Lissette Yesenia Rosero Ortega
a; Jorge Armando Rosero
Aguirre b; María
Stephania Limones
Moncada c; Elvis Rodrigo Soledispa Cevallos d
Obesidad
y síndrome metabólico en pediatría
Obesity and
metabolic syndrome in pediatrics
Revista Científica
Mundo de la Investigación
y el Conocimiento.
Vol. 3 núm. 4., diciembre,
ISSN: 2588-073X, 2019, pp. 456-478
DOI: 10.26820/recimundo/3.(4).diciembre.2019.456-478
URL: http://recimundo.com/index.php/es/article/view/670
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna
Tipo de Investigación: Artículo
de Revisión
© RECIMUNDO; Editorial Saberes del
Conocimiento,
2019
Recibido: 15/09/2019 Aceptado: 23/11/2019 Publicado:
30/12/2019
Correspondencia: karinaborjaa@gmail.com
a. Médico; Investigadora
Independiente; Guayaquil, Ecuador;
lissetterosero94@gmail.com
b. Especialista
En Imagenología; Doctor en Medicina y Cirugía; Investigador Independiente;
Guayaquil, Ecuador;
c. Médico; Investigadora
Independiente; Guayaquil, Ecuador;
sol-nia@hotmail.com d. Médico; Investigadora Independiente;
Guayaquil, Ecuador; elvisrsc09@gmail.com
RESUMEN
La obesidad infantil puede
acarrear complicaciones en cuanto al bienestar físico, social y emocional.
Precisamente, el síndrome metabólico (SM)
se
encuentra dentro de
las complicaciones físicas, y se trata
de una de las complicaciones de
la salud más comunes y
trascendentes por la obesidad.
En los últimos años, esta condición ha llamado poderosamente la
atención en la especialidad de pediatría, debido a los niveles alarmantes en que se ubica la prevalencia
de la obesidad infantil a nivel
mundial, a su vez se
vinculada con el incremento
en la demanda de productos ultraprocesados en países de bajo y mediano desarrollo, como es el caso de la vulnerable región latinoamericana, a
la que parece
estar
migrando este tipo de empresas. El
objetivo de este trabajo es hacer referencia de las fuentes bibliográficas que
de una manera práctica
sustenten, no solamente la relación inequívoca
entre la obesidad infantil y el síndrome
metabólico en estos, sino además expliquen de
qué se trata esté último. Los resultados obtenidos
bastaron para exponer
sobre
algunas definiciones respecto a la obesidad y la obesidad infantil, su
relación con el síndrome
metabólico y los aspectos asociados a esta particular condición tales
como causas, factores de
riesgo, complicaciones, prevención, diagnóstico y tratamiento. De la investigación se concluye que, al tener presentes en todo momento la multiplicidad de factores de riesgo (exógenos y endógenos)
que predisponen el síndrome metabólico, condición derivada
principalmente por la obesidad,
así como también pudiera ser debido a
la dislipidemia, hipertensión arterial y resistencia insulínica, entonces es más probable que
dicho síndrome sea abordado
de manera adecuada.
Palabras Claves: Obesidad visceral; Enfermedad cardiovascular; Dislipidemias; Resistencia insulínica;
Hiperglucemia.
ABSTRACT
Childhood obesity can lead to complications regarding physical, social and emotional well-
being. Precisely, the metabolic syndrome (MS) is within the physical complications, and it is one
of the most common and transcendent health complications due
to obesity. In recent years, this
condition has strongly called attention in the
specialty of
pediatrics, due to the alarming levels in
which the prevalence of childhood obesity is located
worldwide, in turn linked to the increase in
demand for products ultraprocessed in countries of low and
medium development,
as
is the case of the vulnerable
Latin American region, to which this type
of companies seems to be
migrating. The objective of this work is to refer to the bibliographic sources that in a
practical way support,
not only the unequivocal relationship between childhood obesity and the
metabolic syndrome in these, but also explain
what the latter
is about. The results obtained were
enough to present some
definitions regarding obesity and childhood obesity, its relationship with the metabolic syndrome and the aspects associated with this particular
condition such as causes, risk factors, complications, prevention, diagnosis
and treatment. The
investigation concludes that, having in
mind
at all times the multiplicity of risk
factors (exogenous and endogenous) that predispose the
metabolic syndrome, a condition derived mainly from obesity, as well as could be
due to dyslipidemia, arterial hypertension and insulin resistance, then it is more
likely that such a
syndrome is adequately addressed.
