Karla Valeria Arcentales Vera a; Melissa Mercedes
Mendieta Torres b; César
Enrique
Vera Sauhing c; Diego Israel
Ojeda Maldonado d
Diagnóstico
de las patologías de
tubo digestivo
y anexos para proceder al
manejo clínico
y quirúrgico en el
tratamiento
adecuado
Diagnosis of the pathologies of the digestive tract and annexes to proceed to
the clinical and surgical management
in the appropriate treatment
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm. 4., diciembre, ISSN:
2588-073X, 2019, pp. 363-398
DOI: 10.26820/recimundo/3.(4).diciembre.2019.363-398
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/678
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo
de Revisión
© RECIMUNDO; Editorial Saberes del Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado:
23/11/2019 Publicado:
30/12/2019
Correspondencia: karinaborjaa@gmail.com
a. Médico; Investigadora
Independiente; Guayaquil, Ecuador;
karlavaleria-10@live.com
b. Médico; Investigadora
Independiente; Guayaquil, Ecuador;
melissamendieta@hotmail.com
c. Médico; Investigador Independiente;
Guayaquil, Ecuador; csauhing@gmail.com
d. Médico; Investigador Independiente; Loja, Ecuador;
dieguisrael1994@gmail.com
RESUMEN
El Aparato digestivo
comprende todo lo relacionado con la admisión de alimentos,
es decir, los
órganos que intervienen en el viaje que
realiza el alimento: labios, encías, dientes, lengua; con su
transporte: faringe y esófago; con su digestión: estómago, intestino, páncreas, hígado:
y por último, con su expulsión
hacia el exterior: región anal. Se trata de órganos muy importantes que
originan con facilidad desequilibrios funcionales que no hay que pasar por alto. Cuando una patología afecta a uno
de estos aparatos, a
menudo se ve envuelta
también la nutrición, produciéndose un decaimiento general y, en los casos graves, la
muerte. En esencia, la
función principal del tubo digestivo consiste en proporcionar al organismo vivo el adecuado suministro de
material (agua, electrolitos, nutrientes)
que necesita para asegurar
su propio mantenimiento como tal, de forma
que ello le permita
obtener la energía y materia que, por su carácter dinámico, requiere para llevar a cabo los procesos vitales, así como los de
reposición estructural, crecimiento y reproducción. Para cumplir con este cometido, en el aparato digestivo se producen, de manera esquemática, los siguientes hechos fisiológicos fundamentales: a) Movimiento del
material a través del tracto gastrointestinal, desde un extremo a otro y en sentido distal. La función motora que lo regula es de
una importancia capital para el conjunto del sistema, ya que supone
en la práctica, el factor básico
que condiciona la correcta operatividad de
los otros. b) Secreción de los jugos digestivos. c) Digestión enzimática. d) Absorción o paso a
través de
la barrera intestinal, de
las substancias
digeridas, agua y electrolitos. El funcionalismo
correcto del que se
hizo referencia exige la integridad anatómica
y estructural de este tubo digestivo. Las principales capas en las que
genéricamente
se constituye, del interior al exterior, es decir, hacia la
luz intestinal, dejando al
margen características particulares de cada una de las partes que
lo componen.
Palabras Claves: Patologías
de
Tubo
Digestivo; Manejo Clínico; Tratamiento; Manejo
Quirúrgico; Tracto Gastrointestinal.
ABSTRACT
The
digestive system includes everything related to the admission of food, that is, the organs
involved in the journey that makes the food:
lips, gums, teeth, tongue; with its transport:
pharynx and esophagus; with its digestion: stomach, intestine, pancreas, liver: and finally, with its expulsion outward: anal region. These are very important organs that easily cause functional imbalances that
should not be overlooked. When a pathology affects one of these devices, nutrition is often also involved, causing
a general decay
and, in severe cases, death.
In essence,
the main function of the digestive tract is to provide
the living organism with
the adequate supply of
material (water,
electrolytes, nutrients) that it needs to ensure its own maintenance as such, so that it allows it to obtain
the energy and matter that, Due to its dynamic
nature, it requires the
carrying out of vital
processes,
as
well as those of structural replacement, growth and reproduction. To fulfill this task, the
following fundamental physiological facts occur
schematically in the digestive system: a) Movement of the material through the gastrointestinal tract, from one end to the other and distally.
The motor function that regulates it is of
paramount importance for the whole system, since it supposes in practice, the basic
factor that conditions the correct
operability
of others. b) Secretion
of digestive juices. c) Enzymatic
digestion. d) Absorption or passage through the intestinal barrier of digested substances, water and electrolytes. The correct functionalism referred to requires the
anatomical and structural integrity of this digestive
tract. The main layers in which it is generically
constituted, from the inside
to the outside, that is, towards the intestinal lumen, leaving aside
particular characteristics of each of
the parts that compose it.
Palabras Claves: Digestive Tube Pathologies;
Clinical
Management; Treatment;
Surgical
Management;
Gastrointestinal tract.
Introducción.
Las enfermedades en la vía gastrointestinal superior son muy
comunes hoy en día, sobre todo
como consecuencia de una mala alimentación y malos hábitos de vida. Las personas con estos
padecimientos generalmente no suelen darse cuenta hasta que
el
trastorno o la enfermedad están
avanzados, es decir cuando la enfermedad o trastorno necesitan de
intervención médica o incluso
quirúrgica. (Ventura, 2016) La
palabra endoscopia significa literalmente “mirar al interior”. La endoscopia superior
permite examinar el recubrimiento de
la parte superior del tracto gastrointestinal, que incluye el esófago, estómago y el duodeno. Esta técnica permite la
visualización del interior de un órgano hueco o una cavidad corporal, introduciéndolo
mediante un agujero natural
o una pequeña incisión quirúrgica.
La endoscopia superior ayuda a evaluar los síntomas de dolor abdominal superior, náuseas, vómitos o dificultad para tragar que aparecen en forma persistente. Es la prueba de elección para
encontrar la causa de la
hemorragia gastrointestinal superior. Además, se
puede utilizar la
endoscopia superior para obtener biopsias,
la cual ayudará a distinguir entre tejidos benignos y malignos. (Ventura, 2016) También, es utilizada para realizar pequeños procedimientos como
dilatar zonas estenosadas, extracción de pólipos o tratar el sangrado. Para confirmar una patología del aparato gastrointestinal superior en los pacientes adultos que
consultan
a una unidad hospitalaria, es
necesario el
uso de la endoscopia, ya que muchas
veces el
aparato gastrointestinal se ve expuesto a diversas noxas
que pueden poner en
riesgo la vida de estos pacientes.
Entre estas enfermedades se logra señalar, la hemorragia digestiva alta (HDA), la cual sigue siendo una de las complicaciones
más graves del aparato digestivo y un motivo frecuente
de hospitalización. Las dos causas más habituales son la hemorragia digestiva
(HD) por úlcera péptica
y la
secundaria a hipertensión portal. La hemorragia digestiva
baja es menos frecuente que
la de
origen alto, y tiene tendencia a autolimitarse. Desde el punto de vista de su gravedad, la hemorragia
gastrointestinal puede abarcar desde la forma masiva aguda hasta las pérdidas sanguíneas crónicas
e intermitentes; pudiendo
la hemorragia digestiva alta aguda manifestarse de tres maneras: hematemesis, melena y
hematoquezia. (Ventura, 2016).
