Pedro Andrés
Rodas
Pesántez
a;
Tatiana Margoth Rivadeneira Sarmiento b; María
Cristina Menéndez Palacios c; Carlos Djalmar
Zambrano Vera d
Riesgo y prevención de las alergias alimentarias en los niños
Risk and prevention of food allergies
in children
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm.3. Esp., noviembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 1016-1041
DOI: 10.26820/recimundo/3.(3.Esp).noviembre.2019.1016-1041
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/647
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo de
Revisión
© RECIMUNDO; Editorial Saberes del
Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado:
23/10/2019 Publicado:
30/11/2019
Correspondencia: pedrohandres@hotmail.com
a. Médico; Hospital Oskar Jandl; Galápagos,
Ecuador; pedrohandres@hotmail.com
b.
Médica; Hospital Oskar Jandl; Galápagos, Ecuador;
tatianarivadeneirasarmiento@hotmail.com c. Médica Cirujana; Hospital Oskar Jandl; Galápagos, Ecuador;
mcmenendezpczs5@gmail.com
d.
Médico; Hospital Oskar Jandl; Galápagos,
Ecuador; czambrano20d01@gmail.com
RESUMEN
Reciente literatura
refiere que, en algún momento, una reacción adversa a
alimentos es padecida por un 20% de la población, y en específico, las alergias alimentarias afectan a un menor porcentaje. Varios autores respaldan
la teoría de que la prevalencia
de esta última, en los últimos años y en países occidentales, ha sufrido un crecimiento exponencial, de allí pues que muchos
han considerado eso como una "segunda oleada"
y la identifiquen como un problema de salud pública. En cifras, la prevalencia a nivel
mundial de esta complicación se
ha medido entre un
4 y 8% en niños,
mientras que en adultos ha
representado entre el 1 y el 4%. Así mismo, casi la totalidad de las
opiniones de expertos coinciden también en que, en el 90% de los casos de alergia alimentaria,
han
sido ocho tipos de alimentos
los principales causantes de esta enfermedad, entre estos: la leche,
el
huevo, la soja, el trigo, el maní,
las nueces, los pescados y los mariscos. El objetivo de esta investigación está referido a la búsqueda y revisión de
la literatura cientificoacadémica vigente hasta el momento sobre
los
factores de riesgo y prevención de la alergia alimentaria en los niños.
Los resultados se
obtuvieron de diversas bases de datos consultadas, y sirvieron bastamente
para
conseguir el objetivo antes mencionado ya que se logró referir algunas
definiciones fundamentales
sobre la alergia alimentaria, síntomas, diferenciación con otras complicaciones con las que frecuentemente se
confunde, factores de riesgo, pruebas diagnósticas y modos de prevención. Se concluyó aludiendo a la persistencia de muchos criterios medicocientíficos compartidos y algunos otros distintos que tanto en la prevención como en los factores de riesgo se manejan, lo que quiere decir
entonces que por ahora ninguna posición al respecto es definitiva.
Palabras
Claves: Reacción adversa, Sensibilización, Reactividad cruzada, Anafilaxia, Hipersensibilidad
alimentaria
ABSTRACT
Recent literature
refers
that, at some point, an adverse reaction to food
is suffered by 20% of
the population, and specifically, food allergies affect a smaller
percentage. Several authors support
the theory that the prevalence of the
latter, in recent years and in Western countries, has undergone
exponential growth, hence many have considered that as a "second wave"
and identify it as a health problem public In figures, the worldwide prevalence
of this complication has been measured between 4 and 8% in children, while in adults it
has
represented between 1 and 4%. Likewise, almost all the opinions of experts also agree
that, in 90% of cases of food allergy, eight types of
food have been the main causes of
this
disease, including: milk, egg, Soy, wheat, peanuts, nuts,
fish and seafood.
The objective of this research is related to the search and review of the scientific
and
scientific literature in force so far on the risk factors and prevention of food allergy in children.
The results were
obtained from various databases consulted, and served basically to achieve the aforementioned objective since it was possible to refer to some fundamental definitions about food
allergy, symptoms, differentiation with other complications that are frequently confused, risk
factors,
diagnostic tests and prevention
modes. It was concluded by referring
to the persistence of the many shared medical and scientific criteria and some others that are both managed in prevention
and risk factors, which
means that for now no position in this regard
is final.
Keywords: Adverse reaction, Sensitization, Cross-reactivity, Anaphylaxis, Food hypersensitivity.
Introducción.
