Maria Alicia
Vera Carrera a; Shirley Mercedes Vite
Correa b; Melissa Monserrat
Carvajal Prado c; Kerly Paola
Motoche Granados d
Manejo de intoxicación por opioides
Management of opioid
poisoning
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm. 4., diciembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 494-510
DOI: 10.26820/recimundo/3.(4).diciembre.2019.494-510
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/636
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo
de Revisión
© RECIMUNDO; Editorial Saberes del Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado: 23/11/2019 Publicado: 30/12/2019
Correspondencia: karinaborjaa@gmail.com
a. Médico; Investigadora
Independiente; Guayaquil, Ecuador; maveca2786@hotmail.com b. Médico; Investigadora Independiente;
Guayaquil, Ecuador; shirleyvi16co@hotmail.com
c. Médico; Investigador Independiente;
Guayaquil, Ecuador; melissa_carvajalp@hotmail.com
d. Médico; Investigador Independiente;
Guayaquil, Ecuador; arianna1medik@hotmail.com
RESUMEN
Los opioides son fármacos
analgésicos utilizados para el tratamiento
del
dolor agudo o crónico. Estas
sustancias se caracterizan por
la afinidad a los receptores opioides, unidas a
esos receptores reducen las señales del dolor que llegan al cerebro, tanto por una acción central como periférica
al
reducir o controlar
el
dolor, controlan las emociones, en conjunto disminuye la sensación y
percepción de un estímulo doloroso. Se trata de un conjunto de sustancias con una serie de rasgos comunes con una potente acción depresora y analgésica sobre
el
sistema nervioso central con capacidad
de generar
con
prontitud tolerancia
y dependencia, por lo que al suspender
o disminuir su administración, se presenta un síndrome
de abstinencia de
características muy definidas. Según las
manifestaciones clínicas debe realizarse hemograma, electrolitos, BUN, creatinina, CPK, cito químico
de orina, gases arteriales, electrocardiograma
(especialmente en intoxicación por propoxifeno), radiografía de tórax (en caso de hipoxia persistente), tomografía de cráneo y estudio de líquido cefalorraquídeo para
descartar
otras causas de coma
o convulsiones. La tríada clínica clásica del síndrome (coma, miosis y depresión respiratoria) es
común a todos los productos de este género. Se preconizan la respuesta a
naloxona como
confirmación de la intoxicación, suele estar causado por pérdida
de la tolerancia, por la
administración de un producto demasiado puro o por la administración conjunta de otras drogas.
El tratamiento de la intoxicación aguda por opiáceos busca primordialmente conseguir una vía aérea
protegida, permeable y efectiva junto a una adecuada
ventilación. La metodología
usada es descriptiva, con un enfoque
documental, es decir, revisar fuentes disponibles en la red, como
google académico, con contenido
oportuno y relevante desde el punto de vista científico que enriquezca el análisis del tema planteado en
este artículo.
Palabras claves: Opioide; Naloxona; Dolor; Potente acción analgésica; Adecuada ventilación;
Acción depresora;
Sistema
nervioso central.
ABSTRACT
Opioids are analgesic drugs used
to
treat
acute or chronic pain. These
substances
are characterized by affinity to
opioid receptors, together with those
receptors reduce the pain
signals
that reach the brain, both by a central and peripheral action to reduce
or control pain, control
emotions, together
decreases the sensation and perception of
a painful stimulus. It is a set of substances with a
series of common features with a powerful depressive
and analgesic
action on the central nervous system with the ability to promptly
generate tolerance and dependence, so
that when suspending or
decreasing its administration, a
syndrome of abstinence from very
defined characteristics. According
to clinical manifestations,
hemogram, electrolytes,
BUN, creatinine,
CPK,
chemical urine appointment, arterial gases, electrocardiogram (especially
in propoxyphene poisoning), chest radiography (in case of persistent hypoxia), skull tomography and study of cerebrospinal fluid to rule out other causes of coma or seizures. The classic
clinical triad of the syndrome (coma, myosis
and respiratory depression) is common to all products of this genus. The response to naloxone
is recommended as confirmation
of intoxication, usually
caused by loss of tolerance, by the administration of a product too pure or by the joint administration of other drugs. The treatment of acute opioid poisoning
primarily seeks to achieve
a protected, permeable and effective
airway with adequate ventilation. The methodology used is
descriptive, with a documentary approach that is, reviewing sources available on the web, such as google scholar, with timely and scientifically relevant content that enriches the analysis of the topic raised in this article.
Keywords:
Opioid; Naloxone;
Pain; Powerful analgesic action; Adequate
ventilation; Depressing action;
Central nervous
system.