Keywords: Visceral obesity; Cardiovascular disease; Dyslipidemias; Insulin resistance;
Hyperglycemia.
Introducción.
De
acuerdo con Solís (2009),
el
fenómeno de la obesidad se
encuentra
vinculado con un cambio de
la dieta a nivel global, ya que la tendencia se inclinó hacia el consumo de alimentos con
un contenido calórico muy elevado; es
decir, altas
en carbohidratos y grasas y reducidas en
vitaminas, minerales y micronutrientes, y al mismo tiempo con una disminución en la actividad
física en razón del incremento de trabajos de naturaleza sedentaria, cambios en la forma de
traslado o transporte y aumento
de la urbanización.
(Pág. 87).
En el mismo orden de ideas, Ordóñez
& Pérez (2016) refieren que la obesidad infantil es uno de
los problemas que a nivel mundial viene
gradualmente perturbando tanto en países de bajos ingresos como también en aquellos de medianos ingresos, incidiendo más aún en la población que reside en el medio urbano. Es uno de
los problemas de salud pública
más comprometidos del presente siglo y su prevalencia esta aumentado a un ritmo inquietante. Así mismo aseguran que "Se trata de
un fenómeno multifactorial en el que
intervienen desde factores personales como la ingesta de alimentos inadecuada en cantidad y calidad, sedentarismo, hasta
los disruptores endocrinos, pasando por
factores familiares, la
condición socioeconómica, la
herencia o la epigenética." (pág.
4).
En 2016 la OMS calculó
que, a nivel mundial, más de 41 millones
de niños menores de cinco años eran obesos o con sobrepeso y casi la mitad de estos vivían en Asia
y una cuarta parte vivían en
África.
El número de niños
y adolescentes de edades comprendidas
entre los cinco y los 19 años que
presentan obesidad se ha multiplicado por 10 en el mundo en los cuatro últimos decenios.
Las conclusiones de
un nuevo estudio dirigido por el Imperial College de Londres y la
Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que, si se mantienen las tendencias actuales,
en
2022 habrá más población infantil y adolescente con obesidad que
con
insuficiencia ponderal moderada o grave. (OMS, 2017).
Con estos datos
iniciales no debe
ser
difícil comprender la idea que hasta no hace
mucho dejaba clara Perea
et
al. (2014), ya que reconociendo los destacados adelantos en cuanto a la anatomía micro y macroscópica, la
fisiología del tejido adiposo,
las expresiones clínicas sistémicas derivadas de la
obesidad y las estrategias de
su diagnóstico y tratamiento,
se atrevió a decir entonces que
la obesidad puede ser asumida como "una
enfermedad sistémica
causante de múltiples
complicaciones de fácil diagnóstico, de tratamiento frecuentemente complejo y con pocos
resultados" (Pág. 317).
Instituciones como Mayo Clinic son enfáticas al afirmar que
la obesidad infantil puede
acarrear complicaciones
en cuanto
al bienestar
físico,
social
y
emocional. El síndrome metabólico se
encuentra precisamente
dentro de las complicaciones
físicas, y al
respecto detallan:
El síndrome
metabólico es un grupo de trastornos que se presentan al mismo tiempo y aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular
y diabetes tipo 2. Estos trastornos incluyen aumento de
la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre, exceso de
grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos.
(Mayo Clinic, 2019).
Cornejo & Llanas (2013) en su obra han dejado claro que, es la población estudiada y la apreciación de los criterios diagnósticos lo que determina la variabilidad de la prevalencia del
síndrome metabólico
en
pediatría,
aunque obviamente
también
influye
en su volumen la epidemia mundial de
sobrepeso y obesidad
infantil. Así mismo,
estos tratadistas refieren
múltiples datos relativos a la magnitud de esta complicación obtenidos
de varios estudios previos
en
distintas regiones del mundo, por lo que
en
aras del propio contexto geográfico y la simplificación de la información que se procura aportar,
se ha considerado rescatar lo relativo a
las a aquellas cifras obtenidas en investigaciones
hechas en las proximidades de
la región
latinoamericana, tal es el caso de los estudios adelantados en Brasil, Chile y Bolivia, al respecto refirieron:
En el estudio de escolares de Maracai, Brasil, la
prevalencia del síndrome es de 3.6% en general, pero cuando se analiza por condición de peso, ésta es de 0.3% para los de
peso normal, de 10.7% para los de sobrepeso y de 34.5% para los de obesidad. […] En los estudios de Chile, Burrows y su grupo refirieron una
prevalencia de 4% en niños con sobrepeso y de 30% en niños
con
obesidad. […]
Caceres y colaboradores reportaron
en
niños de Bolivia, específicamente
hispanos con sobrepeso, 32.2% con
síndrome metabólico.