"Las enfermedades alérgicas afectan a mil millones de personas en
el
mundo; muestran un crecimiento sostenido en los últimos 60 años y se estima que, en 2050, afectarán a 4 mil millones
de personas." (Comité Nacional
de Alergia de la Sociedad
Argentina de Pediatría, 2018, pág. 2).
La alergia a los alimentos
es un tema de actualidad en los países occidentales. Al igual que
sucede con otras enfermedades alérgicas, su prevalencia está
experimentando un aumento
en los últimos años tanto en adultos como en niños. Esta
patología se inicia habitualmente en los dos
primeros años de vida para disminuir progresivamente durante la infancia hasta la edad adulta. La sospecha de alergia alimentaria es frecuente en la primera
infancia, pero sólo un pequeño
porcentaje llega a confirmarse.
La prevalencia en la edad adulta se estima entre un 3,1 %
y un 8,7
%, según el rango de edad. Con esto, se
deduce que la alergia
alimentaria es habitualmente
superada con el paso del tiempo, pero se desconoce el mecanismo por el cual se adquiere la tolerancia. (FAROS - Hospital
Sant
Joan de Déu, 2019).
Nevot
& Gómez (2013) han
dicho que:
La alergia
alimentaria se
define como la reacción adversa a
alimentos mediada
por mecanismos inmunológicos. Según la Comisión de Nomenclatura de
la European Academy of Allergology and Clinical Inmunology (EAACI), se clasifica la alergia a alimentos en la mediada por
inmunoglobulina E y la no mediada por inmunoglobulina E. La prevalencia al igual que con el resto de las enfermedades alérgicas parece que
está en aumento. La sospecha de
alergia a alimentos en la primera infancia es frecuente pero sólo en el 5-10% llega a confirmarse. Se observa un pico de prevalencia
a la edad de un año de vida,
afecta al 6% de los niños menores de tres años y es más frecuente en el sexo masculino. Los alimentos más susceptibles de originar alergia son, entre los 1 y 5 años, la leche de vaca, el huevo y el pescado y en niños mayores de 5 años, coincidiendo con la introducción progresiva de alimentos: legumbres, frutas, frutos secos, mariscos y especias. La prevalencia de alergia a proteínas de leche de vaca se sitúa entre el 2% y el 3% de la población en el primer año de vida y al huevo oscila entre el 0,5% y el 2,7% de la población general durante los primeros años de vida, aunque en nuestra población infantil ocupa el primer lugar. (págs. 547-548).
Este trabajo de investigación documental se centrará
en
referir las acepciones recientes en
cuanto a las alergias alimentarias, así como también
cuáles son los síntomas asociados
a la misma, la diferenciación entre esta y otras afecciones parecidas con las que frecuentemente se le confunde
y finalmente se expondrá sobre cuáles serían los factores de riesgo y medidas preventivas de esta
patología tan difícil de diagnosticar.
Materiales
y Métodos.
Computadoras, conexión a
internet y múltiples tipos de publicaciones
disponibles físicamente
es
lo que específicamente
sirvió de herramientas
y recursos
para
el
desarrollo de
este trabajo.
La metodología se mantuvo bajo un diseño documental y delimitada a una revisión, de allí pues el objetivo
de esta investigación está referido a la búsqueda y estudio de la literatura científico
académica considerada vigente hasta el momento de
la mencionada tarea, y que además se
encontrara disponible, de manera libre y
completa,
mediante el uso de varias bases de datos, entre las cuales se destacaron:
MedlinePlus (12), BVS (10), SciELO (14), World Wide Science (WWS)
(344), Dialnet (29), REDIB (46),
BASE (42), Scopus (12), entre otras.
La revisión se hizo básicamente con las expresiones "alergias alimentarias" e "hipersensibilidad a
los alimentos", y en algunos casos en inglés con "food allergy", a fines de identificar, seleccionar y referir las
fuentes que, de
manera concreta, alcancen para
cubrir
el objetivo preestablecido de explicar este
tema.
El material bibliográfico
que se consideró rescatar fue el relativo a: artículos científicos en general,
guías
clínicas, e-books,
ensayos
clínicos, consensos, protocolos, tesis de grado, posgrado y doctorado, noticias científicas, boletines y/o folletos de
instituciones oficiales o privadas de
reconocida
trayectoria en el área
de la
salud, medicina y científico académica, y demás, monografías y demás documentos que, a criterio propio, mostraran información de interés en base a la observación de la evidencia científica referida en sus resultados. En cualquiera de los casos
antes descritos, se
prefirió escoger aquellas publicaciones hechas en el periodo de
los últimos 10 años
(incluyendo el corriente), es
decir,
desde 2009
hasta el 2019, salvo algunas excepciones.
