula
espinal. El electrodo de estimulación es conectado a
un generador
de impulsos. La implantación del electrodo se realiza durante una hospitalización muy
corta, posteriormente el paciente debe
acudir regularmente a la clínica para evaluación y ajustes
del generador.
Bombas implantables: requiere el implante
de un catéter subcutáneo conectado a la bomba de infusión. En comparación con la estimulación de medula
espinal, requiere de
visitas más regulares al
consultorio para rellenar la bomba. La ventaja es
el
costo acumulativo en cuanto a
los fármacos que contiene la bomba y la farmacoterapia convencional por otras vías de administración. Este procedimiento puede ser colocado en pacientes con cáncer con sobrevida mayor de 3 meses
y de 22 meses
para
dolor benigno.
El tratamiento del dolor agudo debe actuar sobre la
causa y, además, en la mayoría
de los casos serán necesarios
fármacos para aliviar el dolor. Los que se
utilizan son los siguientes (Blanco,
2010):
Analgésicos
antiinflamatorios no
esteroideos: el mecanismo de acción común es la inhibición de la síntesis de prostaglandinas por bloqueo de las COX. El bloqueo de la COX-1 se relaciona con los efectos indeseables gástricos y renales. La inhibición de la COX-2
tiene que ver con
la actividad antiinflamatoria. Tienen techo analgésico, es decir, a partir de una cierta dosis no consiguen más alivio del dolor y sı mas efectos secundarios. Los antiinflamatorios no esteroideos convencionales (AINE) son muy útiles en síndromes dolorosos leves a moderados. Tienen
interacciones y efectos secundarios importantes. La toxicidad gastrointestinal es local, acido
dependiente y sistémica, por inhibición de la síntesis de prostaglandinas, lo que explica la aparición de lesiones de manera
independiente de la vía de administración utilizada. Los AINE pueden producir síntomas menores, como dolor epigástrico, dispepsia, pirosis, estreñimiento y diarrea.
También, síntomas más importantes, como erosiones y ulceras confirmadas por endoscopia, y complicaciones severas, como hemorragias y perforaciones. Las consecuencias en el tracto digestivo inferior pueden serla anemia por perdidas ocultas de sangre, hemorragias y perforaciones, no suficientemente explicadas.
Opioides: son compuestos que
se fijan a receptores específicos en el sistema
nervioso central (SNC) y producen analgesia. Atendiendo a su potencia analgésica pueden
clasificarse en menores y
mayores. Los opioides menores están indicados en el tratamiento del dolor
moderado. La codeína tiene una eficacia analgésica relativamente baja e impredecible, y presenta,
efecto techo.
Puede provocar vómitos,
estreñimiento, vértigo y somnolencia, que se producen
con más frecuencia en
dosis altas. La combinación
con analgésicos
no opioides mejora la
eficacia analgésica.
La morfina es el opioide de elección para el alivio inmediato del dolor severo o muy severo. Esta ́ indicada en infarto agudo de miocardio, ángor inestable prolongado, síndromes traumáticos severos y dolores viscerales intensos. La morfina puede producir un aumento de la presión intrabiliar por su acción sobre el esfínter de Oddi, no estando recomendada en el alivio del dolor en los cólicos biliares. La oxicodona es un agonista opioide disponible por vı ́a oral en comprimidos de liberación rápida y controlada.
Coadyudantes: son medicamentos
que se utilizan para aliviar el dolor, solos o asociados
con
analgésicos, o que tratan síntomas que lo acompañan, como el insomnio, la ansiedad y la
depresión. Son menos necesarios en dolor agudo. Las benzodiacepinas
se utilizan para tratar la
ansiedad asociada o cuando existe la sospecha de un
dolor psicógeno.
La estrategia ideal será ́ aquella que logre el máximo bienestar del paciente con mínimos efectos adversos. La propuesta debe tener en cuenta la edad, el tipo de dolor, la intensidad, el perfil de riesgo y la comorbilidad. En muchos casos puede ser suficiente un solo fármaco. En otros, será ́precisa la utilización de dos o más fármacos con el objetivo de alcanzar el máximo bienestar del paciente. La asociación de analgésicos con distinto mecanismo de acción consigue mayor eficacia analgésica con menor toxicidad. No deberían asociarse dos AINE por la mayor frecuencia de aparición de efectos adversos.
Pueden exceptuarse AINE con aspirina en baja dosis
e ibuprofeno asociados. El
escalonamiento analgésico en dolor agudo prolonga el sufrimiento del paciente. En dolor
leve, la primera opción es paracetamol. Cuando el dolor es moderado, los AINE solos o asociados a opioides menores son más eficaces, y si deben evitarse, aracetamol con opioides menores es una
alternativa válida. Cuando el dolor es de tipo cólico pueden ser utilizados metamizol o AINE como diclofenaco o ketorolaco. En dolor severo puede ser útil introducir opioides potentes, solos o asociados con paracetamol, metamizol o AINE. En la figura 1se presenta una estrategia actualizada
de manejo del dolor agudo.