Estas
formas de presentación dependen de
la magnitud del sangrado, el cual será evidenciado a través de manifestaciones clínicas
del
compromiso hemodinámico. Sin embargo,
la intensidad y la frecuencia dependen de
diversos factores de riesgo como la edad, la presencia de enfermedades concomitantes y el uso de fármacos gastrolesivos que contribuyen incrementando el número de muertes producidas por esta y otras complicaciones,
definidas mediante los diferentes
métodos y precisión de los diagnósticos
aplicados.
(Ventura, 2016).
La
precisión diagnóstica es definida
por Lunney como la aproximación del juicio clínico, mediante la declaración diagnóstica, a
los datos que presenta el paciente. La misma incluye la sensibilidad entendida como la probabilidad de que la prueba dé positiva si la condición
de estudio está presente
(paciente enfermo o con patrón
de referencia
positivo). (Barret, 2015). Del mismo
modo, se puede definir como la proporción
de
verdaderos positivos
respecto al total de enfermos.
Por otra parte, se encuentra
la especificidad, interpretada como la
probabilidad de que
la prueba dé negativa si la enfermedad está ausente (paciente sano o con patrón de referencia negativo).
También
se puede definir
como la proporción de verdaderos negativos respecto
al total de sujetos sanos.
En otro ángulo se encuentra el valor predictivo positivo del diagnóstico, el cual es
entendido como la probabilidad de tener
la condición de estudio (enfermedad o patrón de referencia positivo)
si la
prueba ha sido positiva. (Barret, 2015). Igualmente, puede
ser definido como la proporción de verdaderos positivos respecto al total de pruebas positivas. Por otra parte,
se encuentra el valor predictivo
negativo, referido, a
través de
la probabilidad de no tener la condición de estudio (enfermedad ausente o patrón de referencia
negativo) si la prueba ha sido
negativa. También puede ser definido
como la proporción de verdaderos negativos respecto al total
de pruebas negativas.
Métodos y técnicas.
Fuentes documentales
El análisis correspondiente a las características que predomina en el tema seleccionado
lleva a incluir
diferentes fuentes documentales encargadas de
darle el respectivo apoyo y en ese
sentido cumplir con la valoración de
los hechos a fin de
generar nuevos criterios que
sirven de referencia a otros procesos investigativos. Para (Arias, 2010), las fuentes documentales incorporadas en la investigación documental o bibliográfica, “representa
la suma de materiales
sistemáticos que son revisados en forma rigurosa y profunda para
llegar a un análisis del
fenómeno”. (p.41). Por lo tanto, se procedió a
cumplir con la
realización de una lectura
previa determinada por encontrar aquellos aspectos estrechamente vinculados con el “DIAGNÓSTICO DE LAS PATOLOGÍAS DE TUBO
DIGESTIVO Y ANEXOS
PARA PROCEDER A MANEJO CLÍNICO Y QUIRÚRGICO EN EL TRATAMIENTO ADECUADO” para luego explicar mediante
un desarrollo las respectivas apreciaciones
generales de importancia.
Técnicas
para la Recolección de la Información
La conducción de la investigación para
ser
realizada en función a las particularidades que
determinan a
los estudios documentales tiene como fin el desarrollo de un conjunto de acciones
encargadas de llevar a la selección de técnicas estrechamente vinculadas con las características del
estudio. En tal sentido, (Arias Ob
cit) refiere, que es “una
técnica
particular
para aportar ayuda a los procedimientos de selección
de las
ideas primarias y secundarias”. (p. 71).
Por ello, se procedió a la
utilización del subrayado, resúmenes, fichaje, como parte básica
para la revisión y selección de los documentos
que presentan el contenido teórico. Es decir, que
mediante su aplicación de estas técnicas se
pudo llegar a recoger informaciones en cuanto a
la revisión bibliográfica de los diversos elementos encargados de orientar el proceso de investigación.
Tal
como lo expresa, (Arias Ob cit) “las técnicas documentales proporcionan las herramientas
esenciales y determinantes para responder a los objetivos formulados
y llegar a resultados efectivos” (p. 58). Es decir, para responder con eficiencia a
las necesidades investigativas, se
introdujeron como técnica de recolección el método inductivo, que hizo
posible llevar
a cabo una valoración de los hechos
de forma particular para llegar a la explicación desde una visión general.
Asimismo, se emplearon las técnicas de análisis de información para
la realización de la investigación que fue ejecutada bajo la dinámica de aplicar diversos elementos encargados de determinar el camino a recorrer por el estudio, según, (Arias, Ob cit) las técnicas de procesamiento de datos en los estudios documentales “son las encargadas de
ofrecer al investigador la visión o
pasos que debe cumplir
durante su ejercicio, cada una de ellas debe estar en correspondencia con el nivel a emplear”
(p. 123). Esto indica que, para llevar a cabo el procesamiento de
los datos obtenidos, es necesario establecer las técnicas que serán seleccionadas, destacándose en este caso, de manera particular: fichas de resumen, textual, registros descriptivos entre otros, los mismos se deben ajustar al
nivel
que ha sido seleccionado.
Resultados.
Patologías
del Tubo Digestivo
Se
comentan
a
continuación los hechos
fisiopatológicos
más
destacables y de actualidad,
en
relación con los
grandes cuadros
clínicos
que afectan al
tubo digestivo.
a)
Reflujo gastroesofágico:
si bien su etiopatogenia puede considerarse de naturaleza
multifactorial, parece ser
que el factor principal se
concreta en la incompetencia
del
esfínter inferior del esófago, en el sentido de mantener
una presión del mismo en reposo anormalmente baja (< 12
mm Hg, valor normal de referencia). Conviene
recordar
que es precisamente esta
estructura y la presión que ejerce
en
contra la que constituye la barrera
natural antireflujo. Como
consecuencia
de todo ello el poder
agresivo mayor de lo
normal, en cantidad y frecuencia, de
la secreción y contenido gástricos puede conducir a la génesis de la patología del reflujo (esofagitis, erosiones, etc.). (Barret, 2015).
Obviamente pueden existir otros factores que finalmente alteren el
gradiente de presión
y faciliten el reflujo, como puede ser el caso entre
otros, de la obesidad constitucional o el de la presencia de ciertos alimentos que reducen tal presión (grasas, chocolate, menta, etc.), aunque
en esencia el
mecanismo fisiopatológico
sigue siendo el mismo.
b) Ulcera péptica:
en este apartado
puede significarse que, desde la edición anterior, se
ha producido un avance sustancial. Aun teniendo por válida la teoría fisiopatológica del desequilibrio de
Alquist, entre factores agresivos y defensivos,
hoy parece claramente establecido que, dejando al margen la patología ulcerosa inducida
por
fármacos AINE, o la coexistente dentro de un síndrome de Zollinger-Ellison, en el desajuste
de estos últimos (defensivos) interviene
decisivamente la infección por
Helicobacter pylori,
de modo que ya no se concibe el control y la
curación definitiva
de una
úlcera péptica, si no es mediante el correspondiente
tratamiento antimicrobiano, capaz de erradicar al microrganismo que se refiere. (Barret,
2015).