Introducción.
Los opioides son
sustancias derivadas de la adormidera o sus análogos sintéticos con
efectos similares. La morfina, la heroína, el tramadol, la oxicodona y la metadona son
opioides. Pueden crear dependencia, que
se caracteriza por un fuerte deseo de consumir la sustancia, un deterioro de la capacidad para controlar su uso, el consumo persistente de opioides pese a las consecuencias perjudiciales conexas, la prioridad que
se da
al consumo en detrimento de otras actividades y obligaciones, el aumento de la tolerancia y la aparición de síntomas de abstinencia cuando se
interrumpe el consumo.
La dependencia de los
opioides sujetos a
prescripción incluye
la dependencia iatrogénica ocasionada por el tratamiento
del dolor crónico, así como la dependencia derivada del desvío de
opioides sujetos a
prescripción o su robo a pacientes, o en establecimientos
médicos, farmacias y cadenas de fabricación y distribución.
Los pacientes con cáncer
avanzado presentan con frecuencia
síntomas que afectan desfavorablemente a su bienestar o
calidad de vida.
La inmensa mayoría de estos pacientes (aproximadamente el 80%)
tendrán dolor antes de la muerte (Centeno,
1999). Evidencia escrita
han
demostrado que el dolor por cáncer
es
diagnosticado y tratado con opioides por debajo de
lo que sería conveniente. El incremento
de disponibilidad de los analgésicos, una
mayor formación médica y el desarrollo de
programas de Cuidados Paliativos, han incrementado el consumo de opioides, tanto en
países desarrollados
como en
el resto
del mundo. Este aumento
en la utilización de los opioides ha llevado a
situar a
la toxicidad neurológica
en
sus diversas manifestaciones como
uno de los efectos adversos más importantes
de los opioides.
Los
efectos adversos de los opioides, tales como la
depresión respiratoria, sedación postoperatoria, náusea y vómito,
son
bien
conocidos,
pero no siempre se les concede
la relevancia adecuada. El uso de las técnicas multimodales ya ha demostrado reducción de
estos efectos. Otros efectos descritos de los opioides incluyen la inmunosupresión mediada por la
proteína G, acoplada
a los receptores μ en las células inmunológicas (monocitos, neutrófilos, células T y B),
pudiendo afectar el resultado de
la cirugía
o de
una variedad de
procesos, incluyendo infecciones bacterianas, virales
y cáncer. El impacto sobre
el
sistema inmune puede
ser particularmente peligroso en pacientes vulnerables y
la elección de fármacos sin efectos en la respuesta inmunológica debería ser importante. En el siguiente artículo se explicará el manejo
supervisado de la aplicación de opioides en diferentes patologías.
Metodología.
Esta investigación está dirigida
al estudio del “Manejo de intoxicación por opioides”. Para realizarlo se usó una metodología tipo descriptiva, con un enfoque documental, es decir, revisar fuentes
disponibles
en la red,
como google académico, con
contenido oportuno y relevante desde el punto de vista científico para dar respuesta a lo tratado en el presente artículo y que sirvan de inspiración para realizar otros proyectos. Las mismas pueden ser consultadas al final,
en la bibliografía.
Resultados.
Los
opioides son fármacos analgésicos
utilizados para el tratamiento del dolor agudo
o crónico. Estas sustancias se caracterizan por la afinidad a los receptores opioides. Unidas a esos
receptores reducen las señales del dolor que llegan al cerebro, tanto por una acción central como periférica al reducir o controlar el dolor, además de sus bien conocidos efectos sobre la región funcional de las áreas del cerebro
que controlan las emociones, en conjunto disminuye la sensación y percepción de
un estímulo doloroso (Herrera, 2013). Estas sustancias incluyen agonistas (hidromorfona, metadona y fentanilo, entre otros), antagonistas (naloxona y naltrexona) y agonistas-antagonistas
mixtos opioides (pentazocina, butorfanol y dezocina, entre otros). Están incluidas las morfinas endógenas (endorfinas). Los opiáceos son principios activos
de tipo alcaloides (p.ej., morfina, codeína, tebaína) obtenidos de la savia de amapola, de nombre científico Papaver somniferum. Todos los opiáceos son opioides, pero no todos los opioides son opiáceos.
Se conoce con el nombre de
opiáceos a una familia
de sustancias que
tienen en común su origen con el opio, bien porque
derivan de él, como la
morfina porque se elaboran mediante síntesis química a partir de
la morfina, como es el caso de la heroína (químicamente diacetilmorfina). (Gainza, 2003) Se trata de un
conjunto de sustancias con una serie de rasgos comunes con una
potente acción depresora y analgésica sobre
el
sistema nervioso
central con capacidad de generar con prontitud
tolerancia y dependencia, por
lo que al suspender
o disminuir su administración, se
presenta un síndrome de abstinencia
de características muy definidas.