(Pág. 91).
Sin embargo, los autores no dejan
de lado mencionar que:
Hasta el 2009, en una revisión sistemática de la literatura en ocho estudios,
refieren
una prevalencia
que
va de 4.2 a 15.4%
con base en
los
criterios
de NCEPATPIII y de 4.5 a 38.7% según los criterios de la OMS y el componente con
mayor frecuencia
encontrado fue la hipertrigliceridemia. (Pág.
91).
El
objetivo de este trabajo es hacer referencia
de las fuentes bibliográficas que
de una manera práctica sustenten, no solamente la relación inequívoca entre la obesidad infantil y el síndrome metabólico en estos, sino además
expliquen de qué se trata este último, por eso, a continuación se inicia
presentando algunas definiciones
de obesidad y acepciones
sobre obesidad infantil, para luego enfatizar sobre los aspectos demostrativos del síndrome
metabólico en
pediatría, tales como
su origen, factores de riesgo,
complicaciones, prevención, diagnóstico y tratamiento.
Materiales y Métodos.
Las herramientas y materiales que fundamentalmente
sirvieron para el desarrollo de este
trabajo investigativo fueron: computadores personales con conexión a internet y cierta cantidad
de contenidos bibliográficos científico académico, consultados tanto de manera
física en la biblioteca
universitaria
y
otras privadas, como
también virtual,
mediante la
búsqueda de literatura
de la misma índole en
algunas bases de datos.
Mediante estos dos primeros procesos se ubicó y seleccionó un determinado cúmulo de información relativa a la
obesidad y el síndrome
metabólico en pediatría. Seguidamente,
ese material fue leído, interpretado, analizado tanto individual como colectivamente en algunos casos,
de manera tal que se discutiera de manera conjunta a fines de unificar criterios.
El diseño de
la investigación se delimita al documental, de
tipo
no experimental, a
nivel descriptivo, de corte transeccional y bajo una metodología de revisión, por lo que, en síntesis, el objetivo general del mismo se
enfoca en la
generación de un nuevo material bibliográfico en el que
se recogen las ideas
recientes de distintos
autores en
cuanto a la
temática antes mencionada.
Algunas de las referidas bases de datos que fueron consultadas son: Biblioteca Virtual de la Salud (BVS), PubMed, Medline
Plus, SciELO, Cochrane, Mayo
Clinic, LILACS,
entre otras.
Uno
de los procesos mencionados se trató de la búsqueda en las mencionadas bases de
datos, usando las expresiones “Obesidad pediátrica”, “síndrome
metabólico en pediatría”
y “obesidad y síndrome
metabólico en pediatría”, y filtros tales como: idiomas, español e
inglés;
periodo de publicación, entre
los años 2009 y 2019, ambos inclusive, salvo algunas excepciones; tipo de acceso, completo y abierto; área, salud, medicina, humanos, niños, pediatría; tipo de bibliografía,
artículos científicos, revisiones sistemáticas, guías clínicas, e-books, ensayos clínicos, estudios de cohorte, estudios de casos, consensos, protocolos, tesis de grado, posgrado y doctorado, noticias
científicas, boletines y/o folletos de instituciones
oficiales o privadas de reconocida trayectoria
en
el área de
la salud, medicina o científico académica, y demás, monografías y otros documentos que, a criterio del equipo, mostraran información de
interés en base
a la observación de la evidencia científica
referida
en
sus contenidos. Este proceso arrojó un
promedio de entre 3 y 42 resultado alusivos a
enlaces de fuentes.
El otro proceso respondió a la selección y clasificación de la literatura científico
académica físicamente disponible, teniendo en consideración criterios iguales o semejantes a los mencionados en el proceso antes descrito, siendo entonces a
partir de allí que el equipo
investigador le da la correspondiente lectura
y análisis
crítico de todo el contenido definitivamente seleccionado el cuál fue
tratado como evidencia, siendo así que en consecuencia
de manera consensuada se alcanza el
fundamento de las ideas y planteamientos aquí expresados.
Resultados.