De
acuerdo con datos de
la bibliografía (5-7), excluidos los procesos ulcerosos antes citados,
el 80- 95 % de los
casos de úlcera duodenal
y el 80 % de los de úlcera gástrica se asocian definitivamente
con
la existencia del Helicobacter
pylori. Se han documentado
varios efectos de este germen que supone
una alteración del concepto defensivo de “barrera-mucosa”
(reacción
inflamatoria que cambia
su arquitectura, desintegración del moco por acción de proteasas específicas, disminución
de la secreción
duodenal de bicarbonato,
etc.). (Barret, 2015)
c) Dispepsia funcional y síndrome del intestino irritable:
etimológicamente, para definir el
término de dispepsia habría
que referirse a la existencia
de molestias por mala o difícil (dis) digestión (pepsia o pepto). Por tanto, se incluirían aquellos procesos de malestar abdominal, con sintomatología muy diversa e imprecisa de origen funcional, es decir, una vez eliminadas otras múltiples causas orgánicas o estructurales que pudiesen justificarlas (reflujo, úlcera, trastornos
pancreáticos o hepáticos, enfermedades metabólicas, etc.). (Barret, 2015) En tal concepto podría admitirse
también el de síndrome de intestino irritable (o más específicamente, de colon irritable) en el que se refiere un dolor abdominal anodino, acompañado de otros síntomas, sin
que se identifique tampoco
un origen orgánico definido.
Desde el punto de vista fisiopatológico cabe señalar que su conocimiento es poco claro
y más bien escaso, pudiendo intervenir múltiples factores, aunque
parece, sobre todo
por lo que respecta al
síndrome del Intestino
o Colon Irritable,
que se consolida cada vez más
la hipótesis de la existencia de una hipersensibilidad individual del intestino (con percepción aumentada
y dolorosa), ante sensaciones o estímulos de plenitud o distensión,
a lo largo del aparato digestivo.
(Barret, 2015). En esta línea de pensamiento pierde valor la importancia
que se concedía anteriormente a los factores psicosociales o de trastornos afectivos, aunque no pueda desestimarse del
todo la interrelación
entre
ambos hechos, como
expresión
final de carácter
psicosomático.
d) Náuseas y vómitos:
se comentan brevemente dos situaciones de náuseas y vómitos que
interesan
particularmente a los Servicios Farmacéuticos en el medio hospitalario, dada la importancia
fisiopatológica que adquiere el mecanismo de su producción,
a través de la vía neurotransmisora serotoninérgica (receptores 5-HT3), y la notable repercusión que ello supone en
la estrategia de su prevención o tratamiento
farmacológicos. (Barret, 2015). La émesis inducida por los fármacos antineoplásicos depende
en
su severidad e
incidencia de ciertas variables, entre
las que destaca el propio potencial emetógeno de la molécula o moléculas que componen
el régimen quimioterápico, y se relaciona en su etiopatogenia con la acción excitadora
de la zona quimiorreceptora
gatillo (ZQG)
de tales
principios activos o de sus metabolitos, mediada por el
sistema transmisor comentado de serotonina
Otro tanto puede señalarse con relación a las náuseas y vómitos que ocurren tras la
cirugía, como hecho patológico principal del periodo
postoperatorio, que afecta al 25-30% de los casos. Por diversos mecanismos las acciones
de la propia cirugía, anestesia,
etc., inciden por la vía
serotoninérgica ya mencionada, tanto sobre
el
tracto gastrointestinal como sobre la
ZQG, provocando
la situación emética
que se comenta. (Barret, 2015).
Más adelante, en el apartado correspondiente, se discutir
el
valor terapéutico para estas circunstancias patológicas de
los fármacos antagonistas serotoninérgicos de tipo 5- HT3, como substancias de reciente
incorporación a la terapéutica, con
un excelente perfil de seguridad y eficacia
a estos fines.
e) Alteraciones intestinales. Diarrea
y estreñimiento: por
lo que se refiere a la fisiopatología de la diarrea, se recogen seguidamente los principales mecanismos de su producción que conviene conocer,
independientemente de las múltiples
causas etiológicas
que pueden quedar representadas en
cada uno
de ellos:
− Alteración en la absorción intestinal, de forma que solutos retenidos en la luz generen un efecto osmótico de arrastre. En este grupo
habría que incluir todo el grupo de
los cuadros
diarreicos relacionados con los síndromes
de malabsorción (enfermedad celíaca y de
disacaridasas, síndrome de intestino corto, yatrogenia postgastrectomía, otras causas de esteatorrea, etc.).
− Incremento neto
de
los
procesos de secreción
intestinal,
por
agresión de carácter inflamatorio sobre el epitelio de
la mucosa (diarrea
secretora, con eliminación en exceso
de agua y electrolitos). Se agrupan en este apartado los procesos exudativos y secretores
de las enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, comentadas en el apartado
siguiente, y sobre todo la diarrea aguda de origen y complicación más grave y directa, como es
la deshidratación.
− Trastornos de naturaleza motora,
que incluye el resto de
los síndromes diarreicos,
una vez eliminados los anteriores, y que
suele originarse más comúnmente por
aumento en el
peristaltismo propulsor, como en el síndrome
del intestino irritable,
pero también por disminución de éste que, al permitir un sobrecrecimiento microbiano, conduce a una situación de malabsorción con
esteatorrea y
diarrea.
− Con respecto al estreñimiento conviene
recordar que el hecho patológico más significativo lo representa el estreñimiento crónico idiopático, es decir, de causa desconocida, descartados los cuadros de estreñimiento que son síntoma de una enfermedad orgánica
gastrointestinal,
o incluso secundarios a
enfermedad
sistémica metabólica o
endocrina. En este caso la fisiopatología hace referencia, o bien a un trastorno
en la motilidad colónica,
tanto de hipomotilidad por reducción de los movimientos propulsivos, como de hipermotilidad con incremento de los no propulsivos o segmentarios, o bien a un cuadro de
obstrucción mecánica o funcional de la parte distal de salida colon-recto. (Barret, 2015).
f) Enfermedades inflamatorias crónicas del intestino:
como avance más significativo en los
últimos tiempos, aunque sigue siendo cierto que la fisiopatología precisa de tales enfermedades no ha sido todavía desentrañada, se destaca que parece afianzarse cada vez con mayor evidencia, el
origen inmunológico de ellas,
no sólo de la Colitis Ulcerosa,
sino también y más recientemente de la
propia Enfermedad de Crohn. (Barret,
2015).
Hoy día, está bien documentado que por ejemplo en las crisis agudas de Colitis Ulcerosa hay un aumento significativo en la producción por
parte de la mucosa afectada, de
diversos elementos inmunológicos (células T, macrófagos, moléculas de IgG, etc.). De
igual modo se constata que
en la enfermedad activa de Crohn
existe una importante participación
de neutrófilos, células T, macrófagos, etc., pero particularmente citocinas proinflamatorias como interleucinas
y sobre todo el factor de necrosis tumoral alfa (FNTa) que se considera clave para iniciar y perpetuar el proceso patológico de inflamación de la mucosa
intestinal (9). Tanto es así que hoy
constituye una diana proritaria en
las
estrategias terapéuticas en fase de investigación.