Los opioides pueden administrarse por vía oral, intramuscular, intravenosa, transdérmica,
intra nasal e inhalada. La dosis y vía de administración influyen en los síntomas y su duración.
La biodisponibilidad oral es variable por diferencias en el metabolismo hepático de primer paso
(morfina 25%, codeína 60%). El paso de la barrera
hemato encefálica depende de la lipo solubilidad,
siendo
mayor
con la heroína y la morfina, lo que
explica su mayor potencial
adictivo. Los opioides tienen metabolismo fase I y II, algunos
generan metabolitos tóxicos como la normeperidina. La excreción es renal, por lo cual el diagnóstico puede establecerse midiendo los opioides o sus metabolitos
en orina (Mugabure-Echaníz, Febrero 2005).
Los mecanismos de toxicidad de estas sustancias se
deben a la interacción con los
receptores
opiodes
m
(MOP), k (KOP)
y
d (DOP). La
activación del
receptor m produce
analgesia, depresión respiratoria, disminución de
la motilidad intestinal, retención urinaria, bradicardia,
miosis y euforia.
El receptor k media la disforia y los efectos psicotomiméticos y
el receptor d produce analgesia y depresión
respiratoria.
Efectos clínicos
Los opiáceos actúan a
nivel de los siguientes sistemas (Centeno, 1999):
Diagnóstico
Estas sustancias pueden contener
una amplia variedad de ingredientes
activos, adulterantes y contaminantes, el síndrome clínico puede estar sólo parcialmente relacionado con
el
componente opioide. Según las manifestaciones clínicas debe realizarse hemograma,
electrolitos, BUN, creatinina, CPK, cito químico de orina, gases arteriales, electrocardiograma
(especialmente en intoxicación por propoxifeno), radiografía de tórax (en caso de
hipoxia persistente), tomografía de cráneo y estudio de líquido cefalorraquídeo para descartar otras causas de
coma o convulsiones. En pacientes que
usan drogas intravenosas deben descartarse
complicaciones infecciosas
asociadas (endocarditis,
meningitis bacteriana, hepatitis viral
y VIH principalmente) (Santamaría-Molina,
2009).
Manifestaciones
clínicas de la
intoxicación por opiáceos
La tríada clínica clásica del síndrome
(coma, miosis y depresión respiratoria) fue descrita
en
1970 y es común a todos los productos de este género. Varios autores preconizan la respuesta a
naloxona como confirmación de la
intoxicación suele estar
causado por
pérdida de la tolerancia,
por la administración
de un producto demasiado puro
o por la administración conjunta de otras drogas. Esta
última suele ser la causa más
frecuente de la muerte por
intoxicación:
➢ Coma: infrecuentemente pueden añadirse convulsiones y clínica focal. Cuando estas
manifestaciones aparecen suelen indicar la asociación de daño cerebral estructural, como abscesos o hemorragias o sugiere
que la intoxicación se deba a determinados opiáceos, en los que las convulsiones son
más típicas (fentanilo, meperidina).
➢ Miosis: a menos que exista acidosis, hipoxemia severa o hipotensión o inclusive que la
➢ Edema pulmonar: prevalente con heroína y metadona, generalmente se inicia a las 2-4
➢ Otras alteraciones que pueden producirse son: hipotensión, alteraciones
Dosis tóxica: un
individuo tolerante a los opioides puede requerir dosis mayores y los
niños suelen tener mayor sensibilidad y desarrollar toxicidad con dosis cercanas a la terapéutica.
Algunas alertas a tener en consideración
son:
Dosis letal
de codeína: 7-14 mg/kg. |
Dosis letal
de hidrocodona para
adultos: 100 mg. |
Dosis letal
de heroína pura: ≥350 mg en no adictos. ≥1800 mg en adictos |
Dosis letal
de morfina: ≥120 mg en
individuos que nunca han recibido el fármaco. |
El síndrome
de toxicidad neuropsicológica
de los opioides incluye
alteraciones cognitivas
y sedación severa, estado confusional agudo o delirio, alucinaciones,
mioclonias, convulsiones
e hiperalgesia (Centeno, 1999). Los pacientes que muestren todos o algunos de estos efectos y estén sometidos a tratamientos con analgésicos mayores pueden estar sufriendo neurotoxicidad
inducida por opioides:
Alteraciones cognitivas: se observan con frecuencia en pacientes con cáncer avanzado.