Con base en un reciente aporte de Castagnari (2019) para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se comprende y en mayor medida, de allí puede asumirse que
la problemática asociada al tema de la obesidad en pediatría bien puede estar contextualizado en
el marco
de la siguiente exposición:
La
malnutrición, en todas sus formas, es la principal causa de
problemas de
salud a nivel global. La obesidad, en particular, ha crecido de manera alarmante, poniendo en riesgo muchos de los avances en salud que han logrado incrementar la expectativa de vida a nivel mundial, por
lo que es urgente
abordar
la situación como un problema
prioritario de salud pública. Se ha observado que la demanda de productos ultra procesados disminuye en países de altos ingresos,
pero va en aumento en regiones más vulnerables como América
Latina. Se ha verificado una relación inversamente proporcional entre el PBI de los países y el consumo de esos productos,
que explica por qué las grandes compañías productoras están virando sus esfuerzos y su aparato de mercadeo hacia estas regiones. Estas
tendencias,
entonces, resaltan la necesidad de
tomar
acciones concretas en los mercados emergentes, más atractivos para
las productoras de alimentos de bajo valor
nutricional y con poblaciones más vulnerables.
Aunque América Latina es una de
las regiones del mundo que más avances ha logrado en la lucha
contra la desnutrición crónica, es
también una de las zonas más afectadas por el aumento del sobrepeso y la obesidad, que alcanza al 7,3% de los menores de 5 años (cifra que supera ampliamente la media mundial del 5,6%) (Castagnari, 2019).
La
obesidad es una enfermedad inflamatoria, sistémica, crónica y recurrente, caracterizada
por el exceso de grasa
corporal y un sinnúmero de complicaciones
en todo el organismo. Está directamente relacionada con el desarrollo y evolución
de enfermedades como diabetes
mellitus tipo 2, enfermedad
cardiovascular,
algunos tipos de cáncer, hipertensión arterial
sistémica y otras. (Perea et
al.; 2014; Pág. 317).
Particularmente, la posición del Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) sobre la obesidad en general y la obesidad infantil expresa que:
En términos simples, la
obesidad se puede definir como una condición
de acumulación
excesiva o anormal de grasa en el tejido adiposo (graso) del cuerpo que conlleva riesgos e implicaciones para la salud. El sobrepeso y la obesidad se determinan a menudo a través del índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) por la altura (en metros) al cuadrado (kg/m2). […] En el caso de los niños y las niñas, los límites del IMC para el sobrepeso y la
obesidad dependen de la edad y el género. Existen diferencias entre los
patrones de crecimiento de los niños y
las niñas que repercuten en la composición corporal y, por
tanto, en el límite que indica si un niño o una
niña presenta obesidad o sobrepeso. […] La
obesidad infantil no se debe
a una única causa y el desequilibrio energético responde a la compleja interacción de varios factores (de riesgo), como el estilo de vida y el comportamiento,
la genética, el entorno
y la medicación, que se analizan más abajo. La dieta, el estado de salud y
los comportamientos de estilo de vida de la madre también son indicadores importantes de la
salud del nonato (EUFIC,
2017).
Hasta hace relativamente poco, la
OMS publicó las nuevas directrices para
profesionales de la salud en relación al problema de la obesidad infantil, al que por cierto se refiere como " una
epidemia global que afecta tanto a
los países ricos como a
los menos desarrollados". Por cierto,
dichas pautas coadyuvan en el alcance de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible, y además pertenecen al Plan de
aplicación integral sobre la nutrición materna, infantil y del niño pequeño. La organización dejó claro que, de no adelantar acciones, un mayor riesgo de sufrir una variedad de enfermedades potencialmente peligrosas será padecido por
los niños. Por ello ha insistido en que se proporcione la consejería
"a los padres y cuidadores sobre nutrición y actividad
física, incluyendo la promoción y apoyo para la lactancia materna" (OMS, 2017).
Síndrome metabólico
"El
SM también se conoce como síndrome de resistencia
insulínica (RI) o síndrome X. Es
un conjunto de alteraciones que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes
tipo 2." (García, 2015).
Güemes & Muñoz (2015) lo definen como "un conjunto de
factores de riesgo, que
requieren la presencia de obesidad de predominio central, dislipidemia, hipertensión arterial y resistencia a la insulina, todos ellos, predictores de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2
en el
futuro." (Pág. 428).
Herrera
(2015) ha indicado que:
Existen varias definiciones para el diagnóstico de este síndrome. Cook, en un
intento de unificar criterios, propuso una definición pediátrica de este, modificando los criterios establecidos por la
ATP-III [Adult Treatment Panel III - Ver
Tabla
1.], la cual ha sido muy
utilizada en nuestro medio. Lo más relevante en esta clasificación es que ha puesto en evidencia que, si bien la prevalencia del síndrome es en general baja durante la infancia y adolescencia, no sucede
lo mismo cuando los niños estudiados padecen de obesidad
o sobrepeso. (Pág. 84-85).