Tubo Digestivo
La
hemorragia digestiva alta (HDA) que consiste en la pérdida de
sangre
hacia la
luz del tubo digestivo en una
zona comprendida
entre
el
esfínter esofágico superior
y el ángulo de Treitz constituye
un motivo frecuente de consulta.
Este sangrado puede proceder de órganos digestivos o de estructuras adyacentes que vierten su contenido en esta localización,
por conductos naturales
(árbol
biliopancreático) o patológicos (fístulas
espontáneas, traumáticas o
quirúrgicas). (Comte, 2016). Se manifiesta clínicamente por hematemesis, melena y otros tipos de sintomatología,
independientemente de la lesión de
origen, diferenciándose sólo por
su magnitud, evidenciable a través de la presencia o ausencia de
compromiso hemodinámico y magnitud
del mismo.
En
principio, toda HDA franca debe considerarse como potencialmente grave, y por lo tanto, merecedora de
esfuerzos diagnósticos y terapéuticos intensos. La
morbilidad y mortalidad
de los pacientes se relaciona con ciertos factores de riesgos, como la edad, enfermedades asociadas
magnitud de la hemorragia, origen de la misma, alcoholismo, ingesta de medicamentos, etc.
(Comte, 2016). Otros factores principales que influyen en la aparición de HDA son la infección por Helicobacter pylori y la administración de antiinflamatorios no esteroideos.
Las lesiones agudas de la mucosa gástrica constituyen el 20% de
las causas de HDA y se asocian a
la toma de AINE, alcohol, o estado crítico del enfermo
con ventilación mecánica,
10 coagulopatía,
lesiones neurológicas graves, politraumatizados,
etc.
La
esofagitis, síndrome
de Mallory-Weiss, lesiones vasculares, neoplasias esofagogástricas, fístula aortoentérica y hemobilia son causas menos frecuentes. Los
procedimientos diagnósticos disponibles son la
anamnesis y exploración física, hemograma, bioquímica, estudio de coagulación, colocación de
sonda nasogástrica y lavados, panendoscopia oral,
radiología baritada, angiografía, gammagrafía
con sulfuro coloidal o hematíes marcados y la laparotomía exploradora. (Comte, 2016).
La esofagogastroduodenoscopía tiene un papel decisivo en
la evaluación diagnóstica y manejo terapéutico de la HDA. La seguridad, refinamiento anatómico, y su capacidad para obtener
muestras de tejido soportan su uso como principal instrumento diagnóstico. La amplia diversidad
de instrumentos endoscópicos disponibles permite
ampliar su aplicación diagnóstica y terapéutica a un amplio rango de patologías, tanto benignas como neoplásicas, precisando de esta manera la causa y el origen de la hemorragia en la mayoría de los casos (90 - 95%), con una incidencia de complicaciones menor del 0,01%.
Desde esta perspectiva se logra
entender que
la hemorragia digestiva es causa
importante de morbilidad y mortalidad en el mundo, cuyas incidencias son
difíciles de determinar
a pesar de la gran cantidad de reportes que se encuentra de la literatura
médica. Estudios poblacionales de las décadas del 60 y 70 estiman
tasas anuales de
hemorragia
digestiva alta que van desde
48 a 144 episodios por
100,000 habitantes. En los Estados Unidos de Norteamérica es
responsable de cerca de 300,000 admisiones
al año. Estudios recientes sugieren que estas cifras no reflejan la
realidad ya
que no consideran las hemorragias
digestivas que se
producen durante la hospitalización; las cuales podrían alcanzar hasta el 50% de los episodios de hemorragia digestiva.
(Comte, 2016).
Su etiología es variable, siendo las causas más frecuentes de hemorragia digestiva
alta la enfermedad ulcero
péptica que representa el 50% de los casos, seguida
de las lesiones agudas
de mucosa digestiva, las várices esofágicas y por último el
síndrome de Mallory Weiss. La
mortalidad debido a hemorragia
digestiva alta no ha variado en los últimos 50 años y permanece
entre 8 a 10%, a pesar de
los avances en la terapia farmacológica, intervención endoscópica
y manejo en unidades de cuidado
intensivo, lo que se atribuiría a la
cada vez
mayor proporción de
pacientes mayores de
60 años, muchos de
los cuales se
presentan con otras enfermedades
concomitantes.
(Comte, 2016).
Sin embargo, en los países occidentales
la incidencia de
Hemorragia
Digestiva Alta es de 100 a 150 casos por 100,000 habitantes al año; con una mortalidad del 10 al 14%; constituyendo la principal urgencia gastroenterológica. Desde el punto de vista
de su gravedad, la hemorragia gastrointestinal puede abarcar desde la forma masiva aguda hasta las pérdidas sanguíneas crónicas
e intermitentes; pudiendo la hemorragia digestiva alta aguda manifestarse de tres maneras: hematemesis, melena
y hematoquecia; estas formas de presentación dependen de la
magnitud del sangrado, evidenciado a través de manifestaciones clínicas del compromiso hemodinámica.
(Comte, 2016).
Factores endoscópicos con
carácter Pronóstico
Los parámetros
endoscópicos
que tienen valor
predictivo sobre la evolución de la hemorragia, especialmente en los pacientes con HD secundaria
a úlcera, son los siguientes: ü Sangrado activo arterial, en chorro o babeante (frecuencia de recidiva hemorrágica del 85 %).
(Rentnz, 2017)
Vaso visible no sangrante
(protuberancia pigmentada, roja, azul o púrpura, situada en el
fondo del cráter ulceroso). Se trata de la propia arteria que hace prominencia, de un pseudoaneurisma arterial o de un coágulo rojo taponando el vaso arterial (frecuencia de recidiva
hemorrágica del 35-55 %). Coágulo rojo taponando la lesión (frecuencia de recidiva hemorrágica del
25 %).
Métodos de Diagnóstico
El método diagnóstico habitual es la endoscopia alta y con menor
frecuencia la
arteriografía, la enteros
copia, la gammagrafía
y la endoscopia peroperatoria.
Arteriografía. La
indicación de la arteriografía se halla limitada a aquellos pacientes con HDA que presentan una hemorragia persistente y no ha podido localizarse
su origen por endoscopia alta o baja, y que, por su gravedad, resulta necesario llegar a un diagnóstico de la lesión. Para que
esta técnica sea rentable, desde un punto de vista diagnóstico, es condición
imprescindible que al inyectar el contraste se esté produciendo
una extravasación sanguínea activa en
una cantidad
mínima de 0,5
ml/min. Rentnz,
2017).
La
arteriografía, además de su valor diagnóstico, también
puede tener una utilidad
terapéutica, actuando sobre
la lesión sangrante; para ello se debe practicar primero una arteriografía selectiva y una
vez localizado
el vaso sangrante se procede a la
embolización
de éste mediante gelfoam o esponja de gelatina. Una indicación clara
de esta técnica es el caso de hemobilia, aparecida
como
complicación de una biopsia
hepática. Rentnz, 2017=.