Se desestimaron estudios de cohorte, de
casos y controles, series y reportes de
casos, editoriales, cartas al editor y otros tipos de materiales bibliográficos que, a juicio de este equipo,
se consideraron de
escaso valor científico académico o de bajo nivel de evidencia en sus contenidos.
La suma de los múltiples resultados obtenidos en cada una de las bases de datos consultadas
superó las 500 referencias bibliográficas. La menor cantidad de referencias bibliográficas obtenida fue
de 10 fuentes y la mayor ascendió a 344, verificándose así un promedio aproximado de 35 vínculos a diversos tipos de literaturas científico académicas. Mediante este proceso, es posible atreverse a deducir la suficiente existencia contenido adelantado en base a la presente temática, sin embargo, se requirió depurar dichos resultados en función del enfoque perseguido, principalmente, por lo que de manera progresiva se aplicaron varios filtros propios en cada portal de base de datos usada, relativos a: acceso completo, tipo de
literatura, idioma español o inglés, correlación y/o relevancia temática, años o periodo de publicación), área de especialización o temática, entre otros.
De la misma manera, fue necesaria
la realización de otras búsquedas de información sin considerar mayores variables, dado que
también se requirió
hallar otros datos relevantes que,
independientemente de su diferenciación para
con
el núcleo del tema,
se consideraron complementarios. A
partir
de allí, entonces, es que procede
el
equipo investigador con la
correspondiente
lectura crítica y análisis interpretativo de toda esa
evidencia escogida
de manera concluyentemente, siendo el resultado de todo este proceso, la propia
fundamentación del presente
aporte, por cierto,
en todo momento hecho de manera consensuada.
Para finalizar esta sección, se cree importante dejar claro que, tanto la exclusión como la inclusión de cada una de
las citas y sus referencias aquí hechas, fue
solventada mediante un
consenso conjunto, y de la misma manera fueron resueltas las opiniones desiguales, no resultando ningún conflicto de intereses entre las partes.
Resultados.
La
Academia Americana de Pediatría de los Estados Unidos de Norteamérica (American Academy of Pediatrics / AAP) conciben que:
Una alergia a determinado alimento ocurre cuando el cuerpo reacciona contra
proteínas no dañinas
que se hallan en ese alimento. La
reacción suele ocurrir al poco rato
de que se ingiere el alimento. Estas reacciones pueden variar de leves a severas. (AAP,
2018).
De fuentes como la de FAROS - Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona (España), es
posible saber que:
La alergia alimentaria es una reacción anómala
del
organismo secundaria a la ingesta, contacto o inhalación de alimentos
con una causa inmunológica comprobada. Son una parte de las
reacciones
adversas a alimentos. Los alérgenos son proteínas que se encuentran en todos los
alimentos. Estas estimulan el sistema
inmunológico de algunas
personas dando lugar
a una respuesta patológica que se conoce como reacción alérgica. (FAROS
- Hospital Sant Joan de Déu,
2019).
La prevalencia de AA [alergia alimentaria] sufrió un crecimiento exponencial en los últimos años
en países occidentales, por
lo que algunos autores la consideran
“la segunda oleada” de la epidemia alérgica y la posicionan como un problema de salud pública. El 20% de la población padece, en algún momento, una RAA [reacción adversa a alimentos], mientras que la
AA
afecta a un porcentaje menor. A nivel mundial, la prevalencia de AA en niños es 4-8% y, en adultos, 1-
4%. […] Existen 8 alimentos
responsables del 90% de la AA: leche, huevo, soja, trigo, maní, nueces, pescados y mariscos.{En esto también coinciden Tarka (2010) (Hospital Infantil Lucile Packard de la Universidad de Stanford, 2019)} Las alergias a las proteínas de la leche de vaca (APLV) y a las
proteínas del huevo (APH) son las
más frecuentes en
lactantes; en adultos, es más habitual la alergia a
los mariscos, y el maní tiene
igual frecuencia en ambos grupos. Las AA
a PLV, PH, soja y trigo tienden a ser transitorias; a maní, nueces, pescados y mariscos, son más persistentes. Diversos estudios han evaluado el desarrollo de la AA en la infancia y su prevalencia,
y a pesar de sus
posibles limitaciones
metodológicas, concluyen lo siguiente:
1.
El 25% de los padres comunican sospecha de AA en sus hijos, y se confirma solo en el 6-
8%.
2. Se desarrolla durante los 2 primeros años de vida, con mayor prevalencia al año (6-8%), disminuye
progresivamente y permanece estable alrededor de los
3 años (1-2%).
3.
Varias sensibilizaciones alimentarias
se pierden a lo largo
de
la vida.