En la literatura pediátrica se han realizado diversos intentos de caracterización
del SM pediátrico con un significado similar al SM del adulto. Las dificultades para
concretar una definición ampliamente aceptada de SM en la infancia y adolescencia son debidas en parte
a la falta de valores normativos que
puedan aplicarse en todo el mundo, a diferencias
étnicas, valores
normativos para las diferentes edades pediátricas, la ausencia de
un rango de normalidad para
la insulina en la infancia y la RI fisiológica de la pubertad. (Marta & Joan,
2019, pág. 287).
Causas
García (2015) detalla que
todavía no están definitivamente claras las interrelaciones entre los
5 elementos del SM tales como: obesidad abdominal, glucemia, presión arterial, triglicéridos
y HDL-colesterol; y el rol de
la RI, sin embargo, se
cree que
ésta última es principal responsable
del síndrome ya que:
la RI se involucra en la patogénesis de la hipertensión arterial (aumenta la absorción renal de sodio y la actividad adrenérgica
y antagoniza la acción del óxido
nítrico) y de la dislipemia aterogénica
(produce hipertrigliceridemia, descenso de
colesterol-HDL y cambios
cualitativos
en las partículas de
LDL-colesterol (unido a lipoproteínas
de
baja densidad),
haciéndolas más pequeñas
y
densas, mucho más aterogénicas). Hablamos de RI cuando la acción de esta hormona, la captación de glucosa por los tejidos periféricos y la supresión de
la liberación de
glucosa del hígado, se ve dificultada. En condiciones normales la RI se acompañará de una hiperinsulinemia por secreción aumentada compensadora
para
mantener la adecuada
homeostasis de la glucosa. Antes de observar hiperinsulinemia basal, ya existe postprandrial. La captación celular de glucosa mediada por insulina varía entre una y diez veces en los sujetos sanos. Un 50% aproximadamente de esta variabilidad puede atribuirse
a factores exógenos (hábitos de vida) y el otro 50% a características endógenas del individuo (Pág. 73-74).
Los factores exógenos a los se refiere el autor son: sobrepeso y la obesidad, ganancia
ponderal rápida, inactividad física, dieta, estrés psicosocial, la falta de sueño y la depresión, y el uso crónico de algunos medicamentos;
y entre los endógenos detalla: la raza, la pubertad, la predisposición
genética a la
RI y ciertos síndromes asociados con
RI.
Mayo Clinic
(2019) coincide igualmente con
los criterios mencionados al
inicio de la idea anterior, pero
de manera más sencilla, explica que:
En condiciones normales, el sistema digestivo
descompone los alimentos
que ingieres y
los transforma en azúcar.
La insulina es una hormona generada por el páncreas que ayuda
al ingreso del azúcar a las células para utilizarla como combustible. En las personas con resistencia
a la insulina, las células no responden normalmente a
la insulina y la glucosa no puede
ingresar a
las células con tanta facilidad. Como resultado, los niveles de glucemia aumentan incluso cuando tu cuerpo produce más insulina para intentar disminuir la glucemia.
Factores de
riesgo
Los siguientes factores
aumentan las posibilidades de tener síndrome
metabólico:
La edad.
El riesgo
de padecer síndrome metabólico
aumenta con la edad.
Origen étnico.
En
los
Estados
Unidos,
los
hispanos,
en especial las mujeres
hispanas, parecen tener el mayor riesgo
de desarrollar síndrome
metabólico.
Obesidad.
Tener sobrepeso, especialmente en el abdomen, aumenta el riesgo de síndrome metabólico.
Diabetes. Es más probable que tengas síndrome metabólico si tuviste diabetes durante el embarazo (diabetes
gestacional) o si tienes antecedentes familiares de diabetes
tipo 2.
Otras enfermedades. Tu riesgo de síndrome metabólico es más alto si alguna vez
tuviste enfermedad del hígado
graso no
alcohólico,
síndrome de
ovario poliquístico
o apnea del sueño. (Mayo
Clinic, 2019).
De conformidad al consenso en la Guía ALAD “Diagnóstico, control, prevención y tratamiento del Síndrome Metabólico en Pediatría” (2016),
otros
factores son mencionados
como predisponentes,
entre los que
figuran:
Ser
hijo de madre diabética o de madre con
diabetes gestacional.
Tener bajo peso al nacimiento (< 2.5 kg) así como el alto peso al nacimiento (> 4 kg).