Enteroscopía. Se realizará cuando se
haya
descartado el origen gastroduodenal por
gastroscopía y del colon por
colonoscopia. Es una técnica delicada y precisa de sedación del
paciente. Además, nos permitirá visualizar el intestino delgado. Gammagrafía marcada con
tecnecio En esta exploración la acumulación del radioisótopo en el lugar de la hemorragia puede ser
detectada por el
contador gamma. Rentnz, 2017).
Se utilizará en aquellos casos de HD de
origen no aclarado. Gastroscopía
Deberá practicarse
a todos los pacientes con HDA confirmada por
la presencia de hematemesis y/o
melenas o salida de sangre por la sonda nasogástrica. Se procurará realizarla precozmente, una vez se haya
logrado remontar al paciente
y cuando éste se
encuentre
estable hemodinámicamente. Siempre que sea posible
se efectuará con sedación del paciente. La realización de una endoscopia urgente y el momento preciso para llevarla
a cabo se sopesarán cuidadosamente en pacientes con
síndrome de deprivación alcohólica o enfermedades asociadas graves, tales como insuficiencia
respiratoria, cardíaca o de
miocardio reciente. El informe endoscópico deberá describir: tipo, tamaño y localización de las lesiones; estigmas de
hemorragia reciente; presencia o ausencia de sangre fresca o digerida en el tracto
digestivo explorado Rentnz,
2017).
Tabla
1. Estigmas endoscópicos de Hemorragia
Reciente
Fuente:
Rentnz,
2017).
La gastroscopía urgente debe realizarse en el plazo más breve
posible, ya que existe una correlación directa entre la eficacia del diagnóstico endoscópico y el tiempo transcurrido desde el
inicio
de la hemorragia. Rentnz,
2017).
La endoscopía digestiva alta es
un elemento de gran utilidad en el manejo de los pacientes
que tienen una hemorragia digestiva. Sin embargo, el mejor momento para realizarla debe ser definido clínicamente de modo de obtener no solamente la posibilidad de un adecuado diagnóstico, sino también una adecuada acción terapéutica si está indicada. Es necesario tener presente que entre el 70 y el 80% de los pacientes que tienen una hemorragia digestiva alta de causa no variceal,
se detiene espontáneamente. Rentnz, 2017).
Por lo tanto, el paciente debe ser ingresado en una
unidad de cuidados intermedios y monitorizado cuidadosamente; si en las próximas horas se
observa que el paciente se estabiliza
hemodinámicamente, será muy útil darle agua
por boca, de manera que lave
su estómago y la
endoscopía podrá ser realizada
dentro de las próximas 8 ó 12 hrs, si por el contrario pese a las medidas de reanimación el paciente
se mantiene inestable hemodinámicamente, dependiendo
de volumen, con tendencia a la hipotensión o presenta sangrado activo externo (nueva hematemesis o
sangre fresca por el recto), unido a inestabilidad hemodinámica, ese paciente requerirá una endoscopía inmediata. Rentnz, 2017).
Valoración Pronóstica
Tanto antes como
después
de la endoscopia se debe realizar una valoración
pronostica. Como instrumento de soporte para
la estratificación se recomienda el uso de escalas pronósticas.
Las
más conocidas son las de Rockall y la de
Blatchford. La
escala de
Blatchford utiliza datos
clínicos y de
laboratorio, mientras que la escala de Rockall incluye
también variables endoscópicas. Una
puntuación de cero en la escala de
Blatchford permite identificar un pequeño
subgrupo de pacientes de muy bajo riesgo que podrían ser dados de alta incluso sin necesidad de realizar
gastroscopia urgente. (Carret, 2015).
En
relación con el estado hemodinámico del paciente es importante mantener vigilancia de signos vitales, los cuales nos permiten estimar las perdidas hemáticas y clasificar al paciente de acuerdo a
las alteraciones de los signos vitales, por lo que es recomendable el uso de
la clasificación de la hemorragia. Tras la endoscopia los
pacientes de bajo riesgo
de recidiva pueden
ser
dados de alta inmediatamente si cumplen los criterios adecuados. El alta hospitalaria temprana en estos pacientes reduce significativamente los costes y no aumenta las complicaciones
ni la mortalidad. (Carret,
2015).
Los criterios para el alta
precoz son: úlcera de base
limpia
o mancha
de hematina,
estabilidad hemodinámica, ausencia de enfermedades graves, fácil acceso al hospital y adecuado
apoyo familiar en
el domicilio del paciente. Por
otro lado, es necesario
ingresar a los pacientes de mayor
gravedad que son fundamentalmente aquellos con estigmas endoscópicos de alto riesgo que
han
requerido tratamiento endoscópico. Dado que la mayor
parte de recidivas acontecen durante
este período, se recomienda un
ingreso mínimo de 72 horas. (Carret,
2015).
Debe valorarse el ingreso de los pacientes con sangrados más graves en unidades de cuidados intensivos
o unidades de sangrantes, en especial si presentan inestabilidad hemodinámica y/o sangrado activa persistentes. (Carret, 2015) Los factores que
permiten identificar a los
pacientes de alto
riesgo de recidiva y
mortalidad
tras
el tratamiento endoscópico son:
Clínicos: edad
avanzada, comorbilidad
grave y shock hipovolémico
Endoscópicos: causa del sangrado (la úlcera péptica presenta un peor pronóstico
que las erosiones gastroduodenales o el síndrome
de Mallory-Weiss), úlceras de tamaño superior
La
probabilidad de recidiva hemorrágica
puede predecirse a partir de los estigmas
endoscópicos de alto riesgo descritos por Forrest. Así, en pacientes con sangrado activo y en aquellos con vaso visible no sangrante (Forrest I
y IIa, respectivamente) el tratamiento endoscópico reduce significativamente la probabilidad de recidiva, la necesidad de cirugía
urgente y la mortalidad. En caso de coágulo adherido (Forrest IIb) se recomienda lavado vigoroso
y realizar tratamiento
en función de la lesión subyacente. (Carret, 2015).
Si no se desprende el coágulo, se
recomienda
tratamiento mediante inyección a su través. Finalmente, ante una úlcera limpia o con mancha de hematina (Forrest III) no está indicado
tratamiento endoscópico ya que la probabilidad de recidiva es muy baja (< 5,0%)13. La utilización
de un second-look endoscópico a
las 12-24 horas de
la endoscopia inicial puede
ser útil en
pacientes con alto riesgo de recidiva
tras el tratamiento
endoscópico. Sin embargo, su uso
sistemático no resulta coste-efectivo, por lo que debe restringirse a
pacientes seleccionados.
(Carret, 2015).
Sangrado
Digestivo Alto SDA
El sangrado digestivo alto (SDA) se define como la presencia de sangre en el tracto digestivo alto, proveniente de la mucosa o vasos sanguíneos que se localizan
entre el esófago
y el
ángulo de Treitz. Las principales manifestaciones clínicas asociadas al SDA están dadas por la presencia de hematemesis, melena y en algunos casos hematoquezia, esta última relacionada con
sangrados que cursan con aceleración del tránsito
intestinal.
