Miguel
Ángel
Pozo
Arcentales a; María José Cedeño Zambrano b; Karol Natalie
Galarza Avila c; Luis Javier Alvarez Moyon d
Fibrilación auricular: factores de riesgo, diagnóstico y tratamiento
Atrial fibrillation: risk factors, diagnosis and treatment
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm.3. Esp., noviembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 529-547
DOI: 10.26820/recimundo/3.(3.Esp).noviembre.2019.529-547
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/622
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo
de Revisión
© RECIMUNDO; Editorial
Saberes
del Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado: 23/10/2019 Publicado: 30/11/2019
Correspondencia: majocezam@hotmail.com
a. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador.
b. Licenciado en
Psicología;
Investigadora
Independiente; Guayaquil, Ecuador; majocezam@hotmail.com
c. Médico; Investigadora
Independiente;
Guayaquil, Ecuador;
karito-naty@hotmail.com d. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; lujam898989@gmail.com
RESUMEN
La fibrilación auricular es la arritmia más frecuente. Su clasificación según el patrón y tipo clínico permiten
decidir el tratamiento
a emplear que debe
incluir control de síntomas y
prevención de cardioembolismo. La elección del tratamiento
depende de la presencia de
fenómenos desencadenantes de la arritmia, factores de riesgo para
tromboembolismo, factores de
riesgo para
sangrado, función cardiaca, funcionalidad del paciente, costoefectividad de los medicamentos y facilidades para acceder al sistema de salud. El anticoagulante
a usar deberá elegirse con base en el tipo de fibrilación auricular y la presencia de contraindicaciones, documentación de anticoagulación inefectiva
o alto riesgo de falla
al
tratamiento con warfarina. En presencia de contraindicaciones para la anticoagulación esta puede emplearse en pacientes
con
alto riesgo de sangrado cuando los factores de
riesgo son controlables o corregibles,
pudiéndose ofrecer
como alternativa la oclusión
de la orejuela auricular en pacientes que persisten con
alto
riesgo de sangrado.
Palabras
claves: Anticoagulación; Arritmias Cardíacas; Fibrilación
Auricular.
ABSTRACT
Atrial fibrillation is the
most frequent arrhythmia. Its classification according
to pattern and
clinical type allows to decide the therapeutic strategy to use, that most include control of symptoms and prevention of cardioembolic events. The election of the treatment depends on the presence of triggering events, risk factors for thromboembolism, risk factors for bleeding,
cardiac function, patient funcionality, medication costoefectiveness and health care access. The
type of anticoagulant has to be supported on the type of atrial fibrillation and the presence of
contraindications, documented ineffective anticoagulation or high risk of failure
to warfarin. In
case of contraindications for anticoagulation this
could still
be
used in high
bleeding
risk patients, when risk factors are controllable or corrected; leaving left atrial appendage closure as an
option for patients
that
remain in high risk for bleeding
events.
Key words:
Anticoagulation;
Atrial fibrillation; Arrhythmias,
Cardiac.
Introducción.
La
fibrilación auricular (FA) es considerada un
problema de salud
pública. Su prevalencia
se multiplica con la edad y es un factor de riesgo directo para enfermedad cerebrovascular
(ECV), insuficiencia cardiaca, infarto agudo de miocardio
(IAM) y muerte (Andrade, y otros,
2016).
En Colombia, estudios recientes evidencian aumento en su incidencia y
mortalidad,
afectando principalmente a personas de sexo masculino de la séptima década de la vida (Roselli, Rodríguez, García, & Rueda, 2013). El aumento
de la esperanza de vida y
la enfermedad
cardiovascular como la primera causa
de muerte, hace
esperable que cualquier
medico pueda entrar en contacto con estos pacientes; algunos de ellos con secuelas definitivas secundarias a cardioembolismos prevenibles.
Las últimas guías de
práctica clínica
en
fibrilación auricular
de diferentes latitudes
enfatizan la importan-cia de un diagnóstico oportuno y manejo mediante un programa interdisciplinario
centrado en el
paciente (Pava-Molano & Perafán-Bautista,
2016).
Este artículo entrega un resumen de la mejor evidencia disponible sobre fibrilación
auricular, entregando de forma comprensible
a todo el personal de
salud la información más
relevante a tener en cuenta a
la hora de atender
pacientes con este diagnóstico, asistiendo la toma
de decisiones durante su práctica clínica.
