Sheyla
Tamara Luna Martillo a; Diana Nathaly Chaguay Blacio b; Efrén Bryan
Barco Ramírez c; Jorge Andrés Carbo Palacio d
Neoplasia Cervicouterina: diagnóstico y tratamiento
Cervicouterin neoplasia: diagnosis
and treatment
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm. 4., diciembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 3-28
DOI: 10.26820/recimundo/3.(4).diciembre.2019.3-28
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/650
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo
de Revisión
© RECIMUNDO; Editorial Saberes del Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado: 23/11/2019 Publicado:
30/12/2019
Correspondencia: sheytalumar@hotmail.com
a. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; sheytalumar@hotmail.com b. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; dianischaguayb@gmail.com
c. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; efrenbarcoramirez@outlook.es d. Médico; Investigador Independiente; Guayaquil, Ecuador; jcarbop91@gmail.com
RESUMEN
Las neoplasias cervicouterinas, enfermedad que
también es
conocidas
como cáncer
cervicouterino (CCU), es aquella
que ocurre cuando las células normales del cuello del útero comienzan a
cambiar
y crecen descontroladamente, proceso generalmente iniciado
en
las células de
la superficie
del cuello uterino
donde además se
encuentran dos tipos
de células:
las
escamosas y las columnares, siendo las escamosas las que
comúnmente las causantes de
los mayores casos de este tipo de
patología. El objetivo de
esta revisión bibliográfica
no ha sido que el de referir información vigente de las diversas fuentes que
exponen sobre la
neoplasia cervicouterina, su diagnóstico y tratamiento. La cantidad de
resultados obtenidos tras esta
investigación satisfizo bastamente la intención definida en el mencionado objetivo ya
que fue evidente el hallazgo de fuentes referenciales de calidad que en síntesis sustentan la información presentada. Se
concluye aludiendo nuevamente a la suficiente
existencia de datos científicos y
académicos que
sustentan las respetables razones por
las cuales esta patología es aun
mundialmente reconocida como un problema de salud pública y un padecimiento muy común
entre las mujeres, particularmente en aquellas que
residen en países en vías de desarrollo, e igualmente, es reconocido
que esta condición no ha dejado de despertar el
interés
de un constante estudio, puesto
que el
avance
tecnológico
y
médico va
de la mano, precisamente, con
la
evolución del diagnóstico
y tratamiento.
Palabras Claves: Carcinomas, Displasia, Virus del papiloma humano, Extravasación de citostáticos, Fiebre neutropénica.
ABSTRACT
Cervical neoplasms, a disease
that is also known as cervical cancer (CCU), is one
that occurs when normal cervical cells begin to change and grow uncontrollably, a process usually initiated in
the cells of the surface of the cervix where it is also They find two types of cells: the squamous and the columnar, the
squamous ones being the ones that commonly cause
the greatest
cases of this type of pathology. The objective of this bibliographic review has not been to refer current information
from the various sources that expose about cervical neoplasia, its diagnosis
and
treatment. The
amount of results obtained after
this
investigation satisfied the intention defined in the aforementioned objective, since
the finding of referential sources of quality that in summary support the information
presented was evident.
It concludes by referring again to the
sufficient existence
of scientific
and academic data that support the respectable reasons why this
pathology is still recognized worldwide as a
public health problem and a
very
common condition among women, particularly
in those residing
in countries where It is recognized
that this condition has not ceased to arouse the interest of
a constant study, since technological and medical
advances go hand
in hand, precisely, with the evolution of diagnosis
and treatment.
Keywords: Carcinomas, dysplasia,
human papillomavirus,
cytostatic extravasation, neutropenic fever.
Introducción.