(Carret, 2015).
Esta
patología es un motivo frecuente de
consulta en urgencias, que
implica además
un importante número de ingresos tanto al área crítica de Urgencias, Unidad de
Cuidados Intensivos y hospitalización. La
mortalidad por esta causa es variable, se estima en 3,5% al 10,0% y
esta depende sobre todo de la edad del paciente y sus posibles
enfermedades asociadas, la cuantía del sangrado y
los hallazgos que
se encuentren
durante la realización del procedimiento endoscópico. (Carret, 2015).
El sangrado digestivo alto es autolimitado o cesa espontáneamente
en
el 80,0% de los casos. La causa más frecuente es la hemorragia por úlcera péptica (25,0% ulcera duodenal–23,0% ulcera
gástrica). Con este protocolo clínico buscamos normar el manejo hospitalario de los
pacientes que ingresan al área de Urgencias con el fin de unificar criterios que conlleven al manejo adecuado de
los pacientes con
sangrado digestivo
alto. (Carret, 2015).
Este
protocolo clínico es un instrumento normativo, de orientación eminentemente
de práctica médica, en el que
se busca unificar criterios y tener como resultado adecuado el manejo
del
paciente con sangrado digestivo alto; va dirigido a Médicos Gastroenterólogos,
Endoscopistas,
Emergenciólogos, Intensivistas, Médicos de
Familia
y de Atención Primaria, Imagenólogos
Intervencionistas y Cirujanos Generales de las diferentes unidades médicas del Sistema Nacional
de Salud. (Carret, 2015).
En
términos generales, el sangrado digestivo alto representa
la pérdida sanguínea situada por encima del ligamento de
Treitz; Clínicamente se manifiesta en forma de
hematemesis de sangre fresca o
en «poso de café», de melena o, con
menor frecuencia, como hematoquezia. El sangrado digestivo alto (SDA) tiene
una incidencia aproximada
de 50
a 150 cada 100.000 habitantes/año, presenta una mortalidad del 3,5%
al
10,0%, y de 33,0% en los pacientes hospitalizados por otra razón. La
hemorragia digestiva aguda constituye un problema
médico que conlleva
una significativa
morbilidad, mortalidad y un elevado consumo
de recursos sanitarios.
(Carret, 2015).
Melena:
Se define como la deposición de
heces negras, “pegajosas”, “alquitranadas” y
malolientes que hasta un 95,0%
constituyen un sangrado digestivo
alto (SDA) que indica una extravasación de
sangre procedente de tramos del tubo digestivo proximales al ángulo de
Treitz.
En el resto la sangre procede de tramos más distales (intestino delgado o colon derecho). (Salón,
2017).
Hematemesis:
Significa vómitos de sangre
que
puede ser de color rojizo si es reciente y negro o en
poso de café cuando
es sangre digerida. (Salón,
2017).
Sangrado
Digestivo Oculto:
El
sangrado digestivo oculto (SDO) hace
referencia a la presentación inicial de
un test de sangre oculta en heces (SOH) positivo y/o anemia ferropénica (AF), sin evidencia de sangre fecal visible por el paciente o el médico, mientras que
el
sangrado digestivo de origen incierto (SDI)
es
aquél que persiste o recurre
(por ejemplo, test de
SOH o AF recurrente o persistente o sangrado visible) tras
un estudio inicial endoscópico alto o colonoscopia. (Salón,
2017).
Arteriografía:
Se encuentra limitada a
aquellos pacientes con sangrado digestivo
alto persistente y no ha podido localizarse su origen por endoscopia alta o baja, y que, por su gravedad, resulta necesario
llegar a un diagnóstico de la lesión. Detecta una cantidad mínima de extravasación de sangre de
0.5
ml/min. También puede tener utilidad terapéutica actuando sobre la lesión sangrante. Entre las complicaciones
de la embolización
la
más grave es la isquemia intestinal. (Salón, 2017)
Cápsula
Endoscópica:
Tiene un mayor rendimiento diagnóstico como técnica
alternativa en el sangrado
digestivo de origen oscuro. En el sangrado digestivo
agudo está indicada cuando la gastroscopia y la colonoscopia son normales, juntamente con la arteriografía
o la
angiotomografia, y previa enteroscopía. (Salón,
2017).
Enteroscopía:
Se
realizará cuando se haya descartado el
origen gastroduodenal por
gastroscopia y del colon por colonoscopia. Es una técnica
delicada, requiere sedar al paciente y nos permitirá
visualizar el intestino delgado más allá del ángulo de Treitz. Y en caso de
hallar una lesión sangrante realizar
un tratamiento
endoscópico. (Salón, 2017).
Gammagrafía marcada con Tecnecio 99
Utiliza hematíes
marcados con tecnecio 99; la acumulación del radioisótopo en el lugar de
la hemorragia puede ser detectada con
el
contador gamma.
Es capaz de detectar sangrados con
extravasación baja 0.1 ml/min, con una capacidad de
diagnóstico que varía del 50,0-70,0%. Se
utilizará en aquellos casos de sangrado
digestivo de origen no aclarado. (Salón, 2017)
Tratamiento
Tratamiento inicial. Es primordial realizar una
historia clínica del paciente ingresado con HD y evaluar
su estado hemodinámico (presión arterial, pulso, diuresis), así como conocer la existencia de enfermedades asociadas graves y, muy especialmente, de enfermedad hepática
(ictericia, ascitis, encefalopatía). También, hay que
preguntar sobre las características del
sangrado: hematemesis y/o melenas. Se debe inquirir
sobre el antecedente de ingesta previa de
fármacos, especialmente AINE,
anticoagulantes
e ingesta de alcohol. (Salón, 2017).
La
restauración de
la volemia es el objetivo inmediato en toda hemorragia, prioritario
a la
recuperación de la anemia. Para
ello, se administrarán en el plazo más breve fluidos por vía
intravenosa, cuya cantidad y tipo
se decidirán en función de la situación del paciente. Con frecuencia debe hacerse incluso antes de la realización de la historia clínica detallada. Mientras se efectúan las pruebas de compatibilidad sanguínea previas a la administración de concentrados de
hematíes (CH), se pasarán soluciones cristaloides, si la situación hemodinámica del paciente
lo requiere. (Salón, 2017).
Estará indicado ante toda hemorragia importante colocar una vía venosa central y sonda
vesical. Se monitorizará al paciente, realizando controles frecuentes de presión arterial, frecuencia
cardíaca y respiratoria, presión venosa central, saturación de oxígeno
y diuresis horaria. La cantidad de unidades de CH
a transfundir estará en función de
las pérdidas estimadas, de la
persistencia de la hemorragia y de la situación general del enfermo. Se deben mantener unas cifras de
hemoglobina superiores
a 8 g/dl. (Salón, 2017).