Recuperación
ponderal a un ritmo muy rápido en los primeros meses
de vida.
Inicio de alimentación complementaria temprana (antes de
los 6 meses de edad).
Alimentación con leches industrializadas
en los primeros 6 meses de
edad.
Ser
hijo de padres con
obesidad.
No
realizar
ejercicio
ni actividad física.
Invertir más de 2 horas en
actividades sedentarias
(computadora, televisión, videojuegos, tareas escolares,
etc.).
Tener antecedentes familiares de DM2, HTA, infarto agudo de miocardio (IAM),
enfermedad vascular cerebral (EVC).
Comer más de
dos veces por semana fuera de casa.
Acostumbrar el consumo de bebidas que contienen azúcar como jugos, refrescos, etc.
El
bajo consumo de leche (menos de
dos raciones al día). (ALAD,
2016)
Complicaciones
Tener síndrome
metabólico
puede aumentar el riesgo de desarrollar
lo siguiente:
Diabetes tipo 2. Si no realizas cambios en el estilo de vida para controlar tu
exceso de peso, puedes desarrollar resistencia a
la insulina, que puede causar un aumento en los niveles de
azúcar en la sangre. Finalmente, la resistencia a la insulina
puede provocar diabetes
tipo 2.
Enfermedades del
corazón y circulatorias.
El
nivel
de
colesterol
alto
y
la
hipertensión arterial pueden contribuir a la acumulación de plaquetas en las arterias. Estas plaquetas estrechan y endurecen las arterias, lo que puede producir
un ataque cardíaco o un accidente
cerebrovascular. (Mayo
Clinic, 2019).
Prevención
Un compromiso de por vida con un estilo de vida saludable
puede prevenir las afecciones
que causan el síndrome metabólico. Un estilo de vida
saludable incluye lo siguiente:
Hacer
actividad física al menos
30 minutos la mayoría de los días.
Comer muchas
verduras, frutas,
proteínas magras y
cereales integrales.
Limitar la
sal y las grasas saturadas
en tu dieta.
Mantener
un peso
saludable.
No
fumar. (Mayo Clinic,
2019)
Diagnóstico
Según
las pautas del National Institutes of Health (Institutos Nacionales de Salud), se
padece del síndrome
metabólico cuando están presentes tres o más de los siguientes rasgos o se
toman
medicamentos para controlarlos:
Circunferencia grande de cintura: una cintura que mide al menos 35 pulgadas (89 centímetros) en el caso de las mujeres y 40 pulgadas (102 centímetros) en el caso de
los hombres.
Niveles
elevados de triglicéridos: 150 miligramos
por decilitro (mg/dl)
o 1.7 milimoles
por litro (mmol/l)
o niveles superiores
de
este tipo de grasa en
sangre.
Colesterol de lipoproteínas de alta densidad
(HDL) o "bueno" reducido: menos de
40
mg/dl (1.04 mmol/l) en los hombres o menos de 50 mg/dl (1.3 mmol/l) en las
mujeres.
Hipertensión
arterial: 130/85 milímetros de
mercurio (mm Hg) o más.
Glucemia en ayunas
elevada:
100 mg/dl (5.6 mmol/l)
o más. (Mayo Clinic, 2019) Cornejo & Llanas (2013)
refieren que,
desde
2007
la
Federación
Internacional de
Diabetes (IDF) estableció los criterios diagnósticos del SM para
la edad pediátrica (ver Tabla 1.), considerando la obesidad abdominal, la hipertrigliceridemia, la hipertensión
y la disminución de C-HDL principales componentes de esta, así como también,
factores adicionales tales como: el
estado proinflamatorio, hiperuricemia, aumento
de leptina y microalbuminuria.
Tabla 1. Criterios
diagnósticos del síndrome metabólico
en niños y adolescentes
Fuente:
Recuperado de "Síndrome metabólico
en
niños y adolescentes " de Moreno, L.; Velasco,
C. & Matallana A. (2014),
Gastrohnup. Vol. 16, N° 2. Pág.
123
Tratamiento
Si
los cambios radicales como dieta y ejercicio no son suficientes, tu doctor puede sugerir
medicamentos para ayudar a controlar presión arterial, colesterol y nivel de azúcar en sangre.
Hacer
actividad física con
regularidad.
Pérdida de peso.
Alimentarse sanamente.
No
fumar.
Reducir
o controlar del estrés.
(Mayo Clinic, 2019).