Las neoplasias cervicouterinas, enfermedad también
conocidas como cáncer cervicouterino
(CCU). Según la Organización Panamericana de
la Salud (OPS) es el cáncer más frecuente
en
mujeres en 45 países del mundo y mata a más
mujeres que cualquier
otra forma de cáncer en 55 países, entre ellos muchos países del África
subsahariana, muchos de Asia
(incluida la India)
y algunos países centroamericanos
y sudamericanos. (OPS,
2016)
El
CCU, se origina a expensas del crecimiento incontrolado
de las células que revisten el
cuello del útero. Por
su ubicación anatómica
y las posibilidades de detección oportuna, si
se detecta en sus etapas iniciales, este tipo de cáncer es prevenible en un 100%, lo que garantiza una alta probabilidad de supervivencia y buena
calidad de
vida. Sin embargo, el CCU continúa siendo un problema de salud pública de gran magnitud a nivel mundial, y
es
una de las amenazas más graves para la vida de las mujeres. En la actualidad, se calcula
que globalmente lo padecen más
de un millón de personas, quienes en su mayoría
ni han sido diagnosticadas, ni tienen acceso a un tratamiento
que podría curarlas o prolongarles la vida. (Ruiz & Medina, 2018, p. 3)
Nama
et al. (2018) expresó que:
El cáncer es una
de las principales causas de
muerte
a nivel mundial. El cáncer de
cuello
uterino es el cuarto cáncer más común en mujeres, con una
estimación global de 528 000
nuevos casos en 2012 (GLOBOCAN 2013). La gran mayoría (alrededor del 85%) de
la carga global está en los países de ingresos bajos y medios (PIBM), donde representa
alrededor del 12% de todos los cánceres en las mujeres. El cáncer de cuello uterino es el cáncer más común en las mujeres en África oriental y central. Se calcularon unas 266 000 muertes por cáncer de cuello uterino en todo el mundo en 2012, lo que representa el 7,5% de todas las muertes debido al cáncer en las pacientes. Casi nueve de diez muertes debidas al cáncer uterino (87%) ocurren en los países con menos recursos o de bajos ingresos. La mortalidad varía en hasta 18 veces entre las diversas partes del mundo, con tasas que varían desde menos de dos por 100.000 en Asia occidental, Europa occidental, y Australia/Nueva Zelanda hasta más de 20 por 100 000 en Melanesia (20,6), África central (22,2) y África oriental (27,6) (GLOBOCAN 2013). (p. 4)
De
la misma manera, Suárez (2018) reportó que:
En
la región de las Américas, 83,000 mujeres fueron diagnosticadas con CCU en el año
2012 y casi 36,000 murieron por esta causa. Las tasas de mortalidad fueron tres veces
mayores en Latinoamérica
y el Caribe
que en Norte América. En Latinoamérica, las
regiones con mayor
incidencia de CCU en 2012 fueron
Venezuela, Perú, Bolivia
y Paraguay, mientras que Colombia y Brasil se
encuentran en un punto medio, con incidencias entre
13.6 y 20.6 por
100,000 mujeres, y Chile es
el país con
menor
incidencia (<7.9).
En relación con la
mortalidad, para el mismo año, Colombia,
Brasil y Chile tuvieron tasas similares,
entre 5.8 y 9.8 por 100,000 mujeres.
Este desarrollo investigativo se enfoca
en
la búsqueda, revisión y referenciación de la literatura cientificoacadémica reciente en
torno a la neoplasia
cervicouterína, cómo
se diagnostica y cuáles serían sus formas de tratamiento, con la finalidad de asistir, no solo al personal de salud en cuanto a las herramientas vigentes de determinación de esta patología y su adecuado manejo, sino además contribuir con todo aquel interesado en un contenido
bibliográfico de destacado valor, que le sirva de fundamento en el fortalecimiento del conocimientos, razones por las cuales a continuación se expondrá
sobre; acepciones de
fundamentales de neoplasias cervicouterinas, causas y factores de riesgo, síntomas, clasificación
de los tipos de cáncer
cercicouterino, prevención, diagnóstico y tratamiento.
Materiales y Métodos.
En base
al
objetivo de referir información reciente con respecto a las neoplasias cervicouterinas, su diagnóstico y tratamiento,
para esta revisión se ha propuesto el desarrollo de una investigación de diseño
documental, a nivel descriptivo.
Fundamentalmente se trató de
la exploración de la literatura
cientificoacadémica vigente, aprovechando para ello el uso de computadores personales y la internet como medios de acceso. Los términos de búsqueda empleados fueron las expresiones: neoplasias cervicouterinas, cáncer de cuello uterino y manejo de
neoplasias cérvico-uterinas; así como también un equivalente en
inglés: uterine
cervical neoplasms. Las bases de
datos que principalmente fueron utilizadas fueron: NCBI, BVS,
Intramed, MedlinePlus,
Cochrane, SciELO, entre otras.
El material bibliográfico que
se seleccionó con preferencia estuvo caracterizado por concebirse
como: artículos científicos, revisiones sistemáticas con o sin metaanálisis, tesis de
grado, posgrado y doctorado, guías clínicas, e-books, consensos, protocolos, ensayos clínicos, noticias científicas, boletines y/o folletos de
organismos con reconocida trayectoria en el ámbito
cientificomédico, cientificoacadémico o de
la salud; así como también otros tipos de documentos
monográficos e informaciones
que, a criterio propio, se valoró como útil por el valor de la evidencia mostrada. De la misma manera, sólo se consultaron aquellos trabajos accesibles de manera gratuita y completa, y además, que hubiesen sido publicados entre 2009 y 2019, aunque
igualmente hubo excepciones.