La
administración de plasma o
plaquetas estará indicada únicamente cuando se detecte
un trastorno grave de la coagulación, lo cual ocurre en contadas ocasiones,
excepto en los pacientes que toman anticoagulantes. Los pacientes con hemorragia
grave
o riesgo probable
de recidiva hemorrágica
deben permanecer
ingresados en unidades de críticos o de
sangrantes. Cuando se sospecha
una HDA, o en caso de duda, se
deberá colocar una
sonda nasogástrica y, en caso de detectarse sangre
oscura o roja, se realizarán lavados
gástricos periódicos con el fin de conocer la evolución de la hemorragia y como
preparación previa
a la práctica de la gastroscopia.
Tratamiento endoscópico. Suele considerarse el método más eficaz para el control de la hemorragia ulcerosa aguda y según
el
aspecto de ella, la prevención de una hemorragia recurrente conforme lo demostró desde hace más de una década Cook
en 1992. Reduce
la mortalidad, sobre todo en pacientes de alto riesgo como lo ha señalado,
la American
Society for Gastrointestinal Endoscopy. A pesar de que en manos inexpertas las complicaciones, como agravar la hemorragia o provocar perforaciones puede llegar
hasta el 20%, en servicios especializados estas complicaciones son raras y se sitúan, en o en menos del 1%. Entre estos procedimientos debe consignarse en orden de posibilidades:
Terapia con inyecciones que representa la principal modalidad no térmica, utilizándose
adrenalina (1:10 000) etanol absoluto,
dextrosa al 50% en agua y aun
solución fisiológica.
La ejecución de abones alrededor de la lesión,
es la causa fundamental para detener el sangrado activo
de un vaso como lo señala también Cook.
La electrocoagulación monopolar no es la más adecuada, por la adherencia del tejido; en la zona donde se
ha producido la
electricidad; mejor resultado da
la electrocoagulación bipolar o multipolar, pero
con la misma atingencia.
Sonda térmica, llamada también probeta caliente, con su extremo cubierto de un material de teflón impide la adherencia del tejido y el éxito de este procedimiento está en la aplicación directa con la sonda para obtener el taponamiento del vaso sangrante y el uso de una corriente de calor medido en Jules y limpieza de la
zona comprometida con la ayuda de
un chorro de agua regulado
automáticamente,
también
posibilita aplicaciones repetidas
obteniéndose mejores resultados.
La aplicación de rayo láser es procedimiento caro, poco práctico para detener el sangrado
sustituible por otros métodos. Algunas unidades especializadas cuentan con
argón plasma, que por su fácil manejo es de mucha utilidad para lesiones difusas, como es el caso de
la gastropatía hipertensiva sangrante.
La probeta caliente y aun la inyecto terapia son procedimientos que dan mejor resultado, en caso de sangrado arterial, mientras que el argón
plasma es más efectivo en las
lesiones difusas ya mencionadas.
Las bandas elásticas son útiles en caso de hemorragia en el estómago por lesión
de
Dieulafoy. Su
aplicación será comentada en la hemorragia váriceal.
El tratamiento con láser o hemoclips
da resultados iguales o ligeramente
superiores a los obtenidos con las otras modalidades, pero las sondas térmicas o bipolares y las inyecciones, de prácticamente
cualquier sustancia, son los métodos preferidos debido a su menor complejidad,
asequibilidad y a
la mayor experiencia
con su aplicación.
Debe señalarse, en términos generales, que la mortalidad, si bien puede disminuir con métodos más sofisticados y técnicamente más complicados, no han influenciado, en gran
manera en los resultados; lo más importante es impedir
la exanguinación, adecuada
reposición de volúmenes, transfusión en el momento oportuno,
diagnóstico certero y procedimientos
más asequibles.
Tratamiento Farmacológico
Se emplea los inhibidores de la bomba de protones, en razón de que el aumento
del pH promueve la agregación de plaquetas y que el pH ácido retraza la coagulación dando lugar a la disolución del coágulo, como lo demostró Patchett. El omeprazol en dosis de
80mg por vía intravenosa después del tratamiento
endoscópico, seguido de la infusión de 8mg/hora durante 72 horas y de 40mg por vía oral cada 12 horas durante 5 días, reduce en grado significativo la tasa de
recurrencia, en pacientes intervenidos quirúrgicamente o en aquellos con vaso sanguíneo
visible no sangrante o con coágulo
adherido, en el caso en que no hayan recibido terapia endoscópica. Si bien en este último procedimiento, en algunos estudios no ha demostrado beneficios sustanciales, en
la práctica debe ser utilizado. (Salón,
2017).
Tratamiento Quirúrgico
Está reservado, sobre todo para pacientes con hemorragia recurrente, en los que fracasó
el
tratamiento endoscópico estándar.
Tener
en
cuenta, que la mortalidad operatoria es muy alta,
del
5 al 10%, debido a que los pacientes sometidos a cirugía
son generalmente de alto riesgo (edad, cuantía
de la hemorragia, cantidad de transfusiones empleadas, enfermedades comórbidas, etc.). Cuando la cirugía
está indicada, no debe recurrirse a la observación armada, porque esta pueda ser más bien una actitud por
falta
de decisión rápida y oportuna
tomada por el equipo médico quirúrgico.
Es peligroso la exsanguinación y aun el exceso de sangre transfundida. (Salón, 2017).
Fracaso de tratamiento inicial
e indicaciones Quirúrgicas
En
caso de recidiva, está
indicada una segunda gastroscopia y tratamiento endoscópico repetido. Un segundo tratamiento endoscópico es igual de
eficaz
que la cirugía y tiene menor mortalidad y, en consecuencia, reduce
la necesidad de
cirugía y el número de
complicaciones. Si
fracasa o no es posible un segundo tratamiento endoscópico,
la angiografía con embolización selectiva es igualmente eficaz y presenta menos efectos adversos que la cirugía; está especialmente indicada en pacientes de alto riesgo quirúrgico.
Si no
es
posible o tampoco se controla
la hemorragia, la alternativa final
es la cirugía. (Salón, 2017).
Fármacos y manejo pos-tratamiento Las 3 medidas fundamentales para evitar
la recidiva
tras la HDA por úlcera péptica son el diagnóstico
y tratamiento de la infección por H. pylori y la adecuada gastro protección en pacientes que requieren tomar AINE y recomendaciones sobre anticoagulantes.
(Salón,
2017).
Infección
por H. pylori:
la curación de la infección reduce de manera muy marcada las tasas de recidiva
hemorrágica. Por
ello, debe
investigarse y tratarse la infección en todos los pacientes con SDA por úlcera péptica, duodenitis o gastritis erosiva. Si está presente, se debe tratar
y confirmar su erradicación. (Salón,
2017).
Los test para H. pylori (ureasa,
test del aliento o
biopsia) realizados
durante el episodio agudo presentan a
menudo resultados falsamente negativos. Esto es probablemente atribuible al tratamiento con IBP administrado al ingreso y quizás a la presencia de sangre
en el estómago. Por lo tanto, todo test negativo para H. pylori,
realizado en fase aguda de la hemorragia, debe
ser confirmado mediante
un segundo test diferido realizado en condiciones óptimas Dada la
alta prevalencia.
(Salón, 2017).