Son
más frecuentes cuanto más avanzada está la enfermedad y hasta un 80%
de los pacientes lo experimentan en
algún momento. En las últimas 48 horas
la disfunción cognitiva
puede esperarse
como parte de la disfunción global del paciente
moribundo (Brecher-Grosso, 2012). Las
alteraciones cognitivas pueden
expresarse clínicamente como
confusión,
déficit de atención,
menor capacidad de retención, disminución de habilidades manuales o alteración de la capacidad de
realizar elementales operaciones matemáticas. Conviene no olvidar que el estado confusional agudo
o delirio es la principal
explicación
de una alteración cognitiva en los pacientes con cáncer terminal. Al detectar
disfunción cognitiva hay que pensar siempre
en la posibilidad de que forme parte de este cuadro
sindrómico superior.
Estado confusional agudo
o delirio: el delirio, o estado confusional
agudo,
es un síndrome orgánico cerebral transitorio caracterizado por la
presentación aguda de trastornos cognitivos y de la atención, acompañados por alteraciones de la percepción y de la conducta psicomotora. Se establece cuatro criterios
diagnósticos de delirio:
a) Trastornos
en
el nivel de conciencia y
la capacidad de atención.
b) Alteraciones cognitivas (memoria, orientación,
lenguaje y percepción)
no
debidas a demencia.
c) Presentación aguda (horas
o días) y curso fluctuante.
d) Evidencia de un proceso subyacente relacionado etiológicamente con la alteración, o de una sustancia inductora, o de múltiples
causas contrayentes.
Alucinaciones: las
alucinaciones
se han
incluido como parte integrante del delirio.
Sin embargo, también pueden
darse en
pacientes con perfecto
nivel de conciencia y
funciones
intelectuales intactas; este síndrome, con perfecto estado cognitivo, se ha llamado alucinosis orgánica. La elevada frecuencia del delirio en pacientes con cáncer en las últimas semanas de vida,
es posible encontrar una evolución desde
las alucinaciones
al delirio, pero no es obligado, y con más frecuencia
puede
tratarse de una situación aislada o en el marco de otros síntomas tóxicos, pero
no necesariamente con delirio.
Mioclonias y convulsiones: altas dosis de morfina inducen mioclonias en animales y en
personas. El término mioclonias se aplica a movimientos repentinos, rápidos,
breves e
involuntarios de uno o varios miembros. Son causados por
contracciones musculares activas que
pueden afectar a un solo músculo
o a un determinado número de fibras musculares. Las mioclonias relacionadas con los opioides, las contracciones se extienden a
todo un grupo muscular. Pueden manifestarse
en
ambas extremidades como sacudidas
dolorosas simétricas o también pueden ir acompañadas de
importantes contracciones abdominales. Se les ha
llamado
también mioclonias multifocales
porque tienden a involucrar áreas diferentes cada vez. Este
dato
puede servir para diferenciarlas de
otros movimientos espontáneos, cortos y repentinos de
los miembros como son las convulsiones motoras-focales que afectan siempre
al
mismo grupo muscular.
Hiperalgesia y alodinia: son
dos de las manifestaciones más molestas de neurotoxicidad y se han descrito recientemente. Es importante reconocer que
se trata de fenómenos distintos. La alodinia es la
inducción de dolor
por un estímulo inocuo y
representa la estimulación de nociceptores por estímulos no nociceptivos. Por contraste la hiperalgesia
supone la respuesta dolorosa exagerada
a un
estímulo doloroso.
En la hiperalgesia se da una alteración en la intensidad de la respuesta
dolorosa y en la alodinia en
su cualidad.
Tratamiento de la intoxicación
aguda por opiáceos
Se busca primordialmente conseguir una vía
aérea protegida, permeable
y efectiva junto a una adecuada ventilación. Un esquema práctico a seguir, teniendo en cuenta que, en un individuo
dependiente, la administración de una dosis usual de
antagonista precipitará un síndrome de abstinencia que puede hacer al paciente inmanejable. La severidad de este síndrome
dependerá
del
grado de dependencia
física y de la dosis de antagonista
administrada por lo que
el
uso del antagonista debe de ser evitado en la medida de lo posible. Debe usarse en caso de severa
depresión respiratoria y a
las mínimas dosis que produzcan reversión de los efectos deletéreos (Fernández,
2005).
La
dosis administrada
de naloxona debe de individualizarse en función del conocimiento
que se tenga de la existencia de una dependencia previa o no. En un paciente
dependiente de dosis
de 0,04 mg ó 0,08 mg pueden ser suficientes para la reversión de la depresión respiratoria,
en
otro tipo de paciente
pueden administrarse dosis mayores a 2 mg. Es prioritario (Núñez,
2016):
➢ Resucitación/Estabilización: asegurar, proteger
la vía aérea y
oxigenar.