4. Niños con AA, especialmente IgE-mediada, tienen alto riesgo de desarrollar otras AA y/o
a alergenos inhalantes.
5.
La
región geográfica y los hábitos dietéticos tienen un rol importante en las diferentes
frecuencias observadas. (Comité Nacional de
Alergia de la Sociedad Argentina de Pediatría,
2018)
Síntomas
En base a lo publicado por la AAP (2018) se conoce que los siguientes son los se presentan regularmente cuando reacciona el sistema inmune del organismo de manera excesiva ante ciertos
alimentos.
Problemas en la piel:
o Urticaria (manchas rojizas
en la piel que asemejan picaduras
de
mosquito)
o Lesiones
rojizas que
provocan picazón (eczema,
también
llamado
dermatitis atópica)
o Hinchazón
Problemas de respiración:
o Estornudos
o Sibilancias
o Estrechez de garganta
Síntomas
estomacales:
o Náusea
o Vómitos
o Diarrea
Síntomas
circulatorios:
o Palidez de piel
o Sensación
de mareo
o Pérdida de conocimiento
Si se afectan varias partes del cuerpo; reacción conocida como anafilaxis, será
necesaria una atención médica urgente, ya que el evento puede
ser muy severo, hasta incluso
poner en alto
riesgo la vida del paciente,
causándole un coma
o la muerte. (AAP,
2018) (Mayo Clinic, 2017).
Los síntomas vinculados a
esta condición suelen
ser:
o Problemas para respirar (falta de aire) o tragar, sibilancia (resuello), tos o presión en
el pecho.
o Cambios en la piel (sarpullidos, enrojecimiento o urticaria, o color de piel pálido o azulado)
o Inflamación de los labios o la lengua.
o Estornudos, nariz congestionada,
goteo nasal.
o Opresión/estrechez de la garganta, dificultad
para tragar, ronquera.
o Pulso débil, síntomas de
choque.
o Vómito, diarrea (si
severo
o combinado con otros
síntomas).
o Mareos o desmayos.
o Sensación
de "fatalidad"
confusión, modorra (sopor) o agitación.
o En bebés: Irritabilidad, inquietud/quisquilloso o llanto inconsolable, babeo repentino o somnolencia inusual. (AAP, 2019).
Por
su parte, FAROS - Hospital Sant Joan de Déu (2019) en este sentido amplían indicando que, partiendo del hecho de que las reacciones alérgicas pueden ser de dos tipos, es decir, las provocadas por
inmunoglobulina E y las que no. Las del
primer tipo dicen que:
Corresponde a aquellas reacciones que se producen por
anticuerpos del tipo IgE, específicos frente a
un determinado alimento, confirmadas con pruebas, con una
correlación con
los síntomas del paciente o las
pruebas de provocación.
Pueden ser síntomas limitados al sitio de
contacto (como la urticaria por contacto) o bien síntomas que afectan a un único órgano: orofaringe
(síndrome de alergia oral), el tracto gastrointestinal (vómitos
o diarrea), la piel (urticaria o angioedema) o el tracto respiratorio
(rinitis o broncoespasmo).
Sin embargo, es más común la aparición
de reacciones generales
y de intensidad variable, en
las que los órganos implicados
más frecuentemente son la piel y el tracto gastrointestinal. Ocasionalmente pueden aparecer reacciones
graves como edema de glotis o con compromiso cardiovascular, hipotensión y pérdida de conciencia
(choque anafiláctico). Suelen
ser síntomas de aparición inmediata, muchas veces
instantánea, casi siempre antes de trascurridas dos horas de
la ingesta del alimento y en clara
relación con ella. Algunos pacientes alérgicos al pescado,
marisco y legumbres pueden presentar rinitis
o asma inducida por la inhalación
de vapores
de cocción.
En cambio, las no provocadas
por inmunoglobulie E
(IgE):
La sintomatología se inicia habitualmente durante los primeros 12 meses de vida de
manera progresiva. Se caracterizan por síntomas gastrointestinales, con afectación variable del estado nutricional,
que mejoran al retirar
el
alimento de la dieta y
recaen después de la reintroducción. Sólo se
puede establecer la asociación con un alimento mediante el diagnóstico clínico. No se dispone de pruebas de diagnóstico para estas
enfermedades. (FAROS - Hospital Sant Joan de Déu, 2019),
No es una
alergia alimentaria
La alergia alimentaria muchas veces se confunde con otras complicaciones causadas
igualmente por los alimentos, que son conocidas como intolerancias o sensibilidad a los alimentos (y
no una alergia en sí misma) debido a que el sistema inmunitario no es el causante del problema, entonces, se hace referencia a:
o Intoxicación por alimentos:
Puede causar diarrea o vómitos, pero usualmente se debe a bacterias de la comida en mal
estado o que no está debidamente cocida.