La FA es la arritmia supraventricular más frecuente en el ser humano y se caracteriza por la pérdida
de
la actividad auricular eléctrica mecánica organizada. Sus
características electrocardiográficas diagnosticas son: la ausencia de una onda p sinusal, línea
de base irregular, presencia de un intervalo R-R variable,
frecuencia cardiaca auricular variable entre 350 a 600 latidos por minuto (lpm) y complejos QRS estrechos (< 120 milisegundos), en ausencia de otras alteraciones de la conducción; pudiendo
presentarse como taquicardia
de complejos QRS anchos
(> 120 milisegundos) en pacientes con bloqueos de rama o conducción infrahisiana aberrante.
Clínicamente puede ser asintomática o cursar con síntomas inespecíficos como disnea de esfuerzos, palpitaciones, angina
o sincope. La mayoría de veces el diagnostico se hace mediante realización de electrocardiograma en el contexto de sus complicaciones (ECV, embolismo
sistémico, IAM o falla cardiaca) (1, 2, 4, 5, 7-9, 14). El uso de dispositivos de monitoreo cardíaco (holter, grabadoras de bucle implantables, aplicaciones móviles, etc.) ha llevado a un aumento de la prevalencia en la detección de episodios de
fibrilación auricular, por lo cual la duración de los episodios debe ser mayor
a 30 segundos para hacer el
diagnóstico.
Metodología.
Para el desarrollo de este proceso investigativo, se plantea como metodología la encaminada
hacia
una orientación científica
particular que se encuentra determinada por
la necesidad de indagar en forma precisa y coherente una situación, en tal sentido (Davila,
2015) define la metodología “como aquellos pasos previos que son seleccionados
por el investigador
para lograr resultados
favorables que le ayuden a
plantear nuevas
ideas”.(p.66).
Lo citado por el autor, lleva a
entender que el desarrollo de la acción investigativa
busca simplemente coordinar acciones enmarcadas en una revisión bibliográfica con el fin de complementar ideas previas relacionadas a los factores de riesgo, diagnóstico y tratamiento de la fibrilación articular a través de una revisión de literatura, para así finalmente elaborar
un cuerpo de consideraciones generales que ayuden a ampliar el interés propuesto.
Tipo de Investigación
Dentro de toda
práctica investigativa, se precisan acciones
de carácter metodológico
mediante las cuales, se logra conocer y proyectar los eventos posibles
que la determinan, así
como las características que
hacen del acto científico un proceso interactivo ajustado a una realidad posible de
ser interpretada. En este sentido, se puede decir, que la presente investigación corresponde
al
tipo documental, definido
por Castro (2016), “se
ocupa del estudio de problemas
planteados a nivel teórico, la información requerida para abordarlos se encuentra básicamente en
materiales impresos, audiovisuales y /o electrónicos”.
(p.41).
En consideración a esta definición, la orientación metodológica permitió la oportunidad de cumplir con una serie de actividades inherentes a la revisión y lectura de diversos documentos
donde se encontraron ideas explicitas relacionadas con los tópicos encargados de
identificar a cada característica insertada en el estudio. Por lo tanto, se realizaron
continuas interpretaciones
con
el claro
propósito de revisar aquellas apreciaciones o investigaciones propuestas por
diferentes investigadores relacionadas con el tema de interés, para
luego dar la respectiva
argumentación a los
planteamientos, en
función a las necesidades encontradas en
la indagación.
Fuentes Documentales
El análisis correspondiente a las
características que predomina en el tema seleccionado, llevan a incluir diferentes fuentes documentales encargadas de darle el respectivo apoyo y en ese sentido cumplir con la valoración de
los hechos a fin de generar nuevos criterios que
sirven de referencia a otros
procesos investigativos. Para (CASTRO, 2016) las fuentes documentales
incorporadas en la investigación documental o bibliográfica, “representa
la suma de materiales
sistemáticos que son revisados
en forma rigurosa y profunda para llegar a un análisis del
fenómeno”.(p.41). Por lo tanto, se procedió a cumplir con la realización de una lectura previa determinada para encontrar aquellos aspectos estrechamente vinculados con el tema, con el fin de
explicar mediante
un desarrollo
las respectivas apreciaciones generales de importancia.