En este
sentido, Güemes
&
Muñoz
(2015) limitan su disertación al
tratamiento nutricional; que abarca el ejercicio físico y aspectos psicológicos, y tratamiento
farmacológico, haciendo énfasis en las recomendaciones para el tratamiento de Alteraciones de la tolerancia a la
glucemia-Diabetes tipo 2, dislipemias e hipertensión arterial, aunque respecto a la obesidad, ofrece consultar aparte un tema que lo trata más ampliamente en otra entrega allí referida. En concreto
se
extrae:
Se deben realizar
medidas preventivas, como cambios a estilos de
vida saludables, incluyendo las
medidas nutricionales y la actividad
física, con el objetivo de mejorar la sensibilidad a
la insulina y prevenir o corregir las alteraciones metabólicas y cardiovasculares asociadas. En cuanto a la composición de la dieta, se aconseja una dieta equilibrada, en la que
el porcentaje de calorías aportadas por cada uno de los principios inmediatos sea: 50% en forma de hidratos de carbono, 30%
de grasas y 20% de
proteínas. Las proteínas deben ser
de alto valor biológico. La grasa aportará ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles, y favorecerá la sensación de saciedad. Asimismo, los alimentos con bajo índice glucémico ayudarán a controlar
la sensibilidad a
la insulina y las alteraciones lipídicas, así como asegurar un aporte
extra de fibra que produce mayor
sensación de
saciedad y disminuye la ingesta energética. […] El ejercicio
físico regular puede mejorar la sensibilidad a la insulina en un 40% y disminuir la lipogénesis. Además, mejora los niveles de C-HDL y la función endotelial. Es útil para mantener la pérdida de peso y debe
ser individualizado, realizando 30-60 minutos de ejercicio aeróbico diario. Las
actividades sedentarias deben realizarse durante menos de 2 horas al día. […] Se
ha observado que los síntomas depresivos y el SM están unidos en ambas direcciones. Así, determinadas características psicológicas como la depresión y la hostilidad, pueden incrementar el riesgo para el desarrollo de SM. […] Los diferentes consensos y guías clínicas recomiendan el inicio del tratamiento farmacológico a
partir de los 10 años de edad o en varones al inicio de
la pubertad (Tanner II) y en mujeres tras la primera
menstruación, después de un tratamiento dietético adecuado de seis meses a un año, siempre
que los niveles de C-LDL sean superiores a 190 mg/dl o a 160 mg/dl y existan antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular o el niño tenga
dos o más factores de riesgo asociados. Entre los fármacos que podemos disponer en la infancia y la adolescencia están los siguientes;
Resinas de intercambio iónico (…) Estas sustancias no
tienen toxicidad
sistémica, ya que no se absorben, por lo cual son potencialmente seguras en
niños. […] Ezetimibe: se localiza en las microvellosidades del intestino delgado e inhibe la absorción de colesterol, reduciendo su paso hacía el hígado. Posiblemente, por su mecanismo de acción y la casi ausencia de efectos adversos, va a ser el sustituto ideal de las resinas, mucho peor toleradas y menos eficaces. Sería el paso inicial junto a
la dieta en el tratamiento de los hipercolesterolemias. Estatinas: disminuyen la síntesis endógena de colesterol mediante inhibición competitiva de la enzima HMG-CoA reductasa, enzima
limitante en la biosíntesis del colesterol. […] Fibratos: son sustancias químicas derivadas del ácido fíbrico (ácido clorofenoxiisobutírico). Actúan estimulando los receptores nucleares denominados “receptores activados de proliferación de los peroxisomas” (PPAR), en concreto los alfa. Dan lugar a
un aumento del catabolismo de las partículas ricas en TG y a
una disminución plasmática de
las concentraciones de VLDL y triglicéridos. Producen un aumento de HDL-C y una disminución moderada del LDL-C. Los más utilizados son: bezafibrato, fenabibrato y gemfibrozil. (Pág. 432 - 434).
Conclusiones.
Queda más que claro que, primero que nada, la obesidad infantil todavía se considera una carga para la salud física, el bienestar mental e incluso las economías a nivel global, de allí que lo que hoy día es más trascendente es
diagnosticarla, prevenirla y
tratarla de manera oportuna.
A pesar de
que existan considerables evidencias que
sustentes el descenso de
su prevalencia en
países desarrollados, al parecer la tendencia es inversa
en
países de bajo
y mediano desarrollo, como lo representan varios Estados de
la región latinoamericana, por
ello, es
posible atreverse a decir que
es
igualmente importante que esta complejidad sea
abordada de manera multidisciplinaria y en varios
niveles
en pro
del mejoramiento de la salud
pública.