o Efectos de drogas: Ciertos ingredientes como
la
cafeína de las bebidas
gaseosas
o
caramelos,
puede provocar temblores
o intranquilidad
en su hijo.
o Irritación de la piel: Ésta se debe por lo común a ácidos que se encuentran en comidas tales
como el jugo de naranja
o productos del tomate.
o Diarrea: Ésta puede ocurrir en niños pequeños que consumen demasiada azúcar, como la
que viene en los jugos de frutas.
La
intolerancia a la lactosa es un ejemplo
de una intolerancia a alimentos que usualmente
se confunde con una alergia a alimentos. La intolerancia a la
lactosa ocurre
cuando una persona
tiene dificultad para
digerir el azúcar de la leche, llamada lactosa, lo que le provoca dolores
estomacales, hinchazón abdominal y evacuaciones sueltas. A
veces las reacciones a los químicos añadidos a los alimentos como colorantes o preservativos se confunden con alergias a alimentos.
Sin
embargo, mientras que algunas personas pueden ser
muy sensibles a ciertos aditivos en los alimentos, es
raro que sean
alérgicas
a los mismos (AAP,
2018).
En el mismo sentido, en Medline
Plus
se hallan coincidencias resécto a lo antes expuesto
ya que allí se deje claro
que:
La sensibilidad alimentaria, también
llamada intolerancia alimentaria, a menudo se confunde
con
el término "alergia alimentaria".
A veces las dos afecciones tienen
síntomas parecidos, pero las complicaciones pueden ser muy diferentes. Una alergia alimentaria es una reacción del sistema inmunitario que puede afectar a órganos de todo el cuerpo. Puede causar problemas de salud graves. Una sensibilidad alimentaria suele ser
mucho menos grave. Cuando una persona tiene una sensibilidad alimentaria, su cuerpo
no puede digerir bien un alimento específico o causa malestar en el aparato digestivo. Los síntomas de una sensibilidad alimentaria se limitan principalmente a problemas digestivos como dolor abdominal, náuseas,
gases y diarrea. (Medline Plus, 2019).
Para dejar aún más claro la diferenciación, es valioso apoyarse en destacados aportes como
el de De la Cruz, González, García, & Martín (2018), quien ha referido que:
La reacción adversa a los alimentos
hace referencia a cualquier respuesta anormal desde
el
punto de vista clínico, producida tras la ingestión, contacto o inhalación de un alimento o de un aditivo alimentario contenido
en el mismo. La Academia Europea
de Alergia
e Inmunología Clínica (EAACI, European Academy of Allergy and Clinical Immunology)
clasifica las reacciones adversas a los alimentos como tóxicas y no tóxicas.
Las
reacciones tóxicas están producidas por alimentos que
contienen toxinas,
contaminantes microbianos o sustancias
con actividad
farmacológica, y pueden aparecer en cualquier individuo que consuma el alimento, siempre y cuando la cantidad ingerida de este sea lo suficientemente elevada, puesto que no dependen de la susceptibilidad
individual. Por el contrario, las reacciones
no tóxicas, o de hipersensibilidad a alimentos,
solo ocurren en individuos susceptibles. A su vez, las reacciones no tóxicas pueden clasificarse
en
intolerancias alimentarias, si no están
mediadas por mecanismos
inmunitarios, y alergias alimentarias, cuando hay un mecanismo de
tipo
inmunitario de base. Las
intolerancias alimentarias se dividen a su vez
en metabólicas
(como la deficiencia en lactasa que afecta a gran parte de los adultos en la población mundial), farmacológicas (como las producidas por aminas vasoactivas) y las ocasionadas por mecanismos desconocidos. En el grupo de alergias alimentarias podemos distinguir las mediadas por inmunoglobulinas E (IgE) y las no mediadas por IgE. (pág. 143) (Ver Figura 1.)
Figura
1. Adaptación propia
de "Clasificación de reacciones adversas a los alimentos según la
EAACI".