Técnicas para la Recolección de la Información
La
conducción de la investigación para ser realizada en función a las particularidades que determinan a
los estudios documentales, tiene como fin el desarrollo de un conjunto de
acciones encargadas de llevar a la selección de técnicas estrechamente vinculadas con las características del estudio. En tal sentido, (Bolívar,
2015), refiere, que es “una técnica particular para aportar
ayuda a los procedimientos de selección de las
ideas
primarias y secundarias”.
(p. 71).
Por
ello, se procedió a la utilización del subrayado, resúmenes, fichaje, como parte básica
para la revisión y selección de los documentos
que presentan el contenido teórico. Es decir, que mediante la aplicación de
estas técnicas se
pudo llegar
a recoger
informaciones en cuanto a
la revisión bibliográfica de
los diversos elementos encargados de
orientar el proceso de investigación. Tal como lo expresa, (Bolívar,
2015) “las técnicas documentales proporcionan las herramientas esenciales y determinantes para responder a los objetivos formulados y llegar a resultados efectivos” (p. 58). Es decir, para responder con eficiencia
a las necesidades
investigativas, se introdujeron como técnica de recolección el método inductivo, que hizo posible llevar a cabo una valoración de
los hechos de forma particular para llegar a
la explicación desde una visión general.
Asimismo, se emplearon las técnicas de análisis de información para la realización de la
investigación que fue
ejecutada bajo la
dinámica de aplicar diversos elementos encargados de determinar el camino a recorrer por el estudio, según, (Bolívar, 2015) las técnicas de procesamiento de
datos en los estudios documentales “son las encargadas de
ofrecer al
investigador la visión o pasos que debe cumplir durante
su ejercicio, cada una de ellas debe estar en correspondencia con el nivel a emplear” (p. 123). Esto indica, que para llevar a cabo el procesamiento de los datos obtenidos una vez aplicado las técnicas seleccionadas, tales como:
fichas de resumen, textual, registros descriptivos
entre otros, los mismos se deben ajustar al nivel
que ha sido seleccionado.
Resultados.
Epidemiología
Se
considera la arritmia más frecuente en la práctica clínica. Su prevalencia global es
0.4%, aumenta del 2% a 5% en pacientes mayores de 60 años y llega a su tope del 10% en
mayores
de
80
años (DePalma,
2016). Estudios
recientes evidencian un aumento
en su incidencia, siendo de
0,35
por 1.000 pacientes atendidos
en 2010, afectando principalmente a personas de sexo masculino (relación hombre: mujer de 1:1,27) de la séptima década de la vida y con una tasa de mortalidad de 0,0468 por 1000 habitantes en el periodo 2000-2009 (Romero & Chávez, 2014).
Es un factor de riesgo independiente
para ECV con un aumento de 3 a 5 veces el riesgo de sufrirlo en pacientes no anticoagulados, siendo
responsable de 1 de cada 6 eventos
cerebrovasculares y del 20-50% de los ECV cardioembólicos, con un incremento de mortalidad de 2
veces. 25% de los pacientes tienen formas asintomáticas que persisten por
años. A pesar de saber
que estos pacientes tienen aumento del riesgo de sufrir eventos tromboembólicos, su cono-
cida asociación con mortalidad y la clara asociación de una reducción de este riesgo con el uso de anticoagulantes, la cantidad de pacientes anticoagulados en la actualidad es mucho menor de lo esperado. (Pinto, y otros, 2016) demostraron como entre los pacientes con FA que consultaron a urgencias en un centro de referencia de Bogotá, solo el 54%
de los pacientes con indicaciones estaban anticoagulados. Una de las principales razones para
la baja tasa de prescripción de
anticoagulantes sigue siendo el temor a los eventos de
sangrado, a
pesar de
contar con opciones más seguras
como los anticoagulantes
orales directos
que han demostrado tanto
en estudios clínicos controlados como en escenarios de la vida real una menor tasa de sangrado cuando se
comparan con warfarina (22.2% para sangrado intracraneal y
31.2% para sangrado gastrointes- tinal) (Bouget & Oger, 2015). La warfarina sigue siendo el anticoagulante oral más
frecuentemente formulado a estos pacientes por su bajo costo. (Pinto, y otros,
2016) reportaron recientemente que solo el 2-3% de los pacientes tienen formas paroxísticas, con un riesgo de recurrencias de 10% el primer año y del 5% anual después del segundo año, evolucionando en su
mayoría hacia formas permanentes. Tener tanto formas paroxísticas como persistentes/ permanentes genera el mismo riesgo de cardio embolismo
Clasificación
Actualmente existen dos clasificaciones recomendadas por la guía de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología de que la definen según su patrón y tipo clínico. Según el patrón
o duración temporal,
se puede clasificar
en:
Primer episodio: episodio inicial en
paciente sin diagnóstico previo, independientemente
de la duración del evento y de los
síntomas
relacionados.