Bajo tales criterios, al comparar relativamente los resultados de las distintas bases de datos consultadas, la
tendencia de los resultados osciló entre
19 y
177 fuentes referenciales, no
obstante, en los casos de otras
pesquisas complementarias efectuadas sin mayores
filtros, que por cierto se inclinaban más al propio
interés de encontrar toda aquella información igualmente importante para el desarrollo de
la presente
temática; los mismos fueron
considerablemente superiores, en algunos casos superando las cinco
centenas de registros, eventualidad que ineludiblemente requirió ser
nuevamente
resumida mediante otros criterios de
selección,
tales como: mayor
correlación temática,
relevancia, nivel de evidencia, entre otros.
Posterior a los procesos antes descritos, es cuando el equipo procedió con la aplicación de técnicas de
estudio, tales como: lectura
crítica y análisis de datos, interpretación y discusión
de todos los documentos definitivamente
escogidos, determinados como evidencia para
este trabajo
investigativo, sumario que sucesiva
y definitivamente
resultó en la
fundamentación de las ideas referidas, que
por cierto en
todo momento se hizo bajo completo acuerdo.
Paralelamente, cabe destacar que todo aquel material que fue
desestimado, respondió a un
consenso del equipo investigador, y
se fundamentó más que todo tras evaluar
su contenido, entre esas se
encuentran: cartas al editor,
resúmenes, monografías de pregrado, anotaciones e incluso, algunos estudios de
cohorte, reportes
de casos, controles, series
y otros tipos de textos.
Finalmente, todas las opiniones encontradas, así como también las inclusiones y exclusiones de cada cita y/o referencia aquí expuesta, fueron igualmente resueltas de manera
grupal, sin que se llegase a mantener algún disenso
entre los autores.
Resultados.
El cáncer
de cuello uterino se desarrolla cuando las células normales del cuello del útero
comienzan a cambiar y crecen descontroladamente. La mayoría de los cánceres del cuello del
útero son carcinomas de células escamosas; se llaman así por
el
tipo de células donde
se ha originado. (Bover, 2017)
Gersten confirma que los CCU comienzan en las células de la superficie del cuello
uterino, y en estas se
encuentran dos tipos de
células: las escamosas y las columnares, siendo las primeras nombradas las que, por lo general, son responsables de
los casos de este tipo de
enfermedad. Adicionalmente
explica que:
El desarrollo del
cáncer cervical
generalmente es
muy
lento
y
comienza como
una
afección precancerosa llamada displasia. Esta afección se puede detectar por medio
de una citología
vaginal y es 100% curable. Pueden pasar años para que la
displasia se convierta en cáncer cervical. La mayoría de las mujeres a quienes se les diagnostica cáncer cervical en la actualidad no se han sometido a citologías vaginales regulares o no han tenido un seguimiento por
resultados anormales en estas. Casi todos los cánceres cervicales son causados por el virus
del papiloma humano (VPH). El VPH es un virus común
que se
disemina a través de
las relaciones sexuales.
Existen muchos
tipos diferentes (cepas) de VPH y algunas cepas llevan a cáncer cervical. Otras cepas pueden causar verrugas genitales, mientras que otras no causan ningún problema en absoluto. (Gersten, 2017)
De
igual forma, Suárez (2018) precisa que
este "se origina en células con metaplasia
en
la zona de transformación del cérvix" posibilitando la presencia de desórdenes en los mecanismos
de control celular, por
factores cancerígenos externos, primordialmente
por
la infección crónica con las cepas de
alto riesgo del VPH, además de la coexistencia de factores tales como
tabaquismo, desnutrición, mala alimentación
y enfermedades de transmisión sexual. (p.
102)
Causas
y Factores de Riesgo
Mayo Clinic (2017) indica que esta patología inicia al generarse una mutación en las
células normales, es decir, cuando un cambio genético las convierte en células anormales. Estas
crecen y se multiplican sin control y no mueren, mientras que
las normales crecen y se multiplican a una velocidad constante y,
eventualmente, mueren en un momento
determinado. La
acumulación de células anormales es lo que
produce una masa o tumor. Las células cancerosas
invaden los tejidos aledaños y pueden desprenderse
de un tumor para expandirse
(formar metástasis) en
otras partes del
cuerpo.
Esta misma institución deja claro que aún no se ha determinado cuál es la causa del
cáncer de cuello de útero, pero, definitivamente, el virus del papiloma humano (VPH) participa
en
el proceso. El VPH es muy frecuente, y la mayoría de
las mujeres que tienen el virus nunca
padecen cáncer de cuello de útero. Esto significa que otros factores, como, por ejemplo, el
entorno o estilo de vida, también podrán
determinar
si una mujer lo padecerá.
Bover
resalta que:
El VPH está presente en más del 99% de los casos de cáncer de cuello uterino.