Figura 1. Algoritmo de
tratamiento de Dolor Agudo
Fuente:
(Blanco,
2010)
La cirugía de rápida recuperación es una técnica busca optimizar los
actos médicos para
que el paciente sufra lo menos posible
y pueda acortar su tiempo en el hospital. Un enfoque global
y multidisciplinario que reduce a la mitad las complicaciones post-operatorias. La aplicación de una estrategia fast-track es un proceso complejo y dispendioso que, debido a los múltiples factores implicados, demanda un manejo interdisciplinario amplio. Las técnicas mínimamente invasivas, la anestesia regional o local, la rehabilitación posoperatoria agresiva, la vía oral temprana y la deambulación son elementos cruciales
que se deben
tener en cuenta al diseñar las estrategias fast-
track (Jiménez, 2015).
Al combinarlos, se reducen la reacción al estrés y
la disfunción orgánica. Por ende, esta
estrategia multidisciplinaria debe conocerse en todos
los servicios hospitalarios, especialmente los de
cirugía, anestesiología, nutrición y terapia física. Se han descrito las siguientes pautas y técnicas analgésicas asociadas a la cirugía
fast-track
(Esteve, Junio 2017):
· Analgesia multimodal: el uso conjunto de distintos fármacos y técnicas analgésicas permite
minimizar dosis y efectos secundarios, aumentado la efectividad. Se ha demostrado, por ejemplo, que la combinación de paracetamol y
un antinflamatorio no esteroideo (AINE) disminuye de un
30 a un 50 % el consumo de opioides (Esteve, Junio
2017).
· Analgesia epidural en laparotomía: la analgesia epidural es la más efectiva en el control
del
dolor dinámico, en el bloqueo del estrés quirúrgico y
en
la recuperación del tránsito
intestinal en la cirugía abdominal mayor por laparotomía. La analgesia epidural disminuye significativamente la incidencia de
arritmias, depresión respiratoria, atelectasias,
neumonía, íleo, náuseas y vómitos postoperatorios, acelerando la recuperación del tránsito intestinal. No obstante, se registra mayor incidencia de hipotensión, prurito, bloqueo
motor y retención
urinaria.
· Analgesia
IV controlada por el paciente en la cirugía mayor laparoscópica: el impacto de la laparoscopia
en
el dolor postoperatorio es significativo,
observándose
en
cirugía abdominal, por ejemplo, una disminución
media de un 34,8 % en el dolor
en reposo, de un
33,9 % en el dolor al
movimiento y una reducción de un
37 %
en el consumo de opioides, comparado con la laparotomía. Esta técnica se usa en cirugía mayor laparoscópica
sola o en combinación con bloqueos del plano
transverso abdominal, infiltración de
la herida
quirúrgica. Se
ha demostrado que, en este contexto, el uso de opioides no retrasa
la recuperación del tránsito intestinal, que depende también
de otros factores como el abordaje quirúrgico mínimamente invasivo o el inicio precoz de la ingesta oral (Jiménez,
2015) .
· Pregabalina: su efectividad analgésica varía según la intervención quirúrgica, y en algunos estudios no es clínicamente significativa. Hay que tener en cuenta la posibilidad de efectos
secundarios, como la sedación o visión
borrosa.
· Bloqueo
TAP (plano transverso abdominal): el bloqueo
TAP se ha demostrado efectivo en
cirugía colorrectal laparoscópica, en cesáreas e histerectomías, en cirugía urológica y en el
trasplante renal, entre otras. Desde un punto de vista multimodal, disminuye el consumo de morfina y el tiempo
de
inicio de dieta oral.
Conclusiones.
El agudo se manifiesta en cuanto se activan las estructuras nociceptivas y la consecuente vía
neural aferente al sistema nervioso central. Su
fin resulta biológico protector, al exteriorizar al
paciente que un proceso patológico
tiene
lugar en
su
organismo,
advirtiéndole
a
encontrar
Las
técnicas intervencionistas son un conjunto variado
de procedimientos médicos que
se ponen en práctica en las Unidades del Dolor. El objetivo
de estas técnicas es suprimir o reducir las señales de
dolor del sistema
nervioso mediante la inyección de fármacos infiltraciones, bloqueos mediante radiofrecuencia pulsada
o convencional de las raíces nerviosas o con impulsos eléctricos
que reducen la sensación de dolor mediante la implante de un neuroestimulador convencional o de alta frecuencia.
La estrategia ideal será ́ aquella que logre el máximo bienestar del paciente con mínimos efectos adversos. La propuesta debe tener en cuenta la edad, el tipo de dolor, la intensidad, el perfil de riesgo y la comorbilidad. En muchos casos puede ser suficiente un solo fármaco. En otros, será ́precisa la utilización de dos o más fármacos con el objetivo de alcanzar el máximo bienestar del paciente..
La asociación de analgésicos con distinto mecanismo de
acción consigue mayor eficacia
analgésica con menor
toxicidad. No deberían asociarse dos AINE por la mayor frecuencia de
aparición de efectos adversos. El manejo diagnóstico y el tratamiento multidisciplinario presiden cuando se examina a este tipo de casos, ya que es la única manera de identificar el origen del dolor
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