AINE:
Los pacientes con historia previa
de hemorragia digestiva alta que requieran un AINE deben tratarse con un inhibidor selectivo
de la
COX-2 (p.ej. celecoxib) asociado a un
inhibidor de la bomba de protones. (Salón, 2017)
Anticoagulantes: Después de
la gastroscopia, la
decisión de reiniciar el tratamiento
anticoagulante se debe individualizar. En general, se puede considerar reiniciar la anticoagulación cuando
el riesgo de eventos tromboembólicos supera el riesgo de desangrado. Esto sucede habitualmente
a las pocas
horas tras el tratamiento endoscópico de la lesión sangrante. Durante el
ingreso se recomienda iniciar heparina de bajo peso molecular y en casos excepcionales de muy alto riesgo de eventos tromboembólicos (por ejemplo: pacientes portadores de prótesis mitrales
metálicas) utilizar heparina sódica. (Salón,
2017).
Se prefiere
la heparina a los anticoagulantes porque
el
efecto anticoagulante de la heparina sódica revierte muy rápidamente al suspender la administración endovenosa. Además, en caso necesario, el efecto anticoagulante puede revertirse con sulfato de
protamina. La heparina y bajo
peso molecular tiene una vida
media algo más
larga (alrededor
de
12 horas). (Salón, 2017).
Pasos a seguir en
el diagnóstico de Patologías
de Tubo
Digestivo
1.
Escuche atentamente
las quejas del paciente
Permita
que el paciente se exprese con
sus propias palabras.
Describa la enfermedad
actual
e inicio de los signos y síntomas.
Escriba lo
más
importante en el
expediente del
paciente.
2.
Examen Físico
Haga su
examen físico
completo.
Evalúe al
paciente de forma integral.
Realice evaluación por sistema.
Escriba los
hallazgos más
relevantes en el
expediente.
3. Escoja el Signo o Síntoma Relevante Principio o regla general:
Si el paciente tiene varios síntomas
y signos; escoja el más importante; según el
siguiente criterio:
▪ Escoja un signo (manifestación objetiva de la enfermedad; Ej.: membranas
mucosas pálidas) en vez de un
síntoma (manifestación subjetiva de
la enfermedad:
Ej.: fatiga).
▪ Escoja un signo o síntoma específico que aparece en un restringido número de enfermedades (ej.: dificultad para respirar) en vez de un signo o síntoma
general que aparece en
muchas enfermedades.
(ej.: fiebre)
▪ Escoja el signo o síntoma reciente más relevante, sin descartar aquellos que están presentes desde hace tiempo. Siguiendo estas instrucciones
se puede determinar un problema del signo o síntoma
relevante. Anote este síntoma
dominante en el expediente
del paciente.
4. Determine el Diagnóstico Luego de haber determinado el signo o síntoma dominante,
establezca el diagnóstico.
5. Decida
el Tratamiento Cuando haya determinado el diagnóstico según el listado,
siguiendo las flechas
podrá
decidir el tratamiento.
Hay varias decisiones
posibles:
Ciertos pacientes tienen enfermedades muy severas para ser tratados en un centro de salud del Primer Nivel. Este paciente debe
ser referido a un hospital.
Algunas veces
se puede empezar el
tratamiento
o administrar alguna
ayuda
de emergencia antes
de que el paciente
sea
referido al
hospital.
Para ciertas
enfermedades el
tratamiento
es bastante simple.
En
ocasiones el tratamiento
es más complejo.
6.
Prescriba un tratamiento y aconseje al paciente
Prescriba el tratamiento
según lo indicado en el diagnóstico o en el programa
de
tratamientos.
Explique al paciente cuál es su enfermedad y su tratamiento y si es
necesario porque el/ella debe
ser referido o debe
volver para seguimiento. Además, aconseje sobre nutrición, higiene
y cuidado en el
hogar.
Anote el tratamiento y consejos en el expediente
del paciente. Notifique
a la instancia correspondiente la
enfermedad
o evento.
Conclusiones.
Las enfermedades digestivas son trastornos del aparato digestivo, que algunas veces se
denomina tracto gastrointestinal
(GI). En la digestión, el alimento y las bebidas se descomponen en pequeñas partes (llamadas nutrientes) que el cuerpo puede absorber y usar como energía y
pilares fundamentales para las células. El aparato digestivo
está compuesto por el esófago (tubo
de alimento), el estómago, los intestinos
grueso y delgado, el hígado, el páncreas y la vesícula
biliar. Una enfermedad digestiva
es cualquier problema de salud que ocurre en el aparato digestivo. Las afecciones
pueden ir de leves a serias. Algunos problemas comunes
abarcan cáncer, síndrome del intestino irritable e intolerancia a la
lactosa.
Los exámenes para los problemas digestivos pueden abarcar colonoscopia, endoscopia de vías digestivas altas, endoscopia con cápsula, colangio
pancreatografía
retrógrada
endoscópica (CPRE) y ecografía endoscópica. Muchos procedimientos
quirúrgicos se llevan a cabo en el
aparato digestivo.
Estos abarcan intervenciones realizadas usando endoscopia,
laparoscopia y cirugía abierta. Se
pueden realizar
trasplantes de órganos en el hígado, el páncreas y el intestino delgado.
Muchos proveedores de atención médica pueden ayudar a diagnosticar y tratar
los problemas digestivos. Un gastroenterólogo es un médico especialista que ha
recibido formación adicional en el diagnóstico y tratamiento
de los trastornos
digestivos; esto, considerando que
el sistema digestivo juega
un papel fundamental en el mantenimiento general de
la salud y que la mucosa
digestiva es la puerta de entrada de una gran cantidad de antígenos, por ello es importante mantener la integridad
y funcionalidad
de la misma para que funcione
de una manera correcta.
El
tratamiento inicial a
seguir en paciente
con
afecciones del tubo digestivo en inicio se
basa enprimordial realizar una historia clínica del paciente ingresado con HD y evaluar su
estado hemodinámico (presión arterial, pulso, diuresis), así como conocer la existencia de enfermedades asociadas graves y, muy
especialmente, de enfermedad hepática (ictericia, ascitis, encefalopatía). También, hay que preguntar sobre las características del sangrado: hematemesis y/o melenas. Se
debe inquirir sobre el antecedente de ingesta
previa
de fármacos, especialmente AINE,
anticoagulantes e ingesta de alcohol.
Posterior a ello, y en base a lo observado se procede a realizar un tratamiento endoscópico, el cual suele considerarse el método más eficaz para el control de la hemorragia ulcerosa aguda y según
el
aspecto de ella, la
prevención
de
una hemorragia recurrente conforme
lo demostró desde hace más de una década Cook en 1992.
Reduce la mortalidad, sobre todo en pacientes de alto
riesgo como lo ha señalado, la American Society for
Gastrointestinal Endoscopy. A pesar de que
en manos inexpertas las complicaciones, como agravar la
hemorragia o
provocar perforaciones puede
llegar hasta
el
20%, en servicios especializados estas complicaciones son raras y se sitúan, en
o en menos del 1%. Entre estos procedimientos debe consignarse en orden
de posibilidades.
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la Investigación Científica. España: Luces.
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