Recuperado
de De la Cruz et al. (2018)
Factores de Riesgo
Sicherer & Sampson (2014) explican que, una gran cantidad de factores de riesgo han sido
propuestos como influyentes en la alergia a los alimentos o la sensibilización, entre esos, se han incluido: el sexo (siendo el masculino el más preponderante en pediatría), la raza o etnia
(mayor entre niños asiáticos y negros en comparación con niños blancos), la genética (asociaciones
familiares, HLA y genes específicos), la atopia (dermatitis atópica comórbida [AD]), la
insuficiencia de vitamina D, la grasa en la dieta (consumo reducido de ácidos grasos poliinsaturados omega-3), el consumo reducido de antioxidantes, un mayor uso de antiácidos (reducción de la digestión de alérgenos), la obesidad (siendo un estado inflamatorio), una
higiene
mayor, y el momento y la ruta de exposición a los alimentos (mayor riesgo de retrasar los alérgenos con posible sensibilización ambiental). Así
mismo expone que:
En los últimos años, la atención se ha desplazado de los supuestos de que la
exposición temprana a alérgenos infantiles era un factor de riesgo de alergia alimentaria a la noción opuesta de
que la evitación prolongada de alérgenos podría
ser
un factor de riesgo porque
la inducción de tolerancia oral se omitiría mientras que las
vías de exposición sensibilizadoras alternativas, particularmente a través de
la piel (especialmente epidermis inflamada no intacta en pacientes con EA), estaba en curso. Los
estudios epidemiológicos en su mayoría han seguido apoyando esta hipótesis. […] Varios
factores
de riesgo son inmutables, pero pueden proporcionar información sobre la causa. Los niños parecen estar en mayor riesgo que
las niñas y quizás las mujeres más que los hombres, lo que sugiere influencias genéticas o endocrinológicas. Un
estudio mostró una
relación entre un riesgo mayor y la riqueza, lo que sugiere una influencia en aquellos con
mejores estilos de
vida.
[…] Los estudios centrados en los resultados de alergia alimentaria
también identifican combinaciones de factores que conspiran para
definir el
riesgo (…) antecedentes de alergia de padres o hermanos y padres nacidos en el este de
Asia en lugar de Australia, así como factores protectores, como hermanos mayores y tener un perro en el hogar {(Koplin et al., 2012}. […] Las comorbilidades podrían identificar
a los pacientes en riesgo de aumento
de la morbilidad por alergia alimentaria. Por ejemplo, varios estudios han indicado que tener alergia a los alimentos podría ser un riesgo de asma problemática y tener asma podría ser un riesgo de alergia a los alimentos grave / fatal. En
general, los factores de riesgo discutidos agregan información sobre
los resultados y
proporcionan vías para la prevención,
como los probióticos, y posiblemente tratamientos futuros, como las
intervenciones nutricionales. (Pág.
293-293)
Junto a factores individuales que pueden influir en el desarrollo de esta tolerancia, el tipo
de alimento también es importante en la evolución de esta patología. Los alimentos con mayor
potencial alergénico en el niño son el huevo, la
leche, el trigo y la
soja. Sin embargo, la
alergia a cacahuete, frutos secos, pescados y marisco es, habitualmente, persistente. Los hábitos dietéticos
y la forma de preparación de los alimentos desempeñan un papel muy importante en la prevalencia de
alergias alimentarias específicas en
cada país. (FAROS - Hospital
Sant
Joan de Déu, 2019)
Con base en el aporte de Mayo Clininc (2017),
algunos
de estos pueden ser:
o Antecedentes familiares.
Tienes un mayor riesgo de alergia alimentaria si en tu familia
son frecuentes el asma, el eccema, la urticaria o alergias como la rinitis alérgica (fiebre
del heno).
o Otras alergias.
Si ya eres alérgico a un alimento,
puedes tener mayor riesgo de contraer alergia a otro alimento. Asimismo, si
tienes otros tipos de reacciones
alérgicas, como rinitis alérgica (fiebre del heno) o eccema, el riesgo de padecer
o Edad. Las alergias alimentarias son más frecuentes en los niños,
especialmente en los bebés y los niños pequeños. A medida que creces, el aparato digestivo madura
y es
menos probable que el cuerpo
absorba alimentos o ingredientes que
desencadenan
alergias. Afortunadamente, los niños generalmente superan alergias a la leche, la soja, el trigo
y los huevos. Las alergias graves y las alergias a los frutos secos y a los
mariscos
suelen ser de por vida.
o Asma.
El asma y las alergias alimentarias generalmente se manifiestan juntas. En esos
casos, es probable que los síntomas de alergias a los alimentos y del asma sean graves.
Otros que pueden aumentar el riesgo
de sufrir una reacción anafiláctica son:
o Tener antecedentes
de asma.
o Ser adolescente
o más joven.
o Demorar el uso de
epinefrina para tratar los síntomas de una alergia alimentaria.
o No
tener urticaria ni otros síntomas que se manifiestan en la piel. (Mayo Clinic, 2017).