Este virus es una causa necesaria
para
el
desarrollo del cáncer de cuello uterino y es el
factor de riesgo más importante. El HPV se transmite de
persona a persona durante las relaciones sexuales. Los factores que aumentan el riesgo de infección por HPV incluyen
la actividad sexual a edad temprana,
numerosos compañeros sexuales
(o la relación
sexual con un hombre que ha tenido muchas parejas) y
la relación sexual con un hombre que tiene verrugas en el pene. La
mayoría de las infecciones por VPH se resuelven
espontáneamente. Se desconocen los motivos por los que sólo algunas infecciones
progresan a alteraciones
malignas. (Bover, 2017)
Continúa el autor exponiendo que,
otros factores de riesgo pueden
ser:
• Las mujeres
cuyos sistemas inmunológicos
están debilitados por el
uso
de
ciertos
medicamentos (corticosteroides, los usados tras trasplantes de riñón
o terapia para
otros tipos de cáncer o SIDA) corren más riesgos.
• Las mujeres
con herpes genital tienen más riesgo de desarrollar cáncer
de cuello uterino.
• Las mujeres con muchas parejas sexuales, o convivir con un varón con antecedentes de
múltiples
relaciones sexuales,
tienen mayor riesgo de desarrollar
cáncer de cérvix.
• Las mujeres que fuman tienen dos veces más riesgo de desarrollar cáncer de cuello
uterino que las mujeres
no fumadoras.
• El
uso de anticonceptivos orales
aumenta el riesgo
de desarrollar
cáncer de cérvix.
• El riesgo aumenta entre el final de la adolescencia y la mitad de los 30 años. Las mujeres de más de 40 años siguen en riesgo y deben continuar sometiéndose a exámenes para
detección precoz (test
de Papanicolau) con regularidad. (Bover,
2017)
Retomando el aporte de Mayo Clinic (2017), se puede verificar que coincide con parte de
los factores antes mencionados, sin
embargo, agrega que otros también pueden ser:
• Relaciones
sexuales
a
temprana edad.
Tener relaciones sexuales
a
temprana edad aumenta el riesgo
de
adquirir el virus
del papiloma humano.
• Otras infecciones
de transmisión sexual. Tener otras infecciones de transmisión sexual (como clamidia, gonorrea, sífilis y VIH/SIDA)
aumenta el riesgo de adquirir el virus del papiloma humano.
• Sistema inmunitario débil. Las probabilidades de desarrollar cáncer de cuello uterino
pueden ser mayores si tienes otra enfermedad que debilita
el
sistema inmunitario y tienes el
virus del papiloma humano.
Síntomas
La
OPS (2016) ha dejado ver que, en esencia, los síntomas dependerán de la etapa invasiva en la que se encuentre el cáncer cervicouterino, y estos pueden ser:
Tempranos:
• Flujo
vaginal, a veces maloliente,
• Hemorragias
irregulares (de cualquier tipo) en
mujeres
en
edad fecunda.
• Oligometrorragia
o hemorragia poscoital en mujeres de
cualquier edad,
inclusive jóvenes.
• Oligometrorragia
o hemorragia posmenopáusica.
• En
caso de hemorragia perimenopáusica
anormal, siempre se debe considerar
la
posibilidad de un cáncer cervicouterino, en particular
si la
hemorragia no responde al
tratamiento apropiado.
Avanzados:
• Micción urgente
o frecuente.
• Dolor de espalda.
• Dolor en la zona inferior del
abdomen
• Dolor de espalda intenso.
• Pérdida de peso.
• Disminución
del caudal urinario
(por obstrucción uretral o insuficiencia renal).
• Pérdidas de orina o heces por
la vagina (debido
a fístulas).
• Tumefacción
de los miembros inferiores.
• Disnea (debida a anemia o,
rara
vez, a metástasis pulmonares
o derrame pleural).
(p. 185)
Las alteraciones premalignas generalmente son
asintomáticas. En las primeras etapas, el cáncer de cuello uterino puede ser asintomático. El primer síntoma
de cáncer de cuello
uterino generalmente es un sangrado vaginal anormal, con mayor frecuencia
después de una
relación sexual. Un manchado o una hemorragia más copiosa
se puede producir entre ciclos menstruales. También
los periodos pueden tener un
sangrado excepcionalmente abundante. Los
cánceres más avanzados con frecuencia
causan hemorragia
o una secreción vaginal
maloliente y dolor en la zona pélvica. Si el cáncer está diseminado, puede causar dolor
La Asociación
Española Contra el
Cáncer (AECC), aparte de coincidir con lo antes
dicho, agrega que:
El dolor o las molestias
durante las relaciones sexuales indican la existencia
de problemas que deben ser consultados. Estos síntomas también pueden ser debidos a enfermedades
benignas. Sin embargo si aprecias cualquiera de ellos es importante que acudas al especialista para el
diagnóstico y tratamiento
de su
causa. (AECC,
2018)
Clasificación
Se
basa en el grado
de diseminación
del cáncer:
• Estadio
I: el cáncer
está confinado al
cuello uterino.