Paroxística: episodio que dura entre 48 horas y 7 días, incluidos
aquellos casos que son
cardiovertidos eléctrica o farmacológicamente
en las primeras
48 horas.
Persistente: episodio que dura más de 7 días y menos de 1 año, incluidos los que con cardiovertidos farmacológica o eléctricamente después
de 48 horas.
Persistente de larga duración: duración mayor o igual a 1 año en paciente que se ha
decidido recuperar el
ritmo sinusal.
Permanente: episodio que dura
más de 1 año o aquel de duración inferior, en el cual, médico y paciente acuerdan
que no se buscará recuperar el ritmo sinusal.
Según la clasificación de
patrones de fibrilación auricular,
la guía europea
considera paroxística
aquella que es
cardiovertida
en los primeros
7
días
y persistente cuando se
cardiovierte luego
de este periodo de
tiempo.
Según su tipo clínico
o etiología:
Fibrilación auricular de
origen valvular: Si bien las
definiciones existentes en la
literatura son múltiples; las guías de práctica clínica y dos revisiones recientes la definen como
aquella que
se presenta en pacientes con estenosis valvular
mitral significativa
(moderada a severa) o la presencia de
prótesis valvulares mecánicas en cualquier posición. Esta definición permisiva pretende
disminuir la cantidad de pacientes que
son descartados del uso de
anticoagulantes orales directos por el uso de definiciones más estrictas (Martins, y otros,
2016). Es importante aclarar que los estudios regulatorios de rivaroxaban y dabigatran excluyeron a
pacientes con presencia de
válvulas biológicas o enfermedad valvular significativa en cualquier
posición con necesidad de cirugía durante el curso del estudio; por lo cual se recomienda que
caso de decidir usar un anticoagulante oral directo en estos pacientes se prefiera el uso de
apixaban o edoxaban, dado que en sus estudios se permitió la participación de pacientes con una definición permisiva.
Fibrilación auricular secundaria a cardiopatía
estructural: aquella que se presenta en pacientes con disfunción ventricular izquierda sistólica o diastólica, HTA de larga duración
asociada a hipertrofia ventricular y/o en pacientes con cualquier
otra
enfermedad cardiaca
estructural.
Fibrilación auricular
focal: se define como aquella
caracterizada
por carreras de taquicardia atrial asociadas a episodios
cortos y frecuentes de FA paroxística, observándose
ondas auriculares en el electrocardiograma
(FA gruesa), ectopias auriculares y/o taquicardia
auricular que degenera en
FA.
Fibrilación auricular postoperatoria: aparición de FA en pacientes con ritmo
sinusal conocido sin episo-dios de FA previos, que
surge durante el periodo postquirúrgico de cirugía cardiaca mayor,
usualmente autolimitada.
Fibrilación auricular del atleta:
episodios de
fibrilación auricular
paroxística relacionada con
la intensidad y duración
del
entrenamiento
físico.
Evaluación inicial
Al igual que en cualquier patología, la
anamnesis debe
incluir tiempo de
evolución de síntomas y establecer si este es el primer episodio o se trata de una recurrencia, orientándose hacia la búsqueda de enfermedades concomitantes, factores de riesgo y
descartar causas reversibles;
ya que de ello dependerá la terapéutica a largo plazo. Los principales hallazgos al examen
físico que deben hacerla sospechar son déficit de pulso,
frecuencia cardiaca
variable y ruidos cardiacos irregulares. Los paraclínicos iniciales deben
incluir hemograma, electrocardio- grama, radiografía de tórax, reactantes de
fase aguda, electrolitos, glucemia,
enzimas cardiacas, perfil tiroideo, tiempos de
coagulación, gases arteriales, función renal, uroanálisis y ecocardiograma
transtóracico; los cuales están orientados
a detectar la presencia de causas reversibles
de la arritmia, enfermedad cardiaca estructural y la presencia de factores de riesgo
cardiovascular. La realización de otras ayudas diagnosticas solo se indica
según los resultados de
los exámenes iniciales y según las condiciones clínicas y evolución del paciente, por lo cual no
se recomiendan
de rutina (Andrade, y otros, 2016).