Pruebas de
alergias alimentarias
Prueba de
tolerancia oral
El alergólogo le da a usted o a su niño pequeñas cantidades del alimento que se sospecha que causa la alergia. El alimento se
puede dar en una cápsula o por
inyección. El alergólogo
lo observará atentamente para
ver
si tiene una reacción alérgica. De ser así, le ofrecerá tratamiento de inmediato.
Dieta de eliminación
Esta
dieta se usa para averiguar qué
alimentos específicos son los causantes de
la alergia. Se empieza eliminando todos los alimentos
sospechosos de la dieta suya o de su niño. Luego estos alimentos se añaden uno a la vez para
ver
si provocan una reacción alérgica. La
dieta de eliminación no indica si la reacción se debe a una alergia
alimentaria o a una sensibilidad alimentaria. Esta dieta no se recomienda para
ninguna persona en riesgo de una reacción alérgica
grave.
Prueba del
pinchazo
en la
piel
El alergólogo o profesional de la salud coloca un
poco del alimento sospechoso en la piel del antebrazo o la espalda. Luego pincha delicadamente la piel con una aguja para permitir que
entre una cantidad muy pequeña
del
alimento. Si se forma
una protuberancia
roja que pica en el lugar
del pinchazo,
por lo general
significa que la persona
es alérgica a ese alimento.
Análisis de sangre
Esta prueba
detecta sustancias llamadas anticuerpos IgE en la sangre. El sistema
inmunitario produce anticuerpos IgE cuando una
persona está expuesta a
una sustancia
que provoca una reacción alérgica. Durante la prueba, el profesional de
la salud toma
una muestra de sangre de
una vena
de un brazo con una aguja pequeña. Después de insertar la aguja, extrae una
poco de sangre y la coloca en un tubo de ensayo o
frasco. Tal vez sienta
una molestia leve cuando la
aguja se introduce
o se
saca, pero el procedimiento suele durar menos de
cinco minutos, (Medline Plus,
2019).
Hernández (2018), en cuanto al diagnóstico de la alergia alimentaria, afirma que se constata en base a los pilares constituidos por: historia clínica detallada, pruebas cutáneas de sensibilización (prick
test, prick-prick, rubbing test, entre otra), y, como estándar de oro, el test de provocación oral controlada. Adicionalmente indica
que "Actualmente se están desarrollando nuevas técnicas
como pruebas de activación de basófilos, la determinación de la unión de epitopos, metilación del ADN;
que contribuirán en la mejora de la precisión
diagnóstica" (pág. 6).
Prevención
En primera
instancia, Mayo Clinic sugiere que, adquirir
el conocimiento sobre los alimentos que
pudieran provocar los signos y síntomas de
una reacción alérgica y, por
ende,
evitarlos, vendría siendo la mejor forma de prevención. Al mismo tiempo refieren que, estando
muy ocultos, como por ejemplo los condimentos
o ingredientes en algunas comidas, algunos
alimentos también
pueden generar reacciones
alérgicas. De allí que, un adulto que está consciente de
su hipersensibilidad
alimentaria se
le recomienda tomar las
siguientes medidas:
o Tomar consciencia
de
todo
lo
que
ingiere, de hecho, debe asegurarse de leer
cuidadosamente las etiquetas que detallan
los ingredientes y/o contenidos de los alimentos.
o Si ha
padecido una reacción grave, debería usa un brazalete o collar
de alerta médica para que, en caso de que se
repita dicho evento y no pueda
comunicarse, los puedan enterarase más rápidamente de esa condición
en particular.
o En los casos de pacientes propensos a riegos de reacciones alimentarias severas, estos
deberían solicitar al especialista tratante que evalúe la posibilidad de que este le indique epinefrina de urgencia, para que en caso de que se repita dicha complicación, el paciente cargue consigo un autoinyector con la dosis requerida.
o No dudar en hacer conocer las
propias necesidades
respecto a esta condición.
o Tener cuidado en los restaurantes, dando parte al personal competente sobre el alimento al
que se es alérgico, recalcándoles
además que la preparación en particular no se elabore
sobre superficies que
hayan estado
en
contacto con el alimento al que se es alérgico.
o Antes de salir del hogar, sea incluso por viajes o un evento, planificar previamente todas las comidas, sin
excepción.