• Estadio
II: el
tumor se ha diseminado fuera del cuello
uterino, incluyendo
la
parte superior
de la vagina, pero
todavía está dentro de
la pelvis (que contiene los órganos reproductivos
internos, la vejiga y
el recto).
• Estadio III: el cáncer se ha diseminado por toda la pelvis y/o la parte inferior de la vagina y/o obstruye los uréteres y/o
ocasiona trastornos renales.
• Estadio IV: el cáncer se ha diseminado fuera de la pelvis y/o a la vejiga o al recto o a órganos
distantes. (Ramirez & Salvo, 2017)
En el
mismo
orden de ideas, (Suárez,
2018) detalla que:
El
sistema
de clasificación más común
para
asignar el
estadio del tumor
es el
planteado por la Federación Internacional de Ginecología
y Obstetricia (FIGO), el cual
establece una clasificación basada en el TNM, donde la T se refiere al tamaño del tumor primario, N a la diseminación a ganglios linfáticos regionales y la M a las
metástasis. Así, se observan cuatro estadios
con subdivisiones, según las características del tumor y su grado de diseminación.
Tabla
1. Estadificación de la FIGO para el cáncer de cuello
uterino para tumor primario
(T)
Características |
Estadio FIGO |
Carcinoma
cervical confinado al
útero
(la extensión al cuerpo no
debe ser tenida
en cuenta) |
I |
Carcinoma invasor diagnosticado
solo mediante microscopía. Invasión
del estroma con una profundidad
máxima de 5 mm
y una extensión horizontal ≤7mm. El compromiso
del compartimento
vascular, venoso o linfático no afecta la
clasificación. |
I A |
Invasión estromal ≤3 mm en profundidad
y ≤7 mm de extensión horizontal. |
I
A1 |
Invasión estromal >3 mm y ≤5 mm en profundidad, con
una extensión horizontal ≤7 mm. |
I
A2 |
Lesión
clínicamente visible limitada al cuello uterino
o lesión microscópica
mayores que el estadio IA. |
I B |
Lesión
clínicamente visible
≤4 cm en su mayor diámetro. |
I
B1 |
Lesión
clínicamente visible
>4 cm en su mayor diámetro. |
I
B2 |
Carcinoma cervical
que invade más allá́ del útero, pero no
compromete la pared
pélvica o el
tercio
inferior de la vagina. |
II |
Tumor sin invasión de parametrios. |
II
A |
Lesión
clínicamente visible
≤4 cm en su mayor diámetro. |
II
A1 |
Lesión
clínicamente visible
>4 cm en su mayor diámetro. |
II
A2 |
Tumor con invasión de parametrios, sin
llegar a la pared
pelviana. |
II
B |
Tumor que se extiende a la pared pélvica y/o
compromete el tercio
inferior de la vagina
y/o causa hidronefrosis
o alteración de la función renal. |
III |
El tumor compromete el tercio inferior
de la vagina, sin extensión
a la pared pélvica. |
III
A |
El tumor se extiende
a la pared pélvica y/o
causa hidronefrosis
o alteración de la
función renal. |
III
B |
|
El tumor invade la
mucosa de la vejiga o
del
recto
y/o se extiende más
allá́ de la
pelvis (el edema bulloso no es suficiente para
clasificar un tumor como T4). |
IV A |
Nota.
Álvarez et al. (2012),
recuperado y adaptado de
(Suárez,
2018)
Prevención
El cáncer
cervical se puede prevenir haciendo lo siguiente:
• Recibir la vacuna contra el VPH. Previene la mayoría de los tipos de infecciones
por el VPH que causan cáncer de
cuello uterino. Su proveedor puede decirle si la vacuna
es apropiada en su caso.
• Practicar relaciones sexuales con protección. El uso del condón durante la relación sexual
reduce el
riesgo de contraer
el VPH
y otras infecciones
de transmisión sexual (ITS).
• Limitar la cantidad de compañeros sexuales que tenga y evitar las parejas que participen en
actividades sexuales
de
alto riesgo.
• Hacerse citologías vaginales con la frecuencia que su proveedor le recomiende. Las
citologías
vaginales
pueden
ayudar
a detectar cambios precoces, los cuales pueden
tratarse antes de
que se conviertan
en cáncer cervical.
• Hacerse la prueba de VPH si así lo recomendó su proveedor. Puede usarse junto a la
citología vaginal para buscar cáncer
cervical en mujeres de
30 años en adelante.