Siempre deberá valorarse la calidad de vida de la paciente asociada con los síntomas por
FA
mediante el puntaje
de EHRA, lo cual permitirá definir el tipo de terapia a ofrecer. La evaluación integral e
intervención de
los factores de riesgo cardiovascular debe ser
parte de toda atención a
pacientes con FA, dado que está demostrado en estudios clínicos como su abordaje y manejo integral reduce morbilidad, mortalidad y disminuye la tasa de recurrencia de eventos de FA en pacientes con recuperación del ritmo sinusal y que sufren de hipertensión arterial y falla cardiaca. De
igual forma deberá estarse atento a
la presencia de signos de alarma en el paciente que indiquen la necesidad de hospitalización, referencia a una
unidad especializada en fibrilación auricular o a especialistas en electrofisiología, como son inestabilidad hemodinámica, respuesta
ventricular no controlable,
bradicardia sintomática que no mejora con la reducción de dosis o
interrupción de los antiarritmicos, angina severa, empeoramiento de la función ventricular, ataque isquémico transitorio o accidente cerebrovascular isquémico (DePalma,
2016).
Control de ritmo
El manejo antiarrítmico se
divide en dos estrategias: control
de respuesta ventricular y
control de ritmo. La restauración del ritmo sinusal o cardioversión puede ser obtenida mediante cardio-versión eléctrica, cardioversión farmacológica, ablación percutánea
o quirúrgica.
Cualquiera de estos métodos es igualmente efectivo y
la elección de uno sobre otro depende más
de las condiciones del paciente
o falla previa de
uno
de ellos; siendo la cardioversión eléctrica
de elección en el paciente
hemodinámicamente inestable, en quien la restauración del ritmo debe
ser inmediata o en pacientes con contraindicaciones para las
otras terapias (1, 5, 6, 8-10, 54-59). Las
demás modalidades
son ideales en pacientes estables hemodinámicamente, jóvenes (≤ 65 años), con evolución corta de su arritmia (≤ 1 año e
idealmente
< 48 horas), sin cardiopatía estructural (aurícula izquierda < 50 mm y
sin disfunción ventricular), con formas recurrentes y quienes persisten sintomáticos
a pesar de estar en manejo óptimo de control de respuesta ventricular o
Un estudio comparando control de respuesta ventricular
estricto contra
control de ritmo por ablación con catéter en este grupo de pacientes, demostró mejoría de calidad de vida y niveles de BNP; lo cual está respaldado por un metaanálisis reciente de
esta estrategia de manejo
en
pacientes con falla cardiaca, con una tasa de éxito
dependiente del tiempo de evolución de la
falla cardíaca y
el
método de ablación utilizado (Anselmino, y
otros, 2014). Las características
principales de los diferentes métodos de cardioversión y los factores que influencian su elección se escapan del alcance de este artículo y se remite al lector a sus estudios fundamentales (60-65),
revisiones y a las guías de manejo de FA para obtener dicha información. Pese a sus efectos
adversos, la amiodarona sigue siendo uno de los medicamentos más seguros y
eficaces en lograr control del ritmo, con una relación costo-beneficio razonable cuando se
usa adecuadamente. De
otro lado, la digoxina
solo se recomienda como terapia de segunda
línea
de control
de frecuencia
en
pacientes con contraindicaciones para el uso de beta bloqueadores y calcioantagonistas, o en quienes su uso como monoterapia no ha
logrado el control de la respuesta ventricular, dado su asociación con mayor
mortalidad en los estudios retrospectivos que
no ha podido ser confirmada en
estudios prospectivos y su baja eficacia en
control
de ritmo.