En el caso de niños
con este tipo de patologías, se debe igualmente tomar estas mimas precauciones para garantizar su seguridad,
y, además:
o Se
debe avisar a las personas responsables en el todo el entorno
del niño sobre los alimentos a
los que es alérgico,
sin dejarles ninguna
duda sobre el riesgo a la vida que puede acarrear una reacción alérgica y los requerimientos de acción inmediata que deben ser considerados
en
tal caso. Así mismo, cerciorarse de que el niño comprenda que debe pedir ayuda de
inmediato si tiene una reacción
alérgica a la comida.
o Dar a conocer y explicar a
los adultos que pasan tiempo con el niño afectado sobre los
síntomas de la alergia alimentaria,
y de la misma manera, enseñarles
a reconocerlos.
o Redactar un plan de
acción en el que
se describa la
manera de atender
al
niño si llega a padecer una
reacción alérgica a
la comida, con la finalidad de entregarles una copia del
mismo al personal competente en la escuela
del
niño y a cualquier otra persona
que lo cuiden y supervisen.
o Hacer que el niño lleve un brazalete o collar de alerta médica, en el que se
indiquen los síntomas alérgicos de niño y explique cómo suministrar primeros auxilios en caso de urgencia. (Mayo Clinic, 2017).
Hernández
(2018), mediante su estudio ha
dejado en evidencia
que han sido muchos
los intentos por tratar de desarrollar varias estrategias de prevención de esta patología en vista del
considerable incremento en su prevalencia en las últimas décadas, y en razón de ello refiere la obra
de (Turner et al., 2018)
ya que éstos revisaron algunos de los "aspectos estudiados como armas
potenciales en la prevención" tales
como:
o Prenatales: evitación
materna de alérgenos potenciales, ingesta materna
de pro bióticos, suplementación materna con aceite de pescado.
o Durante la lactancia materna: evitación materna de alérgenos potenciales, ingesta
materna de pro bióticos, suplementación materna con aceite de pescado.
o Intervención en la alimentación infantil:
fórmula hipo alergénica, uso de pro bióticos y prebióticos, modificación de la edad de introducción de alimentos potencialmente
alergénicos.
Según
estos autores ninguno de los estudios clínicos revisados
en relación con estos
factores ha demostrado un alto nivel de
evidencia científica, por
lo que por el momento puede afirmarse que no
existe ninguna intervención que
conlleve un nivel de evidencia elevado como
para convertirse en
una recomendación.
(pág. 7).
En base a otro aporte, es
posible entender que:
Durante muchos años,
se ha recomendado
evitar alimentar a
los bebés con
alimentos
alergénicos (p.
ej., cacahuate)
como una forma
de
prevenir
las
alergias
Finalmente, es válido destacar el punto de
vista de Echeverría (2019) quien indica que la
prevención de la alergia alimentaria puede ser establecida en tres
niveles, que serían:
o Prevención primaria: evitando la sensibilización IgE, especialmente
en pacientes de
riesgo.
o Prevención secundaria: evitando el desarrollo de la enfermedad alérgica en niños ya
IgE sensibilizados.
o Prevención
terciaria:
evitar
la
aparición de síntomas
en pacientes
que ya han desarrollado
la enfermedad alérgica. (pág. 240).
Conclusiones.
Son múltiples los factores asociados a la alergia alimentaria que han sido propuestos y argumentados
durante varios años y avances en muchos tipos de
estudios, y de la misma manera los expertos aún no han podido referir un patrón concluyente
al respecto, de allí pues se puede deducir que, en mayor o menor medida, todos los factores de riesgo en los que hasta ahora
se mantiene una constante evaluación puede asumirse como influyentes y, en definitiva, la tendencia
sigue apuntando a la adopción de medidas preventivas, que por cierto, también representan ciertas diferenciaciones entre uno
y otro tratadista.
En síntesis, la prevención de
este tipo de complicación, ha
sido asumida entre
la mayoría de los entendidos coincidentemente,
en
el aspecto de
que aún no existe
una formula inequívoca. Aunque muchos por una parte
igualmente comparten la
idea de que la lactancia materna puede ayudar a prevenir las alergias en general, otros tantos coinciden en que, bien sea
esta exclusiva
o con leche de fórmula, haya sido posible
recabar suficiente evidencia como para
determinar que
eso
influye significativamente. De la misma manera, los tratadistas asienten que, por ahora, incluso
no hay experiencia satisfactoria
que sustente algún efecto influyente en el desarrollo de
alergias
alimentarias de un infante que pudiera llegar
a tener
la dieta materna, antes ni durante
del
parto. De hecho, el departamento de
Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos de
América (FDA) ha dejado claro que "No existe cura para las alergias a los alimentos. Evitar
rigurosamente los alérgenos alimentarios,
además del reconocimiento temprano y el control de las reacciones alérgicas a estos constituyen medidas importantes
para
prevenir consecuencias graves a la
salud." (FDA, s.f.).
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