• Si fuma,
dejar
de
hacerlo. El consumo
de cigarrillo aumenta las probabilidades
de
presentar cáncer cervical. (Gersten, 2017)
Diagnóstico
La
biopsia (obtención de una pequeña muestra de tejido para el análisis microscópico)
es la que establece el diagnóstico definitivo de cáncer y el tipo histológico. Para
el
diagnóstico es preciso realizar una exploración física
general y ginecológica exhaustiva, valorando tamaño y aspecto de
los órganos pélvicos. El médico puede
precisar de un examen pélvico bajo anestesia para valorar la posible
extensión del tumor a útero,
vagina, recto o vejiga. La cistoscopia y/o
recto-sigmoidoscopia (exploración que
permite visualizar y tomar biopsias dentro de la vejiga
o recto) se
podrá realizar, por indicación de
su médico especialista, si hay sospecha de
infiltración por el tumor de la vejiga de la orina o del recto. Radiografía de tórax: permite la exploración de
los pulmones
para valorar
la
posible
diseminación
tumoral a los
mismos
(metástasis
pulmonares). La urografía
(pielografia) permite visualizar las
vías urinarias y vejiga
mediante la inyección de
contraste. La
indicación la establecerá su médico especialista. El TAC (Tomografía Axial Computarizada) será solicitado asimismo por indicación
del especialista. A pesar que es una exploración con importantes limitaciones
en este tumor, en pacientes en las que
no sea
posible realizar
un estadiaje
quirúrgico puede ayudar a comprobar el estado de
los ganglios. La RMN (Resonancia Magnética Nuclear) es la exploración radiológica
que aporta más información
para valorar
la
profundidad
de invasión del tumor en
el cérvix y también la posible infiltración
de otras estructuras
pélvicas (parametrios, vagina, recto, vejiga orina, etc.). La PET
(Tomografía por Emisión
de Positrones), consiste en inyectar moléculas de azúcar radioactivo en el cuerpo. Las
células cancerosas absorben el azúcar con más rapidez
que las células sanas, de
forma tal que se iluminan en el PET. Esta exploración se puede utilizar para completar
la información obtenida a través del estudio por TAC, RMN y el examen físico. Es el método más sensible para valorar la afectación de los ganglios linfáticos. La PET
también es útil para diferenciar si, tras el tratamiento, persiste
tumor o se trata de fibrosis (lesiones residuales no malignas). La
gammagrafía ósea (valoración completa de los huesos) sólo se realizará si existe sospecha
de afectación
ósea. (Bover, 2017)
Instituciones como la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) ha descrito que, para diagnosticar el cáncer de cuello uterino, se pueden aplicar
las siguientes pruebas:
• Exploración ginecológica bimanual: la cual trata de la revisión del cuerpo de la mujer mediante la experticia médico a
fines de detectar cualquier cambio inusual tanto en la vulva
fuera del cuerpo como en el cuello uterino, el útero, la vagina, los ovarios y otros
órganos cercanos. Esta prueba
comúnmente se realiza en conjunto con la
prueba de Papanicolaou.
• Prueba de Papanicolaou: consiste
en la toma de muestras por parte del especialista, de
las células mediante
un ligero raspado de
la parte externa del cuello uterino y la vagina. Dentro de este tipo de pruebas se
encuentran la prueba de citología de base líquida, frecuentemente llamada ThinPrep
o SurePath; y además
están, los exámenes de detección por computadora, comúnmente
denominados AutoPap o FocalPoint.
▪ Prueba
de tipificación de VPH: es similar
a la prueba de Papanicolaou.
▪ Colposcopia: relacionada
al estudio visual mediante un instrumento
especial llamado colposcopio, el cual, como lo haría
un microscopio, permite
el aumento
de las células
del cuello
uterino y de la vagina, permitiendo al médico tratante obtener una mejor visualización e iluminación de los tejidos vaginales y del
cuello uterino.
▪ Biopsia: referida a la extirpación de una cantidad pequeña de tejido para examinarlo a través de un microscopio, y estas pueden hacerse de varias
formas, entre las que figuran: el raspado endocervical (endocervical
curettage, ECC); la extirpación electroquirúrgica con asa
(loop electrosurgical excision procedure, LEEP)
o la conización (biopsia
en cono) en la que se extrae un trozo de tejido con forma
de cono del cuello
uterino.
▪ Examen pélvico bajo anestesia:
que no es más que la evaluación del área
pélvica mientras la paciente se encuentra bajo anestesia
para ver si el cáncer
se ha diseminado a los órganos que están cerca
del cuello uterino,
incluidos el útero,
la vagina, la vejiga o
el recto.
▪ Radiografía: la cual se trata de un modo de crear una imagen de las estructuras
internas
del cuerpo usando
una pequeña cantidad de radiación.
▪ Exploración por tomografía
computarizada (Computed Tomography, CT) o por tomografía axial computarizada (Computed Axial Tomography,
CAT): caracterizadas
por el
uso de ciertos equipos especiales que, con
su propia computadora, va combinando las imágenes captadas por
medio de rayos X del interior del cuerpo de
la mujer desde varios ángulos,
construyendo en fin una imagen tridimensional detallada
que muestra las anomalías o los tumores.