Figura 1. Resumen
de manejo
de fibrilación auricular
Control de respuesta ventricular
Se
considera una alternativa terapéutica para
pacientes con FA paroxística o persistente
con
síntomas leves, de edad avanzada (>
65 años), duración desconocida o prolongada (> 1 año) de la arritmia, múltiples comorbilidades y cardiopatía estructural de base (disfunción ventricular
o dilatación auricular
izquierda. Sus objetivos son controlar
los síntomas del paciente, mejorar la calidad de vida, disminuir los efectos hemodinámicos y
de remodelación para
prevenir la taquicardiomiopatía. Antes de iniciarla se requiere
descartar e identificar causas secundarias, realizar monitoreo Holter de 24 horas y prueba de esfuerzo en pacientes con síntomas asociados
a la
actividad física o que tengan factores de riesgo y/o síntomas de enfermedad coronaria. La frecuencia cardiaca
(FC) objetivo inicial
debe ser menor a 110
lpm en reposo
(control de
Recomendaciones para la anticoagulación
La
recomendación de anticoagulación es universal para todo paciente con al menos un
episodio de FA documentado y en quien no exista una causa corregible de la misma;
recomendándose
incluso
en este
último
caso el
uso
de
anticoagulación a corto
plazo y la
posterior consideración de interrupción de la misma tras haberse documentado ausencia de nuevos eventos durante un periodo de tiempo prudente que puede oscilar
entre
3 a 6 meses. Para
pacientes que han sido sometidos a terapias “curativas”
de FA (cardioversión eléctrica o farmacológica, ablación auricular, aislamiento de venas pulmonares, cirugía de Maze, cierre de
apéndice auricular,
etc.) se recomienda
mantener la anticoagulación en forma
indefinida siempre que no existan contraindicaciones
claras para esta, dada
la alta probabilidad de
eventos de
FA recurrentes asintomáticos que pueden llevar a eventos cardioembólicos si se retira
la anticoagulación (Aristizábal, y otros, 2012).
Conclusiones.
La FA es una enfermedad prevalente en nuestro medio, que cada vez cobra una importancia mayor, a medida que la población mejora su expectativa de vida y envejece. Esta esuna enfermedad asociada a mayor morbilidad y mortalidad cardiovascular potencialmente discapacitante. Si bien se ha avanzado y aumentado la posibilidad de diagnóstico,
es importante que todo el personal médico
esté capacitado para
realizar
su manejo adecuado; evitándose así las complicaciones con sus implicaciones
personales, sociales y
económicas, teniendo en cuenta el control de ritmo/respuesta ventricular y la anticoagulación oral como los principales pilares en su
manejo. El control
de respuesta ventricular está dirigido a controlar
lo síntomas, debiendo considerarse el control
de
ritmo en pacientes con falla cardiaca asociada o síntomas
persistentes a pesar de control de respuesta ventricular permisiva. Ninguna de estas estrategias ha demostrado disminuir la mortalidad atribuible
a la enfermedad. La anticoagulación oral está
indicada en los pacientes con FA y
alto riesgo de presentar un fenómeno cardioembólico, debiendo individualizarse la decisión en pacientes con puntuaciones menores, con riesgo alto de sangrado
o en quienes presenten otras indicaciones de anticoagulación diferentes a las incluidas en los puntajes de riesgo. Esta terapia ha demostrado disminuir la morbilidad y mortalidad secundarias
a FA por lo cual solo está justificado no usarla en aquellos pacientes con verdaderas contra-
indicaciones para su uso que no sean controlables o corregibles; pudiendo en estos pacientes considerar otras alternativas al manejo farmacológico antitrombótico
como
el
cierre/oclusión de orejuela de la aurícula izquierda para disminuir el riesgo de tromboembolismo. La warfarina
sigue siendo el estándar de
oro de anticoagulación por lo cual se debe buscar optimizar
su uso, la cual estará contraindicada en aquellos pacientes
con alta probabilidad de fallo
a la terapia, que no
puedan acceder a un seguimiento estrecho por clínica de anticoagulación o en quienes el riesgo de sangrado sea alto. En estos pacientes el uso de anticoagulantes orales directos estaría justifica-
do bajo una perspectiva de costo - efectividad, teniendo en cuenta que dabigatran y apixaban son las mejores opciones. En caso de presentarse sangrado con el uso de anticoagulantes, la
interrupción de la terapia
deberá ser solo transitoria, debiéndose reiniciar en el menor
tiempo
posible, una vez se controle la fuente del sangrado y corrijan los factores de riesgo adicionales para sangrado recurrente.
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