➢ Restablecer la función
hemodinámica.
➢ Ventilación
adecuada:
observación.
➢ Ventilación no adecuada: ventilación ambú/mascarilla con O2 al 100%, naloxona 0,2-0,4 mg.
➢ Intubación orotraqueal: si existe incapacidad de ventilar correctamente
con ambú- mascarilla,
pobre
oxigenación a pesar de ventilación adecuada,
hipo
ventilación
➢ Perfusión de naloxona: respuesta positiva
pero inadecuada a bolo inicial, depresión
respiratoria recurrente tras los
bolos iniciales,
intoxicación con
opiáceos poco antagonistas o de acción larga. Si
se
producen convulsiones
recurrentes deben
sospecharse otras causas diferentes al opiáceo (coingestiones, adulterantes, patología
del sistema nervioso central, etc.) y deben
tratarse con las medidas
habituales
Si el diagnóstico es incompleto, valorar que la intoxicación haya sido por vía oral o reconsiderar el diagnóstico teniendo en cuenta la posible existencia de lesiones
asociadas como
el
edema pulmonar, ante la persistencia de hipoxia tras la reversión y ventilación adecuadas. Hay
que tener en cuenta
que en el caso del heroinómano es habitual la mezcla con otras sustancias
como cocaína,
anfetaminas, éxtasis,
etc. Ésta es una práctica altamente peligrosa debido a los efectos de la heroína se potencian e incrementan, y las posibilidades de sufrir una intoxicación
son mayores. Debe
realizar un diagnóstico diferencial que además de excluir la asociación de
otras drogas tenga en cuenta también la patología orgánica como traumatismo craneoencefálico, ictus, neumonía por aspiración etc. El alta del paciente podrá producirse cuando se cumplan las
siguientes condiciones (Mugabure-González,
2012):
➢ Deambulación
normal
➢ Saturación
de oxígeno > 92%
➢ Frecuencia respiratoria
normal
➢ Frecuencia cardíaca normal
➢ Glasgow
15 (traumatismo
craneoencefálico
leve).
Se han descrito también complicaciones asociadas al empleo de naloxona
como asistolia,
arritmias y edema pulmonar,
siendo éste otro de los motivos por
el
que debe de limitarse en lo posible la dosis administrada. Por otra parte, grandes dosis de naloxona
pueden enmascarar la
presencia
de otros tóxicos asociados como anfetaminas o cocaína. El concepto de
sobredosis de heroína ha cambiado, como se
ha demostrado, en la mayoría
de muertes por sobredosis, los niveles de opiáceo detectados en sangre son
bajos y hay añadida la presencia de benzodiacepinas y alcohol,
fundamentalmente.
Conclusiones.
El consumo de opioides en dosis elevadas puede producir depresión respiratoria
e incluso la muerte. La intoxicación por
opioides se caracteriza por una combinación de
tres signos y síntomas, a
los que suele hacerse referencia como la
“tríada por sobredosis de opioides”. Los síntomas
de esa tríada son:
➢ Pupilas puntiformes (miosis).
➢ Pérdida de consciencia.
➢ Depresión respiratoria.
Se sugiere el
uso de distintas
opciones terapéuticas para
tratar la dependencia
de opioides, que incluyan apoyo psicosocial, tratamientos de sustitución con metadona o buprenorfina, apoyo
a la desintoxicación y tratamiento
con antagonistas de
opioides como la naltrexona. Se
recomienda
la administración gradual de opioides en el tratamiento
del dolor oncológico en los
adultos: el uso inicial de analgésicos no opioides, seguido de opioides débiles y posteriormente de opioides fuertes a medida que
aumenta el dolor. Al prescribir opioides, se deben considerar
medidas destinadas a
reducir
el
riesgo de uso indebido y desvío, lo que incluye una selección cuidadosa de los
pacientes y evaluación de la psicología,
si fuera necesario.
Todos los pacientes que reciban opioides neuraxiales, deberán ser vigilados y
monitorizados sobre su nivel de ventilación, oxigenación y sobre todo de su nivel de conciencia. Adecuando su duración en tiempo y en medios humanos y materiales, a la farmacocinética
del opioide administrado,
a la
patología de base del paciente y medicación coadyuvante
(farmacodinamia) y por último a la disponibilidad de
personal sanitario entrenado para
mantener un adecuado
protocolo de vigilancia
y actuación frente
a la temida depresión
respiratoria.
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