▪ Imágenes
por
resonancia
magnética (Magnetic Resonance Imaging,
MRI): referida al equipo que usa campos magnéticos, en lugar
de rayos X,
para producir
imágenes detalladas
del cuerpo.
▪ Estudio
de
tomografía
por
emisión de positrones (Positron Emission Tomography, PET) o PET-CT: comúnmente combinada con una exploración por CT, razón por la que se le denomina exploración por PET-CT, se trata de otra forma
de crear
imágenes de los órganos y los
tejidos internos del cuerpo mediante
el
uso de usa sustancia
radioactiva
azucarada, la cual se
inyecta en el cuerpo
de la paciente que seguidamente es absorbida por las células que utilizan la mayor cantidad de energía (ya
que el cáncer tiende a utilizar energía de manera activa, y por ende este
absorbe una cantidad mayor de
la sustancia radiactiva) y así puedan captarse dicha sustancia durante la exploración,
identificación y captación
en la generación
de
imágenes
del interior del
cuerpo. (ASCO, 2019)
Tratamiento
La importancia de la prevención de este tipo de cáncer y del acceso oportuno y continuo al tratamiento ha sido
bastamente demostrada mediante las investigaciones de
CCU.
En ellos igualmente se han evidenciado que los programas de prevención coinciden en que esto es un problema de salud pública que influye de manera negativa en la vida personal, familiar, social y económica de las mujeres afectadas y de
sus familias. (Ruiz & Medina, 2018, págs. 3-4)
Suárez (2018) indica que el uso de los distintos tratamientos reconocidos para esta
enfermedad dependerá del estadio que se asigna al CCU, pero pueden ser: la conización, la braquiterapia, la radioterapia de haz
externo,
la
quimioterapia,
la
traquelectomía
o
la
histerectomía radical. Adicionalmente, aclara, también puede
depender de: la etapa o estadio del cáncer,
el tamaño y forma del tumor, la edad
y salud general de la
mujer y su deseo de tener
hijos en el futuro.
Este experto asegura que la cura
de un cáncer cervical precoz
puede lograrse
mediante la extirpación o destrucción de los tejidos
precancerosos o cancerosos, y de allí es que las citologías
vaginales de rutina se consideran trascendentales en la
prevención de esta patología. Son varias
las formas quirúrgicas de hacer la extirpación sin destruir
el útero ni dañar el cuello uterino, para no comprometer la
procreación
eventualmente futura de la
paciente.
Las
cirugías para el cáncer
cervical precoz
pueden ser:
• Escisión
electroquirúrgica
con asa
(LEEP, por
sus
siglas
en inglés); que utiliza electricidad
para
extirpar el tejido
anormal.
• Crioterapia;
que congela las células
anormales.
• Terapia con
láser; la cual usa cierto tipo
de luz para cauterizar
el tejido
anormal.
Una histerectomía (cirugía para extirpar el útero, pero no los ovarios)
a menudo no se lleva a cabo para el cáncer cervical que no se ha diseminado. Se puede practicar en
mujeres que se hayan
sometido a procedimientos LEEP
repetitivos. (Suárez, 2018)
Las
cirugías para el cáncer
cervical
más avanzado incluyen:
• Histerectomía radical, con la cual se extirpa el útero y mucho de los tejidos circundantes,
que incluyen los ganglios linfáticos
y la parte superior de la
vagina.
• Evisceración pélvica, un tipo extremo de cirugía
en la cual se extirpan todos los órganos
de la pelvis, incluyendo la vejiga y
el recto.
Es posible
utilizar la radioterapia para
tratar los casos
en que el
cáncer se ha
diseminado más allá del cuello
uterino o el cáncer que ha reaparecido. (Suárez, 2018)
En este
mismo orden de ideas, Nama et
al. (2018) aporta
que:
Tradicionalmente, los cánceres cervicouterinos tempranos se
han
tratado con cirugía y
los cánceres avanzados con quimiorradioterapia. Sin embargo, no hay consenso con respecto
al
tratamiento ideal de
los
cánceres cervicouterinos estadio IB2 [ver
Tabla
1],
que están entre la enfermedad temprana y la
avanzada. Alguno/as oncólogo/as ginecológico/as
prefieren tratar estos cánceres con histerectomía radical y reservar la quimiorradioterapia para los que
en la histología posterior demuestran tener alto riesgo de recidiva. (pág.
4)
La
ASCO
(2018) en este aspecto también ofrece un destacado aporte, dejando claro que
los mismos dependen de varios factores, tales como, el tipo y estadio del cáncer, los posibles efectos secundarios, preferencias de
la paciente y el estado de salud general, de hecho, afirman
que dentro
de
la planificación de esta
atención también
se puede incluir tratamiento
para síntomas
y efectos secundarios,
que son igualmente
parte importante de la atención
del cáncer.