Se recalca que, basados en la evidencia
probabilística
que sustenta la relación persistente entre
la obesidad en la etapa adulta con la pediátrica (aparte de otros probables padecimientos de salud), se vuelve
sumamente
importante prevenir la obesidad en la infancia
puesto que, en esa
etapa, por una parte, son más sensibles a la influencia de los mensajes del entorno,
y por la otra, se encuentran en medio de un proceso de establecimiento de
hábitos que
muy probablemente mantendrán
en la adultez.
En síntesis, al tener presentes en todo momento la
multiplicidad
de factores de riesgo
(exógenos y endógenos) que predisponen el síndrome
metabólico, condición derivada
principalmente por la obesidad,
así como también pudiera ser debido a
la dislipidemia, hipertensión arterial y resistencia insulínica, entonces es más probable que
dicho síndrome sea abordado
de manera adecuada.
Bibliografía.
ALAD. (2016). Guía ALAD
“Diagnóstico, control, prevención y tratamiento del Síndrome Metabólico en Pediatría”. Obtenido de ALAD-americalatina: http://www.alad-
americalatina.org/wp-content/uploads/2016/10/SX-METABOLICO-EN-PEDIATRIA.pdf
Castagnari, V. (Abril
de
2019). Obesidad: una cuestión
de
derechos de niños, niñas y
adolescentes. Recomendaciones de políticas para su protección.
Obtenido de UNICEF: https://www.unicef.org/argentina/media/4996/file/Obesidad,%20una%20cuesti%C3%B3 n%20de%20derechos.pdf
Cornejo, J., & Llanas, J. (2013). Epidemiología del síndrome metabólico en pediatría. Evidencia
Médica e Investigación en
Salud, 6(3), 89-94.
EUFIC.
(27
de Abril
de
2017). Revisión de la obesidad
infantil. Obtenido
de
EUFIC:
https://www.eufic.org/es/healthy-living/article/childhood-obesity-review
García, E. (2015). Obesidad y síndrome
metabólico en pediatría. En A. -A.
Primaria (Ed.), 12°
Curso de Actualización
Pediatría 2015. 3.0,
págs. 71-84. Madrid: Asociación Española de Pediatría
de
Atención Primaria. Recuperado el 10
de
12
de
2019,
de https://www.aepap.org/sites/default/files/cursoaepap2015p71-84.pdf
Güemes,
M., & Muñoz, M. (2015). Síndrome
metabólico. Pediatría Integral, 9(6), 428-435. Herrera, O. (Marzo de 2015). Síndrome metabólico en la infancia, evaluación dirigida a la
atención primaria de salud. Revista
Cubana de Pediatría, 87(1),
82-91.
Marta, M., & Joan, B. (2019). Obesidad y síndrome metabólico. Protoc diagn ter pediatr, 1(1),
285-294.
Mayo
Clinic. (20 de Junio de 2019).
Síndrome
metabólico.
Obtenido
de
Mayo Clinic: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/metabolic-syndrome/symptoms- causes/syc-20351916
Moreno, L., Velasco, C., & Matallana, A. (2014). Síndrome metabólico en niños y adolescentes.
Gastrohnup,
16(2),
121-131.
OMS.
(11
de
Octubre de 2017).
La
obesidad
entre los niños y
los adolescentes se ha multiplicado por 10 en los cuatro últimos decenios. Obtenido de Organización Mundial
de la Salud: https://www.who.int/end-childhood-obesity/es/
OMS. (04 de
Octubre de 2017). La OMS lanza nuevas directrices para combatir la epidemia de
obesidad infantil. Obtenido de Noticias ONU: https://news.un.org/es/story/2017/10/1387281
Ordóñez, Á., & Pérez, J. (Abril de 2016). Obesidad Infantil. Alimentación,
actividad física y medio ambiente. (C.
d. Sanidad, Ed.) Obtenido de SEAPA: https://www.seapaonline.org/UserFiles/File/Ayuda%20en%20consulta/2016/ObesidadInf antil%20WEB.pdf
Perea, A., López, G.,
Padrón, M., Lara, A., Santamaría,
C., Ynga, M., . . . . (2014). Evaluación,
diagnóstico,tratamiento y oportunidades de prevención de la obesidad. Acta Pediátrica
Mexicana, 35(4), 316-337.
Solís, J. (2009). Obesidad en la población pediátrica. Acta Pediátrica Costarricense, 21(2), 86 -
89.