Este organismo se
refiere primero a, la cirugía, que es otra cosa que la extirpación del tumor
y de parte del tejido circundante sano durante una operación, pudiendo dentro de esta categoría encontrarse
otras tales como: la conización; que consiste
en el uso del mismo procedimiento
que la biopsia en cono
para extirpar todo
el tejido anormal; el LEEP, que se trata
del
uso de una corriente eléctrica que se
transmite a través de un gancho de
alambre fino, con el
que se extirpa el tejido; la histerectomía; (simple o radical) definida como la extirpación del útero
y el cuello
uterino, no obstante, la
simple es la extirpación del útero y el cuello
uterino, y la radical, es la extirpación del útero, el cuello uterino, la parte superior de la vagina, el tejido que
rodea el cuello
uterino y los ganglios linfáticos;
la salpingooforectomía bilateral, cuando se extirpan ambos ovarios y ambas trompas de
Falopio; la cervicectomía radical, que se trata de
la extirpación del cuello uterino, sin ningún intrusión en el útero,
más la disección de los ganglios
linfáticos pélvicos; y en raras ocasiones de casos en los que este
tipo
de cáncer se ha diseminado
más allá del cuello uterino, la exenteración pélvica, que se
trata
de la
extirpación del útero,
la vagina, el colon inferior, el recto
o la vejiga.
Seguidamente, hacen
referencia a: la
radioterapia, siendo aplicada individualmente,
antes de la cirugía o en sustitución de
esta con el objetivo de disminuir el tamaño del tumor; se
refiere al uso de
rayos X u otras partículas con alta potencia para destruir las células cancerosas, encontrándose entre las más comunes la radioterapia de haz externo debido a que la radiación que
se aplica desde una máquina externa al
cuerpo humano.
Por último, hacen mención a: las terapias
sistémicas, que no es otra
cosa que la administración de medicamentos a través del torrente sanguíneo
para destruir las células cancerosas en todo el cuerpo. Dentro de este grupo se ubican las quimioterapias, la terapia dirigida y la inmunoterapia (o
terapia biológica), que
igualmente pueden ser aplicadas de
manera conjunta o individual. La quimioterapia se refiere al uso de fármacos para destruir las células cancerosas, generalmente al evitar que las células cancerosas crezcan, se dividan y produzcan
más células; la terapia dirigida es un tratamiento que
se dirige a los genes o a
las proteínas específicos del cáncer,
o a las condiciones del tejido que contribuyen al crecimiento del cáncer
y la supervivencia; y la terapia biológica, es aquella que usa para estimular las defensas naturales del cuerpo, es decir, es la que aprovecha
los materiales producidos por el cuerpo o fabricados en un laboratorio para mejorar,
dirigir o restaurar la función del sistema inmunitario. (ASCO,
2018)
Complicaciones del tratamiento
contra las neoplasias cervicouterinas:
• Extravasación
de citostáticos.
• Náuseas
y vómitos.
• Dermatitis por fármacos que inhiben el receptor del factor de crecimiento epidérmico
(EGFR).
• Radiodermitis
y mucositis por radiación.
• Fiebre neutropénica.
• Síndrome de lisis tumoral.
(Medicina Interna Basada en la Evidencia,
2019)
Finalmente, un dato que bien valdría la pena
resaltar es el indicado por la especialista
Adriana Alvarado Zermeño en perspectivas de la celebración del reciente 37°
Congreso Nacional
de Oncología de la Sociedad Mexicana de Oncología (SMeO). Respecto al CCU, la experta,
quien a su vez ha sido citada por Vidal (2019), asegura que
"…la radioterapia continúa siendo un
componente importante del manejo curativo de
estos tumores,
en particular de
cáncer
de cérvix...".
Por su parte, Vidal (2019)
refiere que:
El
avance de las tecnologías y los descubrimientos médicos ha posibilitado que día con día
los tratamientos para el cáncer sean mucho más personalizados en la búsqueda por
evitar efectos adversos o toxicidades innecesarias. Aunque actualmente existen guías estandarizadas de tratamiento, decidir la técnica
y el régimen del paciente no es un tema sencillo, y depende no solo del tipo de neoplasia
y la etapa en que se encuentre, sino de las características particulares
del paciente,
como
edad,
posibilidad
de acceso a las terapias
y tasa de recurrencia, entre otras.
Conclusiones.
Tanto los registros estadísticos como la creciente literatura entorno a esta penosa enfermedad evidencian las considerables razones por las
cuales esta patología es aun mundialmente reconocida como un problema de salud pública y un padecimiento muy común
entre las mujeres,
particularmente
en aquellas
que residen en países
en vías de desarrollo.
Paralelamente puede llegarse
igualmente a deducir que esta condición no ha
dejado de despertar el interés de
su constante estudio puesto que el avance tecnológico
y médico va de la mano, precisamente, con la evolución
del diagnóstico y tratamiento.
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